#ConexiónIndia: Agricultura ecológica contra la pobreza

IndiaMás del 80% de la población del este de Uttar Pradesh, el estado más poblado de la India, depende de la agricultura. Ya sea como propietarios de pequeños terrenos o como empleados de terratenientes a quienes han vendido sus propiedades ante la imposibilidad de mantenerlas, cientos de agricultores recogen de la tierra su único sustento para vivir. Es una economía de subsistencia que mantiene a las castas más bajas, a los campesinos y a los intocables o dalits, también llamados impuros, que ascienden a más de 160 millones de personas en todo el país.

A falta de industria, el campo de Uttar Pradesh provee de la principal riqueza. Por ello cada vez más se pelea por convertirlo en un negocio. Los últimos veinte años han sido los del cambio, la época en la que se ha impulsado la agricultura comercial y no solo se han descontrolado las cuentas, sino también el entorno y las familias que comían y vivían del sector primario. La ONG Manos Unidas apunta a la deforestación, la erosión de los suelos y la pérdida de variedades agrícolas, junto con el incremento de los costes de producción, como causantes de un giro en el modelo agrícola, que se ha abandonado a una política de concentración y ha obligado a numerosos granjeros a emigrar a las ciudades, «donde pasan a engrosar las filas de indigentes». El escenario es desolador. Pero es el mismo donde la agricultura ecológica protagoniza una historia que merece ser contada.

En noviembre de 2010, con el apoyo de la citada organización, la unidad de servicio social de la diócesis de Gorakhpur (Purvanchal Gramin Seva Samiti, PGSS) finalizó un proyecto de formación y potenciación de pequeños agricultores de trigo y arroz a quienes instruyó en prácticas de producción ecológica, ajenas al uso de cualquier producto químico. A este siguió una nueva iniciativa para capacitarles en el mantenimiento de estas actividades: se puso en marcha un banco de semillas orgánicas y se dieron los primeros pasos para la elaboración de sus propios fertilizantes y abonos, como el compost u otros con orina de vaca.

Esta última se usa para sumergir en ella las semillas. Se ha comprobado que de los granos empapados en este líquido germinan mejores plantas. Además, mezclada con determinadas hojas, reporta funciones medicinales. La combinación, rica en proteínas lípidas, se aplica en forma de gotas sobre los ojos de personas enfermas de cáncer. La medicina tradicional o aiurvédica es uno de los remedios más antiguos para el tratamiento de numerosas dolencias.

En total, más de 2.200 campesinos de medio centenar de aldeas toman parte en este proyecto que, una vez finalizado, habrá consolidado la agricultura ecológica como vía de producción y mejora de la calidad de vida. Todos los campesinos se han integrado en los circuitos de comercialización mediante la venta en tiendas de sus propios productos, certificados como agricultura orgánica por una organización reconocida. Pero sobre todo, el avance habrá sido más importante si cabe entre las mujeres. En un país donde los hombres tienen la primera y la última palabra, la agricultura ecológica ha colado entre ellas la voz de las mujeres. Su participación se ha justificado en rupias -hasta 50.000 anuales por familia, unos 600 euros-, pero el dinero ha dado poder a las mujeres y un cambio de mentalidad a los hombres.

Hablar de sostenibilidad en la India es hablar de futuro, igualdad y oportunidades. Las mismas que hasta hace unos años se negaban a los granjeros y que la lógica de la naturaleza se ha encargado de devolverles.

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