Quince meses de pontificado

PpaaEscribe un lector a La Verdad: ¿No vais a haceros eco de la entrevista al Papa Francisco que emitió la cadena cuatro? Valdría la pena. Muchos tienen interés, pues resume de una forma atractiva las pautas de estos quince meses que lleva de pontificado.

Ciertamente ha sido muy comentada esta entrevista que el periódico La Vanguardia publicó y que la cadena cuatro emitió (15.06.14) El periodista Henrique Cymerman, buen amigo del papa, consiguió hablar con él, en una conversación amigable, distendida, salpicada con puntadas de buen humor. Las respuestas pausadas y el rostro del pontífice sereno, distendido, expresaban su espontaneidad y al mismo tiempo la reflexión y el cálculo medido de unas respuestas muy importantes. En resumen estos son sus pensamientos sobre: la paz, la persecución de los cristianos, la renovación de la Iglesia, la pobreza, la relación de la ciencia y la religión, la independencia de Cataluña y hasta el fútbol.

LA PAZ

Varios han sido los gestos del Papa por la paz. La visita a Tierra Santa fue un acto dentro de un proyecto de llamar la atención del mundo  entero sobre las guerras en el mundo, sobre la persecución de los cristianos y la responsabilidad de todas las instituciones mundiales, también de las religiones. El Papa anunció que todo esto “no era para nada un acto político –eso lo sentí de entrada– sino que era un acto religioso: abrir una ventana al mundo”. Se metió en el “ojo del huracán”, oriente medio, invitado por el presidente de Israel Peres. En el Muro de las lamentaciones se abrazó con su amigo el rabino Skorka y otros dirigentes religiosos indicando que “dentro de cada cristiano hay un judío” ya que nuestro Señor era judío y la Biblia es nuestro libro conjuntamente con los judíos. Indicó cómo el antisemitismo continúa. “Incluso tenemos quien niega el holocausto, una locura”. La apertura próxima de los archivos vaticanos sobre el holocausto aportará mucha luz. Defendió “al pobre Pío XII ya que le han tirado encima de todo. Pero hay que recordar que antes se lo veía como el gran defensor de los judíos”.

Después de la visita a Tierra Santa tuvo lugar en el Vaticano el encuentro de oración del Papa con los dirigentes de Israel y Palestina. Fue un gesto histórico muy significativo, no sólo simbólico y con expresión de buenas voluntades, sino un compromiso bendito, con esperanza de actitudes de distensión y pasos reales de reconciliación. Por eso fue ineludible la primera pregunta sobre la paz.

En nombre de Dios, vino a decir el pontífice, se han  hecho muchas guerras. Eso ya no tiene que suceder. “Es una contradicción. La violencia en nombre de Dios no se corresponde con nuestro tiempo. Es algo antiguo. Con perspectiva histórica hay que decir que los cristianos, a veces, la hemos practicado. Cuando pienso en la guerra de los Treinta Años, era violencia en nombre de Dios. Hoy es inimaginable, ¿verdad? Llegamos, a veces, por la religión a contradicciones muy serias, muy graves. El fundamentalismo, por ejemplo. Las tres religiones tenemos nuestros grupos fundamentalistas, pequeños en relación a todo el resto”. “Un grupo fundamentalista, aunque no mate a nadie, aunque no le pegue a nadie, es violento. La estructura mental del fundamentalismo es violencia en nombre de Dios”.

PERSECUCIÓN DE LOS CRISTIANOS

El Papa siente un gran dolor todas las semanas cuando hay ataques a las iglesias cristianas y muertes de muchos cristianos por todo el mundo. Le preocupa que los dirigentes de las naciones no alcen la voz para detener esta persecución por eso dice:

“Los cristianos perseguidos son una preocupación que me toca de cerca como pastor. Sé muchas cosas de persecuciones que no me parece prudente contarlas aquí para no ofender a nadie. Pero en algún sitio está prohibido tener una Biblia o enseñar catecismo o llevar una cruz… Lo que sí quiero dejar claro una cosa: estoy convencido de que la persecución contra los cristianos hoy es más fuerte que en los primeros siglos de la Iglesia. Hoy hay más cristianos mártires que en aquella época. Y no es por fantasía, es por números”.

LA RENOVACION DE LA IGLESIA

Aparece Francisco ante muchos por sus palabras y actitudes como un revolucionario, rompedor de tradiciones,  costumbres y protocolos. Responde con donaire el Papa:  “Deberíamos llamar a la gran Mina Mazzini, la cantante italiana, y decirle “prendi questa mano, zinga” y que me lea el pasado, a ver qué… (risas). Para mí, la gran revolución es ir a las raíces, reconocerlas y ver lo que esas raíces tienen que decir el día de hoy. No hay contradicción entre revolucionario e ir a las raíces. Más aún, creo que la manera para hacer verdaderos cambios es la identidad. Nunca se puede dar un paso en la vida si no es desde atrás, sin saber de dónde vengo, qué apellido tengo, qué apellido cultural o religioso tengo”.

Cuando habla del protocolo que debería seguir para su seguridad se refiere el papa-móvil. “Sé que me puede pasar algo, pero está en manos de Dios. Recuerdo que en Brasil me habían preparado un papamóvil cerrado, con vidrio, pero yo no puedo saludar a un pueblo y decirle que lo quiero dentro de una lata de sardinas, aunque sea de cristal. Para mí eso es un muro. Es verdad que algo puede pasarme, pero seamos realistas, a mi edad no tengo mucho que perder”.

COLEGIALIDAD

El Papa nombró a ocho cardenales representado a todas las periferias del mundo para asesorarle en el gobierno de la Iglesia. Es una novedad que manifiesta la colegialidad de los obispos que propuso el Concilio Vaticano II. “Lo que estoy haciendo, dice, es cumplir lo que los cardenales reflexionamos en las Congregaciones Generales, es decir, en las reuniones que, durante el cónclave, manteníamos todos los días para discutir los problemas de la Iglesia. De ahí salen reflexiones y recomendaciones. Una muy concreta fue que el próximo Papa debía contar con un consejo exterior, es decir, con un equipo de asesores que no viviera en el Vaticano”.

Dentro de este proyecto integrador de todos es ir dando pasos cada vez de mayor colaboración entre la Iglesia Católica y la ortodoxa. “La ida a Jerusalén de mi hermano Bartolomé I era para conmemorar el encuentro de 50 años atrás entre Pablo VI y Atenágoras I. Fue un encuentro después de más de mil años de separación. Desde el Concilio Vaticano II, la Iglesia católica hace los esfuerzos de acercarse y la Iglesia ortodoxa lo mismo. Con algunas iglesias ortodoxas hay más cercanía que otras. Quise que Bartolomé I tuviera conmigo en Jerusalén y allí surgió el plan de que viniera también a la oración del Vaticano. Para él fue un paso arriesgado porque se lo pueden echar en cara, pero había que estrechar este gesto de humildad, y para nosotros es necesario porque no se concibe que los cristianos estemos divididos, es un pecado histórico que tenemos que reparar”.

LA POBREZA

La pobreza es otra idea fuerte, de permanente recurrencia, del Papa. “La pobreza y la humildad están en el centro del Evangelio y lo digo en un sentido teológico, no sociológico. No se puede entender el Evangelio sin la pobreza, pero hay que distinguirla del pauperismo. Yo creo que Jesús quiere que los obispos no seamos príncipes, sino servidores”.

Las desigualdades entre ricos y pobres tocan la fibra más sensible del papa pues conoce de primera mano sus experiencias en las barriadas bonaerenses donde se palpa la ley del descarte, la miseria y el hambre. Sus palabras parecen tomadas de los profetas Oseas o Amós. “Está probado que con la comida que sobra podríamos alimentar a la gente que tiene hambre. Cuando usted ve fotografías de chicos desnutridos en diversas partes del mundo se agarra la cabeza, no se entiende. Creo que estamos en un sistema mundial económico que no es bueno. En el centro de todo sistema económico debe estar el hombre, el hombre y la mujer, y todo lo demás debe estar al servicio de este hombre. Pero nosotros hemos puesto al dinero en el centro, al dios dinero. Hemos caído en un pecado de idolatría, la idolatría del dinero. La economía se mueve por el afán de tener más y, paradójicamente, se alimenta una cultura del descarte. Se descarta a los jóvenes cuando se limita la natalidad. También se descarta a los ancianos porque ya no sirven, no producen, es clase pasiva… Al descartar a los chicos y a los ancianos, se descarta el futuro de un pueblo porque los chicos van a tirar con fuerza hacia adelante y porque los ancianos nos dan la sabiduría, tienen la memoria de ese pueblo y deben pasarla a los jóvenes. Y ahora también está de moda descartar a los jóvenes con la desocupación”.

Nos pone en guardia sobre el gasto en armamentos y en guerras en las que “las grandes economías mundiales sacrifican al hombre a los pies del ídolo del dinero”. Avisa del peligro del pensamiento único y la globalización: “Este pensamiento único nos quita la riqueza de la diversidad de pensamiento y por lo tanto la riqueza de un diálogo entre personas. La globalización bien entendida es una riqueza. Una globalización mal entendida es aquella que anula las diferencias. Es como una esfera, con todos los puntos equidistantes del centro. Una globalización que enriquezca es como un poliedro, todos unidos pero cada cual conservando su particularidad, su riqueza, su identidad, y esto no se da”.

EL PAPA VIVE LA POBREZA

Es pobre en su propia autoestima. No se considera importante sino servidor de la Iglesia donde ésta lo necesita. Ahora como papa, antes como obispo y párroco. “La dimensión de párroco es la que más muestra mi vocación. Servir a la gente me sale de dentro. Apago la luz para no gastar mucha plata, por ejemplo. Son cosas que tiene un párroco. Pero también me siento Papa. Me ayuda a hacer las cosas con seriedad. Mis colaboradores son muy serios y profesionales. Tengo ayuda para cumplir con mi deber. No hay que jugar al papa párroco. Sería inmaduro. Cuando viene un jefe de Estado, tengo que recibirlo con la dignidad y el protocolo que se merece. Es verdad que con el protocolo tengo mis problemas, pero hay que respetarlo”.

“No soy ningún iluminado. No tengo ningún proyecto personal que me traje debajo del brazo, simplemente porque nunca pensé que me iban a dejar acá, en El Vaticano. Lo sabe todo el mundo. Me vine con una valija chiquita para volver enseguida a Buenos Aires”. Cuando le dice el entrevistador que sabe que tiene una habitación reservada en una casa de retiro de Buenos Aires responde: “Sí, en una casa de retiro de sacerdotes ancianos. Yo dejaba el arzobispado a finales del año pasado y ya había presentado la renuncia al papa Benedicto cuando cumplí 75 años. Elegí una pieza y dije “quiero venir a vivir acá”. Trabajaré como cura, ayudando a las parroquias. Ése iba a ser mi futuro antes de ser Papa”.

CIENCIA Y POLÍTICA

La ciencia y la política son dos campos delicados a la hora de definir su relación con la Iglesia. Ésta se basa en la fe y en el servicio espiritual de las personas. La ciencia se basa en la razón y la política en el servicio material de los ciudadanos.

El papa aborda el tema del creciente ateísmo indicando que razón y fe no son excluyentes. “Hubo un avance del ateísmo en la época más existencial, quizás sartriana. Pero después vino un avance hacia búsquedas espirituales, de encuentro con Dios, en mil maneras, no necesariamente las religiosas tradicionales. El enfrentamiento entre ciencia y fe tuvo su auge en la Ilustración, pero hoy no está tan de moda, gracias a Dios, porque nos hemos dado cuenta todos de la cercanía que hay entre una cosa y la otra. El papa Benedicto XVI tiene un buen magisterio sobre la relación entre ciencia y fe. En líneas generales, lo más actual es que los científicos sean muy respetuosos con la fe y el científico agnóstico o ateo diga ‘no me atrevo a entrar en ese campo’”.

A propósito de la renuncia del papa emérito Benedicto XVI afirma: “El papa Benedicto ha hecho un gesto muy grande. Ha abierto una puerta, ha creado una institución, la de los eventuales papas eméritos. Hace 70 años, no había obispos eméritos. ¿Hoy cuántos hay? Bueno, como vivimos más tiempo, llegamos a una edad donde no podemos seguir adelante con las cosas. Yo haré lo mismo que él, pedirle al Señor que me ilumine cuando llegue el momento y que me diga lo que tengo que hacer, y me lo va a decir seguro”.

En relación con los hombres de la política los define poniendo la esperanza en los más jóvenes. “Han venido muchos y es interesante la variedad. Cada cual tiene su personalidad. Me ha llamado la atención un hecho transversal entre los políticos jóvenes, ya sean de centro, izquierda o derecha. Quizás hablen de los mismos problemas pero con una nueva música, y eso me gusta, me da esperanza porque la política es una de las formas más elevadas del amor, de la caridad. ¿Por qué? Porque lleva al bien común, y una persona que, pudiendo hacerlo, no se involucra en política por el bien común, es egoísmo; o que use la política para el bien propio, es corrupción. Hace unos quince años los obispos franceses escribieron una carta pastoral que es una reflexión con el título “Réhabiliter la politique”. Es un texto precioso, hace darte cuenta de todas estas cosas”.

CATALUÑA Y ESPAÑA

Una pregunta casi inevitable, delicada por la sensibilidad del momento histórico que vivimos y el interés del periodista de la Vanguardia fue sobre la relación Cataluña-España. “Toda división me preocupa. Hay independencia por emancipación y hay independencia por secesión. Las independencias por emancipación, por ejemplo, son las americanas, que se emanciparon de los estados europeos… Hay que estudiar caso por caso. Escocia, la Padania, Catalunya. Habrá casos que serán justos y casos que no serán justos, pero la secesión de una nación sin un antecedente de unidad forzosa hay que tomarla con muchas pinzas y analizarla caso por caso”.

FUTBOL Y FUTURO

Finalmente la entrevista, que ya fue distendida aterriza en dos preguntas suaves para poner el broche de oro y la guinda en el pastel. Conociendo que el Papa es aficionado al fútbol y más expresamente socio de San Lorenzo de Almagro de Argentina y lleva los colores de “la celeste”como todo argentino en su corazón, concluye con picardía: “No le voy a preguntar a quién apoya en el Mundial…” A lo que el Papa responde con gracejo: “Los brasileros me pidieron neutralidad (ríe) y cumplo con mi palabra porque siempre Brasil y Argentina son antagónicos”.

¿Cómo le gustaría que le recordara la historia? “No lo he pensado, pero me gusta cuando uno recuerda a alguien y dice: “Era un buen tipo, hizo lo que pudo, no fue tan malo”. Con eso me conformo”.

¡Grande y fenomenal el Papa Francisco!

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