Día octavo: Testimoniar por la hospitalidad
“¿Tenéis aquí algo que comer?” (Lc 24,41)
Gn 18, 1-8 Voy a buscar algo de comer para que repongáis fuerzas
Sal 146 (145) Hace justicia a los oprimidos y da pan a los que tienen hambre
Rm 14, 17-19 Busquemos con afán lo que contribuye a la paz y a la convivencia mutua
Lc 24, 41-48 Entonces abrió su mente para que comprendieran el sentido de las Escrituras

Comentario

Hoy, gracias a los medios de comunicación electrónica, todos estamos cercanos unos de otros en este planeta pequeño y superpoblado. Como en el tiempo de Lucas, numerosas son las personas y las comunidades que han tenido que abandonar sus casas y encontrar refugio en tierra extranjera. Nuestras comunidades han descubierto nuevas religiones y culturas extranjeras gracias a la llegada de fieles de las grandes religiones mundiales.

Durante la Semana de oración por la unidad de los cristianos, reconocemos en nuestro camino común hacia la unidad la hospitalidad y la fraternidad de los cristianos de todas las Iglesias. Cristo nos pide también acoger al extranjero y dejarnos acoger por él que es en adelante nuestro vecino. Queda claro que si no podemos ver a Cristo en el otro, entonces no podemos verlo de ninguna manera. La historia que se nos dice en el Génesis describe cómo Abraham recibió a Dios al abrir su casa y al ofrecer la hospitalidad a los extranjeros.

El Dios de toda la creación sostiene también al preso, al ciego y al extranjero. El salmo de hoy es una alabanza a Dios por su fidelidad eterna y por todo lo que hace por nosotros.

La carta a los Romanos nos recuerda que el Reino de Dios se realiza a través de la justicia, la paz y la alegría en el Espíritu Santo.

Cristo resucitado reúne a sus discípulos, come con ellos y lo reconocen. Les recuerda lo que las Escrituras decían de él y les explica lo que no habían comprendido hasta entonces. Así les libera de sus dudas y temores y los envía a dar testimonio de todo eso. Al crear este espacio de encuentro con él, les da recibir su paz, que implica la justicia para los oprimidos, la solicitud hacia los hambrientos, y el estímulo mutuo que son los dones del nuevo mundo de la resurrección. Como ellos, podemos encontrar a Cristo cuando nos ofrecemos a compartir nuestra vida y nuestros talentos.

Oración

Dios de amor, nos has mostrado tu hospitalidad en Cristo. Reconocemos que es compartiendo nuestros dones con los otros como te encontramos a ti. Danos la gracia de estar unidos cuando caminamos juntos y de reconocerte en cada uno de nosotros. Acogiendo al extranjero en tu nombre, haz que demos testimonio de tu hospitalidad y de tu justicia.

Cuestiones para la reflexión

1. ¿En qué medida el país donde vivimos se muestra acogedor hacia los extranjeros?

2. ¿Entre nosotros, cómo se acoge al extranjero? ¿Se le concede un espacio donde vivir?

3. ¿Cómo podemos manifestar la gratitud hacia los que supieron acogerlos mostrándose disponibles?

4. ¿Cómo la Cruz nos muestra que la hospitalidad de Dios es una hospitalidad vivida en el don total de sí?

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