Celebración de la fiesta de San Juan de Ávila en el Seminario

El pasado jueves 10 de mayo, se celebró en el Seminario Diocesano «San Miguel Arcángel» de Pamplona, la festividad de San Juan de Ávila, patrón de los sacerdotes. Fue una fiesta para ayudar a renovar la fraternidad y la alegría del ministerio sacerdotal.

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El pasado jueves 10 de mayo, se celebró en el Seminario Diocesano «San Miguel Arcángel» de Pamplona, la festividad de San Juan de Ávila, patrón de los sacerdotes. Fue una fiesta para ayudar a renovar la fraternidad y la alegría del ministerio sacerdotal.

Ese día, como es habitual, la diócesis realizó un pequeño homenaje a los sacerdotes ordenados en el año 1962, que celebraban sus «bodas de oro», y a los ordenados en 1987, que celebran sus «bodas de plata«.

La jornada festiva comenzó a las once de la mañana con la celebración de una Eucaristía presidida por Mons. Francisco Pérez, quien estuvo acompañado de los abades de Leyre y La Oliva, los rectores de los dos seminarios diocesanos y los vicarios episcopales. Durante la Misa, que tuvo lugar en la capilla del Seminario, don Francisco señaló la importancia del ministerio sacerdotal y resaltó la figura de San Juan de Ávila, señalando que destacó “en su tiempo como excelente maestro en todas las dimensiones de la pastoral. Sus escritos y publicaciones, su predicación y magisterio que tuvieron gran incidencia en el pensamiento e investigación teológica, son avales que acreditan su doctrina eminente”. Además, animó a los sacerdotes a “conocer más a fondo a nuestro patrón, estudiar sus obras y seguir sus ejemplos. Descubramos una vez más en su figura al maestro eminente, al predicador evangélico y ardoroso, al santo pobre y humilde, catequista divulgador de la verdad, director espiritual prudente y consejero discreto de seis santos, que forjó su doctrina en el estudio constante y en la oración profunda, eucarística y mariana”.

Tras la Eucaristía, los asistentes disfrutaron de un concierto-homenaje, interpretado por la Coral Ipar Doñua, que se les hizo a los sacerdotes que celebraban sus bodas de oro y plata. Tras el concierto Mons. Francisco Pérez les entregó una escultura, realizada por Carlos Ciriza, como agradecimiento por su labor pastoral durante todos esos años. La jornada concluyó con una comida de hermandad.

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Ordenados en 1962: Jesús María Astiz Unzu, Juan José Cambra García, Ángel María Echauri Vizcay, Jesús Carmelo Erdozáin Gil, José Gorostegui Otamendi, Santiago Hermoso de Mendoza Barbarin, Xabier Irigaray Urrutia, José María Lerga Ochotorena; Francisco Javier Lizarraga Alzórriz, Pedro Javier López Rípodas, Félix María Murillo Villanueva, Javier Navarro Ladrón de Guevara, Camilo Ochandorena Azpilicueta, Cirilo Orradre Paternáin, Alfredo Sancho Zúñiga, Primitivo Tineo Tineo y Federico Villanueva Sainz.

Fallecidos: Federico Andueza Azpilicueta; Alfredo Alustiza Zubiri; José María Asurmendi Arizaleta, Jesús Tomás Burgaleta Clemos, Miguel Ángel Sada Aldaz y Francisco Valdemoros Garde.

Ordenados en 1987: Dom Juan Manuel Apesteguía Martínez de Goñi, José María Aícua Marín; Jesús María Arbuniés Larrea, José Antonio Campos Albero, Santiago Cañardo Ramírez, Isidoro Crespo Ganuza; Juan Carlos Elizalde Espinal, José Miramón Martínez, Pedro María Sanz Jiménez y Jesús María Sotil González.

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