Fiesta de San Juan de Ávila

Un año más, la Diócesis de Pamplona y Tudela celebró, el pasado 10 de mayo, la fiesta de San Juan de Ávila, patrón del clero español. Además, la fiesta de este año se enmarcó en el año jubilar de San Juan de Ávila al cumplirse los 450 años de su beatificación. Una fiesta de convivencia fraterna y sacerdotal en la que, como es tradición, se homenajeó a los sacerdotes que ese año celebran sus Bodas de Oro y Plata.

La capilla del Seminario acogió la Eucaristía, que fue presidida por el Arzobispo, Mons. Francisco Pérez y concelebrada por numerosos sacerdotes, entre los que se encontraban los que este año cumplen sus Bodas de Oro y Plata sacerdotales. Una fiesta que ayuda a renovar la fraternidad sacerdotal y la alegría de un ministerio común.

Don Francisco comenzó la homilía felicitando a los sacerdotes que celebraban su aniversario de ordenación y agradeciéndoles su celo pastoral, su servicio y su entrega en todos los encargos que habían desempeñado. Además, les recordó que el sacerdocio es un regalo del amor de Cristo, un don para la Iglesia y para el mundo, un regalo tan grande que nunca serán capaces de reconocerlo suficientemente.

Mons. Pérez recordó que San Juan de Ávila es “modelo a seguir en su espíritu misional, porque todo sacerdote es apóstol y misionero allá donde se encuentre”. Les animó a participar, como pide el Papa Francisco, en ese espíritu misionero, para que lo pongan en práctica en sus parroquias “que han de ser un foco luminoso en medio de este mundo nuestro tan secularizado, tan materialista, tan alejado de Dios”. Después, don Francisco señaló que San Juan de Ávila destacó por sus dos grandes pasiones: la predicación y la dirección espiritual. “La predicación de nuestro santo patrón era incisiva: estaba siempre basada en la Sagrada Escritura, preparada con esmero y reavivada en la oración. Solía decir que teníamos la misión sublime de transmitir la Palabra de Dios y que habíamos de hacerlo con un ímpetu igualmente sublime”, recordó don Francisco.

Además, San Juan de Ávila “fue un hombre de reforma y de renovación en el momento histórico que le tocó vivir”, algo que don Francisco pidió a los sacerdotes que copiaran, debido al cambio que se está produciendo en nuestra Diócesis con motivo del nuevo Plan Pastoral.

Y terminó la homilía recordando que el sacerdote, ha de iluminar y dar sentido a la vida de sus fieles, en todo momento. “Uno de los ministerios más importantes lo desempeñamos en el acompañamiento espiritual y en el Sacramento de la Penitencia”, concluyó Mons. Francisco Pérez.
Tras la celebración eucarística, en la que se recordó de modo especial a José Félix Mendía, sacerdote fallecido que este año cumpliría sus Bodas de oro sacerdotales, se ofreció en el salón de actos un concierto-homenaje a los sacerdotes ordenados en 1969 y en 1994, a los cuales se les hizo entrega de una estatua.

Tras el concierto, los sacerdotes disfrutaron de una comida de hermandad, en al que pudieron compartir experiencias y recordar los viejos tiempos pasados en el Seminario.

Sacerdotes ordenados en 1969:

Jesús Mª Asurmendi Ruiz
Francisco Cano Contreras
Pedro Jurío Goicoechea
Anastasio Lázcoz Andueza
Ricardo Sada Aldaz
Isidro Sánches Martínez
Juan Benito Urdangarín Azcona

Sacerdotes ordenados en 1994:

Bibiano Esparza Tres
Alfonso Garciandía Goñi
César Magaña Felipe
Juan Ignacio Ruiz Aldaz

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