La próxima Jornada Mundial de la Juventud

Lo que se siembra ahora después se podrá recoger con muchos frutos. Para que el futuro sea más fructífero se requiere que el presente esté lleno de buena formación en valores como son la paz auténtica, la justicia, la fraternidad, la solidaridad, el amor sincero y tantos otros que emanan del evangelio.

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Estamos preparando la Jornada Mundial de la Juventud en Madrid con la presencia del Papa Benedicto XVI. ¿Qué expectativas tiene y cómo ve a la juventud actual?

Lo que yo espero de los jóvenes es mucho y bueno. Y esto se conseguirá si le damos buena formación. Por eso el Papa les convoca en Madrid ahora como en otros momentos y en otras jornadas les ha reunido en otros lugares. Lo que se siembra ahora después se podrá recoger con muchos frutos. Para que el futuro sea más fructífero se requiere que el presente esté lleno de buena formación en valores como son la paz auténtica, la justicia, la fraternidad, la solidaridad, el amor sincero y tantos otros que emanan del evangelio.
Al joven de hoy hemos de presentarle con sencillez y sinceridad las cosas como son. No se le puede engañar con realidades que contradicen su auténtica identificación y lo genuino de sí. El joven ha de encontrar los caminos que le lleven hacia la verdad y le hagan discernir y rechazar los senderos falsos de la mentira y de engaño. Por eso aquellos que estamos a su lado hemos de ayudarles a descubrir el rostro verdadero de la vida, sin ocultarles nada. Quien se aproveche impunemente de ellos ha de saber que está provocando un desastre en la vida social y humana.
El joven de hoy tiene muchas virtudes a pesar de las dificultades en las que se puede encontrar. Una de ellas es la sinceridad. El joven de hoy es transparente y dispuesto a solidarizarse en favor de los demás. Está dispuesto al diálogo y a la formación del sentido de lo humano. No se cierra a la transcendencia y acepta lo religioso con apertura de espíritu. No le gustan las dobleces y se pone ante la vida aceptándola como viene, sin desesperar de ella. Se mueve con categorías universales puesto que hoy ya no hay barreras ni fronteras y por eso desea un mundo más unido y menos lleno de egoísmos.
Si bien todo esto es cierto, por otra parte, el joven se da cuenta que cae en la ingenuidad y se deja llevar, por falta de valentía, por los “vientos” de un ambiente hedonista, materialista y pansexualista que le destruyen el proyecto hermoso al que está llamado. Esto ha de hacerle reflexionar para que no caiga en lo ficticio y sí busque razones ciertas que le lleven por caminos sinceros.
El Papa Benedicto XVI les habla con claridad cuando les muestra los caminos de la verdad y de ahí que les hable de las actitudes morales que han de tener: respeto a la vida, pureza de costumbres, rechazo a las drogas, vida de trabajo y entrega, solicitud por las necesidades del ser humano y de los pobres de modo especial. Les convence sin engaños. Les anuncia todo lo mejor para que construyan un mundo más auténtico y les ayuda a ir contra un mundo ficticio e ilusorio. Y él les expone las pautas fundamentales de su vida basándose en el evangelio que como buena noticia les lleva por los caminos del amor, la libertad y la paz.

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