HOMILÍA PREGÓN DE REYES 2012. Lugar: Complejo Hospitalario de Navarra. 05-01-2012

MAJESTADES:

            Se me ha pedido que os salude y os de la bienvenida por vuestra visita a este Complejo Hospitalario de Navarra.

            Qué bonito es, por un momento, poder sentir en primera persona la experiencia que sin duda tuvo que significar el Primer Pregón de la Primera Navidad.

       “Gloria a Dios en El Cielo, Paz en la tierra a todos los hombres buenos”.

Qué difícil, casi imposible, decir más con tan pocas palabras.

En un mundo sumido en la oscuridad, bajo la presión de Imperio romano, donde parecía no haber ninguna posibilidad de esperanza, nacía la Luz más intensa, la Luz que iba a cambiar el mundo.

Aquel día, lleno de alegría y esperanza, no hubo separación entre ricos y pobres, ni entre blancos y negros, entre mujeres y hombres. La Gran Noticia era, para toda la humanidad.

Así lo entendieron los Magos que siguieron la Estrella, siguiendo la Luz, fueron a adorar al Niño.

Melchor desde Persia, Gaspar desde India, Baltasar desde Arabia. Cada uno desde su País de origen sintió la llamada del Niño Dios y fue a ofrecerle su presente: Oro, Incienso, Mirra.

Hoy quizás también estamos sumidos en una especie de oscuridad.

            Estamos viviendo y sufriendo una mala época, con crisis laborales, violencia, terrorismo, necesidades económicas afectivas y morales.

            Hoy tiene que volver a nosotros, más que nunca, aquel Primer Pregón de Navidad que el Ángel dijera a los Pastores de Belén: “Gloria a Dios en el Cielo… Paz en la Tierra a los hombres de buena voluntad”.

            Porque con buena voluntad y dando amor, cariño, respeto, fe, ayuda, compañía, solidaridad, y esperanza es como entre todos tenemos que recuperar la verdadera Luz que es el Niño-Dios que nació en Belén.

            Quizás muchas personas este año sientan que para ellos no es Navidad, bien por problemas laborales o económicos, bien por enfermedad o por la falta de algún ser querido.

Sin ninguna duda también es Navidad para todos ellos, especialmente para ellos, incluso con más intensidad de la que imaginan. Si la Luz que nace va a iluminar todo el mundo conocido… ¿Cómo va a permitir dejar en penumbra los corazones de los que más la necesitan? Debemos abrir los corazones a la Salvación y a la Salud, a la Alegría que el Niño Dios nos ha traído con su Nacimiento. Que esta Luz que nos traen esta tarde desde Belén, los Embajadores del Niño Jesús, los Magos de Oriente, llenen  nuestros corazones, y a todo este Complejo Hospitalario de Paz, Amor y Esperanza.

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