Ante el día de la Iglesia diocesana

Queridos diocesanos:

A punto de terminar el año litúrgico, celebramos el Día de la Iglesia Diocesana. Será el día 14 de noviembre. Ante todo quiero daros las gracias por vuestra generosidad en este día.
Las comunidades cristianas perciben sensiblemente la acción beneficiosa de la Iglesia a través de las parroquias. Con éstas mantienen una relación directa. La sienten cercana, amable, servicial, acogedora. Se puede decir que la diócesis es la madre de las parroquias. Gracias a esta Iglesia local existen y funcionan las parroquias. En esta jornada tomamos conciencia de nuestra pertenencia a la diócesis y renovamos hacia ella los mismos sentimientos de afecto, adhesión y ayuda que hacia nuestra parroquia.

Este año el lema de la campaña es: La Iglesia: comunidad de fe, caridad y esperanza. En esas tres dimensiones realiza la Iglesia el gran servicio a las comunidades cristianas. Para sembrar la fe, hacerla crecer y mantenerla vigorosa en las comunidades cristianas la diócesis provee de sacerdotes y agentes de pastoral. A éstos los tiene que preparar y sustentar para que su servicio sea provechoso. De una fe vivida con coherencia nace el compromiso de la caridad. La diócesis ofrece a las parroquias cauces como Cáritas para la atención de los más necesitados. Es incalculable la acción caritativa que realizan las parroquias en la diócesis gracias a vuestras aportaciones. De una fe así vivida nace espontánea la alegría de vivir haciendo un camino común iluminado con la esperanza de llegar un día al cielo.

Cuando pedimos algo a la comunidad cristiana es para servirla mejor. Y al servir a los creyentes también se benefician todos los ciudadanos. Queridos diocesanos, amáis a la Iglesia y queréis que se siga realizando las obras de la religión. Por eso apoyáis sus proyectos, ante todo rezando, porque la oración atrae las bendiciones de Dios. Pero, además, con vuestra adhesión afectiva y vuestra colaboración económica. Conocéis bien cuántas inversiones urgentes tiene que hacer la diócesis para mantener los templos, construir nuevas parroquias, proveer a la atención y el cuidado material y espiritual de las comunidades cristianas, obras de apostolado y caridad. Tenéis conciencia de que entre todos tenemos que promover el anuncio del Evangelio de Jesucristo que necesita también recursos económicos.

Hoy especialmente extiendo una mano hacia vosotros para pedir y la otra para dar. Vuestra generosidad os volverá recrecida en múltiples servicios. Dios bendecirá vuestra generosidad. “Dios ama al que da con alegría…Y poderoso es Dios para colmaros de toda gracia a fin de que teniendo, siempre y en todo, todo lo necesario, tengáis aún sobrante para toda obra buena.” (2 Cor 9, 7-8)

Os saludo cordialmente. Reitero mi gratitud en nombre de toda la diócesis. Invoco la abundante bendición de Dios para todos vosotros.

Mons. Francisco Pérez
Arzobispo de Pamplona-Tudela

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