La segunda Javierada marcada por el frío y la nieve

El pasado 14 de marzo, miles de peregrinos desafiaron el frío y la nieve y peregrinaron hasta Javier, para participar en la ceremonia religiosa que fue oficiada por el Arzobispo emérito y Cardenal, Fernando Sebastián Aguilar.

Bajo el lema «75 años caminando juntos» se han celebrado las Javieradas de este año que, en palabras del Arzobispo Francisco Pérez, tienen “un gancho especial ya que se puede ganar la indulgencia plenaria”.

A diferencia de la primera Javierada, en al que el sol lució, esta segunda Javierada se ha visto marcada por el frío y la nieve. Se calcula que han participado unos 17.000 peregrinos. Valientes que tuvieron que luchar contra la climatología para llegar hasta el Castillo de Javier, donde esperaban cientos de personas, venidas en coches y autobuses, para participar en la Santa Misa, que tuvo lugar en la explanada del Castillo de Javier y que fue presidida por el Arzobispo emérito de Pamplona y Tudela, Cardenal Fernando Sebastián Aguilar.

A las tres de la tarde, salía el Via Crucis desde Sangüesa, acompañado por cientos de peregrinos. Ya en Javier, a las cinco, tuvo lugar la celebración religiosa, presidida por el Cardenal D. Fernando Sebastián, quien estuvo acompañado por el Señor Arzobispo, D. Francisco Pérez, así como por el Obispo Auxiliar, D. Juan Antonio Aznárez, D. Julián Ruiz, Obispo de Huesca y Jaca, y varios sacerdotes más entre los que se encontraba el delegado de Misiones, José María Aicua.

En su homilía, el Cardenal Sebastián señaló que, a lo largo de estos años, Javier se ha convertido en un símbolo de fe para los católicos navarros. “Venís caminando desde todos los puntos de Navarra. Javier nos une a todos en una verdadera familia, una familia que reza, que canta, una familia joven que camina, Una familia que tiene en San Francisco de Javier un modelo de vida y un ideal que le pone en pie y le ayuda a vivir con fe y esperanza”.

Recordó a los peregrinos que llegan hasta Javier, para honrar la memoria de San Francisco Javier, que tienen “que asumir el compromiso de imitar su vida, cada uno a su manera y como Dios le dé a entender. No podemos tampoco nosotros ser cristianos perezosos, no podemos ser falsos ni cobardes. Tenemos que ser discípulos entusiastas de Jesús, creyentes practicantes y militantes, amigos y servidores de Jesucristo con todas las consecuencias”.

En su homilía se centró también en los jóvenes allí presentes, recordándoles que de ellos “tienen que salir las familias cristianas de mañana, familias estables y generosas que sepan educar a sus hijos en  la piedad y en la honradez  de vuestras familias tienen que salir los sacerdotes que mantengan viva la fe y la piedad de las parroquias, en las ciudades yen los pueblos, de vosotros tienen que salir los misioneros y misioneras que propaguen por los rincones del mundo la fe de Jesucristo y la alegría de la vida cristiana”.

Así mismo, agradeció la oportunidad que Mons. Francisco Pérez le había dado de poder presidir una de las Eucaristías de la Javierada, en este 75 aniversario. Y recordó que el Papa Francisco había convocado Año Mundial de la Misericordia y que debíamos vivirlo con obras de “entrega y de servicio, de amor y generosidad”.
Al término de la celebración, como ya ocurriera en la primera Javierada, se soltaron miles de globos de colores como símbolo de los misioneros repartidos por todo el mundo. Misioneros a los que el Arzobispo emérito de Pamplona y Tudela hizo referencia en su homilía, señalando que “no podemos aceptar que se extinga la tradición de los misioneros navarros presentes en las cinco partes del mundo”.

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