Ostensorial adoration in the catholic church

Ostensory for worship at a Catholic church ceremony, corpus christi, catholic symbol, holy hour

Con palabras parecidas, es lo que Jesús les dijo a sus discípulos en la Última Cena. “Y mientras estaban comiendo, tomó el pan, lo bendijo, lo partió y se lo dio y dijo: “Tomad, esto es mi cuerpo” (Mc. 14, 22). Se entrega, sin límites, sin condiciones. Allí había sentimientos encontrados, alegría y tristeza, pero Jesús lo tenía claro “pero que no se haga mi voluntad sino la tuya” (Lc. 22, 42),
El Corpus Cristi nos presenta la clave del amor gratuito y generoso, de la entrega y donación de Cristo por todos nosotros. Nos entrega su corazón sangrando, su corazón sufriendo de amor por nosotros, pero especialmente por todos los pobres. Un corazón rebosante de amor que no cabe en sí mismo, del cual están brotando gotas de amor. Es sangre de amor, sangre de redención, sangre liberación de los pobres.
Jesús nos dice que este gesto, tiene un compromiso personal de cada cristiano. Nos pide que rebotemos este gesto en nuestra vida de cada día, “os he dado ejemplo para que lo que yo he hecho con vosotros, vosotros también lo hagáis” (Jn. 13, 15) o “haced esto en memoria mía” (Lc. 22, 19). Nos pide que al salir de la eucaristía hagamos vida lo que en la celebración hemos vivido. Que seamos buenos samaritanos, que no pasemos de largos ante las demandas de los pobres y vulnerables de nuestro tiempo, “enfrentamos cada día la opción de ser buenos samaritanos o indiferentes viajantes que pasan de largo” (F.T. 69). Desgraciadamente nuestra sociedad está llena de viajantes indiferentes, preocupados en sus “muchas ocupaciones”.
El Corpus Cristi nos invita a salir de nuestra zona de confort, a pasearnos por las calles y hacer realidad el mandamiento de Jesús, “Id pues a los cruces de los caminos, y a cuantos encontréis invitadlos a la boda” (Mt. 22, 9). Es vivir el día de la caridad entre los pobres de los pobres. Dignificando su vida y su existencia. “En verdad os digo, que cada vez que lo hicisteis con uno de estos mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis” (Mt. 25, 40). El Corpus Cristi nos invita a descubrir en los pobres el rostro de Jesús. Es ver en las miserias humanas, muchas veces producto de la insolidaridad e indiferencia de muchos cristianos, el rostro de Jesús, sufriente y marginado.
El Papa Francisco quiere que el Jubileo de la Esperanza (Bula 9 de mayo 2024) no se aleje del compromiso del Corpus Cristi, por eso nos dice que “en el Año jubilar estamos llamados a ser signos tangibles de esperanza para tantos hermanos y hermanas que viven en condiciones de penuria”. (Jubileo de la Esperanza nº 10a) “Pienso en los presos que, privados de la libertad, experimentan cada día -además de la dureza de la reclusión”. (Jubileo de la Esperanza nº 10b). “Que se ofrezcan signos de esperanza a los enfermos que están en sus casas o en los hospitales” (Jubileo de la Esperanza nº 11). También necesitan signos de esperanza aquellos que en sí mismos la representan: los jóvenes. (Jubileo de la Esperanza Nº 12). “No pueden faltar signos de esperanza hacia los migrantes, que abandonan su tierra en busca de una vida mejor para ellos y sus familias”. (Jubileo de la Esperanza Nº 13) “Signos de esperanza merecen los ancianos, que a menudo experimentan soledad y sentimientos de abandono” (Jubileo de la Esperanza Nº 13). Estos son los comensales que Jesús llamaría para compartir la cena pascual, la cena de la entrega, del compromiso. Por todos ellos sangra el corazón de Jesús. El Jubileo de la Esperanza es una llamada a la solidaridad y a la justicia social para tantas personas que han perdido toda esperanza.
Vivir la fiesta del Corpus Cristi, vivir la eucaristía es renovar el servicio, primero en la comunidad y luego en la misión, en los cruces de caminos. Me compromete a llevar las cargas de mis hermanos, a curar sus heridas, a lavarles los pies y ayudarles a llevar su cruz. Como nos decía Benedicto XVI: “La Eucaristía, a través de la puesta en práctica de este compromiso, transforma en vida lo que ella significa en la celebración” (Exhortación Apostólica Sacramentum Caritatis. 89). No hay eucaristía sin vida, y no hay vida sin eucaristía.
Día de la Caridad, de reconocimiento al compromiso de Caritas en una sociedad necesitada de signos, de opciones personales y de compromiso. Quiero reconocer y poner en valor el trabajo de nuestra Caritas diocesana de Navarra, su trabajo y entrega por los más desfavorecidos de nuestra Iglesia que peregrina en Navarra. El pasado sábado 25 de mayo se inauguró la Tómbola de Cáritas, que en su 79º edición quiere ser un medio de sensibilización y de ayuda a los más necesitados. Invito a todos los navarros a que se pasen por nuestra Tómbola y colaboren con los programas de Caritas Diocesana, es otra forma de vivir el Corpus Christi, ¡Que no te lo cuenten! ¡Pásate tú!
Y no lo olvides, ¡El corazón de Jesús sangra por ti!, por amor. Porque “sino tengo amor, no soy nada” (1Cor. 13, 2). ❏

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