120 sacerdotes en la Javierada sacerdotal

Dentro de la novena de la gracia, el jueves se celebró en Javier la tradicional Javierada Sacerdotal. Bajo un sol primaveral, Mons. Francisco Pérez y 55 sacerdotes de las diócesis de Pamplona y Tudela peregrinaron a Javier desde la localidad de Sangüesa haciendo el Vía Crucis. Un grupo de 70 sacerdotes más se unió a la Misa en el Auditorio de Javier.
Bajo un sol abrumador, medio centenar de sacerdotes, encabezados por don Francisco Pérez, se congregaron a las diez de la mañana en la localidad de Sangüesa para realizar el tradicional Vía Crucis Sacerdotal.

Durante todo el recorrido, hubo una megafonía que acompañaba unos cuidados comentarios en los que se fueron presentando ejemplos vivos de sacerdotes que vivieron ejemplarmente sus particulares Vías Crucis como: S. Leopoldo Mandic, S. Juan de la Cruz, S. Juan Bosco, el Cura de Ars, Daniel Comboni, S. Maximiliano Kolbe, fueron algunos de los ejemplos citados. Al llegar a Javier, se unieron a los caminantes un grupo de 70 sacerdotes que esperaban al pie del castillo y que concelebraron la Eucaristía, qque fue presidida por el Sr. Arzobispo. La Misa dio comienzo a las doce de la mañana en el auditorio Jasso, y fue seguida por un numeroso público que casi llenó el auditorio.

En la homilía, D. Francisco Pérez, felicitó a los sacerdotes asistentes y se dirigió a ellos diciéndoles: «Sois don para el mundo, como dice el lema de la jornada del seminario de este año». También les animó a ser apasionados enamorados de la Iglesia y a que su disponibilidad acogedora sea su mejor seña de identidad. También tuvo palabras para los fieles asistentes: «Fieles, ayudad a vuestros sacerdotes, dad gracias a Dios por los sacerdotes y pedid para que sean hombres de Dios». «Querido sacerdotes, continuó, sed apasionados enamorados de la Iglesia y haced que vuestra disponibilidad acogedora sea vuestra mejor seña de identidad». D. Francisco Pérez mencionó la JMJ, y pidió a las familias que sean generosas en la acogida de peregrinos jóvenes. Como es habitual en sus homilías, el Sr. Arzobispo tuvo un recuerdo para los pobres y necesitados: «Hay que seguir apoyando a Caritas, Manos Unidas y otras organizaciones católicas que son las manos misericordiosas de la Iglesia».

La Javierada terminó con una comida de hermandad en la Casa de Ejercicios de los Padres Jesuitas que, como es habitual en ellos, se volcaron con los peregrinos.

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