Testigo de Cristo con Javier
Es el primer año que voy a celebrar la fiesta de las así llamadas ‘Javieradas’ y quiero expresaros mi cercanía y mi oración para que se siga manifestando la vida de fe que existe en el pueblo navarro y en tantas personas que se acercan a encontrar, en Javier, un respiro y fortaleza espiritual que provoca paz y amor. San Francisco de Javier es conocido en todo el mundo y la Iglesia le ha reconocido como uno de sus mejores hijos, no por menos le ha nombrado -junto con Santa Teresa del Niño Jesús- patrono de las Misiones. Todos los misioneros saben que tienen unos buenos valedores que siguen motivando, estimulando y animando a la acción misionera de todos los cristianos pero de modo especial a aquellos que están anunciando el Evangelio en tierras que aún no se le conoce.
Me siento muy orgulloso de estar en tierras navarras ejerciendo mi ministerio episcopal y la razón es porque los misioneros de esta tierra han sido los mejores embajadores de la misma en todo el mundo llevando el evangelio de Jesucristo a los rincones más recónditos donde ni siquiera habían oído hablar de Cristo. Son muchos aún los que se encuentran en diversas partes del mundo y vienen, con su bagaje de experiencia enriquecedora, a visitarnos y cuánto antes – a pesar de su larga edad- vuelven donde están dando su vida por los más desheredados de la tierra. Navarra tiene un aroma misionero que viene autentificado por tantos santos como Francisco de Javier.
Ruego a Dios que siga fortaleciendo a los misioneros que están fuera de nuestra Comunidad Foral y que muchos jóvenes descubran la grandeza de creer en Jesucristo y estén dispuestos a seguirle con ilusión y entrega generosa. Estoy seguro que el testimonio de todos los creyentes hará resplandecer la fe entre nosotros y que los distintos lugares de peregrinación, como Javier, la Virgen del Puy, La Virgen de Roncesvalles, San Miguel de Aralar, Santa Ana de Tudela y otros muchos nos motiven positivamente para no decaer ante las adversidades que se generan en nuestra sociedad.
Sabiendo que esto es fundamental no hemos de olvidar que, como cristianos, tenemos una cita permanente con Jesucristo al que no hemos de marginar. El Papa Benedicto XVI nos ha invitado a todos los cristianos a cuidar mucho mejor el domingo, es decir, a participar con la familia en la Eucaristía dominical y no como una simple obligación sino como una exigencia propia del cristiano que debe crecer en fe, esperanza y caridad. La vida cristiana o se alimenta o se pierde. Por ello invito a todos los cristianos-católicos de la Diócesis que fomenten en familia y en la relación con los demás este espíritu de responsabilidad cuya finalidad es sustentar el gran regalo de la fe que hemos recibido. Los Sacramentos son fuente de vida y de gracia que nos hacen ser testigos vivos de Jesucristo.
San Francisco de Javier llegó a ser testigo de Cristo porque centró su vida en Él. En esta época han cambiado, en comparación con la suya, muchas cosas pero no han cambiado las esenciales y fundamentales: la oración, la escucha de la Palabra de Dios, los sacramentos, el cuidado de los pobres… Tendremos más técnica pero el corazón sigue latiendo lo mismo y al mismo ritmo. Cambian los tiempos pero no cambia la sustancia.
Año tras año celebramos las Javieradas y aumentan los peregrinos y esto ¡por algo será! Ni el destructor materialismo, ni las fuerzas de las ideologías, vengan de donde vengan, lograrán hacer desaparecer lo que Dios ha sembrado y sigue sembrando en el corazón humano. La sed de infinito está en todos y las peregrinaciones nos estimulan para seguir sustentando este noble deseo que se convierte en lugar de encuentro con la persona de Jesucristo.
+ Francisco Pérez González,
Arzobispo de Pamplona y Obispo de Tudela
