Animo a todos los diocesanos para que estos días asistamos a los actos litúrgicos y a la catequesis plásticas de las procesiones que celebraremos en las distintas comunidades cristianas de nuestros pueblos, villas o ciudades. Es un buen momento de renovación espiritual donde contemplaremos el inmenso amor de Dios y que desde el Jueves Santo al Domingo de Resurrección nos irán mostrando el recorrido de la entrega generosa de Jesucristo que vino para salvarnos del pecado y darnos la gracia de su amor.

En la sociedad muchas cosas irían mejor si fuéramos dóciles a las enseñanzas de Cristo, él mismo nos dice que el mandamiento nuevo de ‘amarnos los unos a los otros’ regenera la humanidad y la sociedad, por otra parte nunca nos dejará huérfanos porque se hará presente entre nosotros con su amor y con la presencia sacramental en la Eucaristía y en el ministerio de los sacerdotes.

Durante el tiempo se despliega su amor vivo y presente en su Palabra y en los Sacramentos que significan realmente y eficazmente la fuerza de la presencia de Dios entre nosotros. Al contemplar a Cristo en la Cruz, Viernes Santo, nos dará valentía para sobrellevar las cruces de cada día. Su entrega generosa se asocia a nuestras debilidades, fragilidades y pecados para sacarnos del foso de la muerte y darnos vida. Sabemos por experiencia que nuestra existencia está asaltada por tantos malos tragos bien sean morales, físicos o espirituales; es el momento para mirar el Rostro de Cristo Abandonado en la Cruz y apoyarnos en él. No hay dolor que no haya sido asumido y atraído por la Cruz de Cristo.

Su grito desgarrador en la Cruz: “Dios mío, Dios mío ¿por qué me has abandonado?”, sigue siendo el grito que reverbera en todos los gritos de la humanidad. Os invito, queridos diocesanos, a que cuando besemos la Cruz de Cristo dejemos en él todas nuestras amarguras, sufrimientos y dolores y Jesucristo nos aliviará profundamente. Todo viene vencido por él y su victoria es la Resurrección. No tengamos miedo puesto que Cristo es Vida y en él encontraremos la alegría de ser amados y salvados.

Deseo a todos una Semana Santa abierta al amor de Cristo y que acercándonos a él en el Sacramento del Perdón y participando del Cuerpo y Sangre del Señor en la Eucaristía seremos ya primicia de su Resurrección. ¡Feliz Pascua de Resurrección!

+ Francisco Pérez González,

Arzobispo de Pamplona y Obispo de Tudela

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