Representación del auto sacramental «La Hidalga del Valle»

El próximo día 14 de mayo, se va a representar un auto Sacramental de Calderón de la Barca en el museo de la Catedral de Pamplona. La obra titulada “La Hidalga del Valle” tiene como tema el Inmaculado Corazón de María y está organizada por la asociación ADASPA e interpretado por el grupo de teatro “Mira de Amescua”.
El próximo día 14 de mayo a las 20.00 h. en la Catedral de Pamplona, tendrá lugar la representación de un auto Sacramental Barroco, organizado por la Asociación para la Dinamización de Autos Sacramentales de Pamplona (ADASPA). Con la obra  “La Hidalga del Valle”, de Calderón esta asociación pretende sumergir al espectador en la época del “Siglo de Oro” y ofrecer a Pamplona la posibilidad de contemplar la riqueza simbólica e interpretativa de los Autos Sacramentales clásicos del siglo XVII, pero narrado con la frescura de los lenguajes actuales.

Desde ADASPA se plantean un nuevo montaje que combine el espíritu tradicional de los Autos Sacramentales, marianos y eucarísticos, a través de la interpretación teatral, con la música clásica, sin perder la oportunidad de utilizar todos los recursos que les brindan las nuevas tecnologías. Por todo ello van a producir y realizar un montaje en el que el protagonismo recaiga a partes iguales sobre actores, cantantes y músicos, sin por ello dejar de lado ni la espectacularidad ni la calidad esperada en una producción de ADASPA. Esta obra ha contado con dos asesores de categoría, como D. José Enrique Duarte y D. Rafael Zafra, profesores asociados del Departamento de Literatura Hispánica y Teoría de la Literatura de la Universidad de Navarra y miembros de GRISO (Grupo de Investigación del Siglo de Oro) de la Universidad de Navarra.

Según la Asociación ADASPA, la obra durará ochenta minutos en el que los espectadores van a poder revivir los Autos Sacramentales del siglo XVII. El tema de la obra es la inmaculada concepción de la Madre de Dios. La Hidalga es María, la única criatura humana exenta de pagar tributo a la culpa por estar libre de pecado desde el primer instante de su concepción. La culpa cobra tributo a todos los humanos, representados en Job y en el Rey David; pero hay una puerta cerrada que no puede franquear por ser la Casa de la Gracia, donde va a nacer María, la hija de Joaquín y Ana. En su pelea con el placer, la culpa le pregunta cómo puede ser redimida quien no conoció pecado. Valiéndose de un ingenioso juego escénico, el placer le demostrará que es posible ya que se puede levantar a alguien que cayó (caso de todos los hombres) o preservarlo de la caída antes de que ésta llegue a producirse (caso único de María).

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