Jesús Mauleón, 50 años en los mismos pueblos

El 4 de septiembre de 1966 Jesús Mauleón Heredia (Arróniz, 1936) celebró sus primeras misas en la parroquia de Navaz, Unzu, Ollacarizqueta y Garciriain. Cincuenta años después, los actuales feligreses se reunieron para conmemorar el aniversario. El sacerdote celebró una Eucaristía de Acción de Gracias y los vecinos prepararon un homenaje con el que reconocieron su trayectoria y agradecieron su dedicación. No faltaron la bendición del Papa Francisco ni una carta de agradecimiento y felicitación del Mons. Francisco Pérez, en nombre de la Diócesis. La felicitación se hizo extensiva a sus feligreses.

La Eucaristía se celebró en Ollacarizqueta y la iglesia, que se construyó unos años después de la llegada de Mauleón a la parroquia, se llenó de fieles. El sacerdote rememoró sus inicios, cuando aceptó el servicio a los cuatro pueblos mientras impartía sus clases de Literatura en el Seminario Menor. También su trabajo en el centro de Estudios Teológicos, los doce años (1982-1994) como delegado de Medios del Arzobispado o su papel en la fundación de la revista poética Río Arga o del Ateneo. «Recuerdo los momentos iniciales como muy felices y luego, para mí, venir el fin de semana a la parroquia era un descanso muy agradable», contó. También repasó su relación con los vecinos, cómo aprendió sus nombres de memoria y cómo aprendió a quererlos. «He aprendido que para ser un buen profesor, un buen cura, hay que querer a la gente. Sin amor no hay educación, ni servicio. No sé si he acertado siempre a demostrárselo, pero yo, modestamente, os he querido. A los cuatro pueblos, a las familias y a cada uno de vosotros.», dijo antes de reconocer que reza por todos. «Rezo continuamente por todos. Os repaso en la oración y me encomiendo a los que estén ya en el cielo» desveló.

Mauleón agradeció la celebración preparada por feligreses y los pueblos de Garciriain, Navaz, Ollacarizqueta y Unzu. También valoró la presencia de su predecesor, Lorenzo Hualde, que hace medio siglo le dio el relevo en la parroquia. Y la del sacerdote capuchino Gabriel Larraya, oriundo de Marcaláin, también en el valle de Juslapeña, como los pueblos donde sirve como párroco.

Sonia Eguaras, vecina de Garciriain, leyó un escrito que había preparado en el que resumía el agradecimiento al sacerdote que se ha convertido en un vecino más.

La fiesta incluyó la participación de la coral del valle de Atez, de la que forman parte antiguos parroquianos y concluyó con un aperitivo. «Queridos hijos, queridos amigos, os estoy muy agradecido por esta fiesta que vosotros habéis organizado y con la que me habéis sorprendido. Veo que me queréis un poco. Gracias. Pero permitidme un poco de humor. No me importaría nada que me quisierais un poquitín menos a mí y quisierais más a Jesucristo. Que todos, vosotros y yo, lo quisiéramos y lo imitáramos más cada día», concluyó la homilía.

Cristina Aguinaga

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