El Papa Francisco trae el Adviento a la Iglesia de Navarra
Lo hace a través de la audiencia del pasado 16 de noviembre en la que recibió a los seminaristas de Pamplona y San Sebastián, a sus formadores y trabajadores del centro de estudios, junto con los obispos de San Sebastián y Pamplona y Tudela.
Fue una experiencia única, diferente, especial. ¡Encontrarse con el Santo Padre! Para la mayoría era la primera vez. Todos emocionados. Una audiencia que nos habla de esperanza. Todos los que participamos en dicha audiencia volvimos a nuestra realidad, a nuestras diócesis, con una esperanza renovada. Nos creíamos que la utopía del Papa Francisco se podía hacer realidad, y sobre todo en este Adviento, como preparación a la Navidad.
Este domingo, 1 de diciembre, comenzamos el Adviento, un tiempo que nos prepara para el nacimiento de Jesús, para la encarnación de Cristo entre nosotros. Y la Iglesia nos ofrece un cambio de vida, nos pide mostrar una nueva actitud. El Papa Francisco dio las claves a nuestra Iglesia de Navarra, para vivir el Adviento, a través de la audiencia a sus seminaristas.
“El vino de la esperanza que nos dejó el Buen Samaritano”, dijo el Papa Francisco a los seminaristas. Una esperanza necesitada en el mundo de los pobres. No hay esperanza sin encarnación, no hay esperanza sin compromiso, no hay esperanza sin implicación personal, no hay esperanza sin ponerse a la altura de los pobres, no hay esperanza sin compartir mis bienes o sin tocar la llaga del pobre como hizo el Buen Samaritano.
El Adviento nos habla de renuncias, por eso el Papa Francisco les dijo a los seminaristas de Pamplona “encontrar a Dios, vaciándonos de tantas cosas que llevamos como lastres”. Es difícil que podamos acoger al Mesías que nace si estamos llenos y ocupados en cosas superfluas, materiales, pero casi siempre innecesarias, y que ocupan mi corazón. El Adviento me lleva a renuncias, a dejar atrás todo lo que no es necesario, para recibir a Cristo que nace para quedarse entre nosotros.
Con énfasis el Papa Francisco dijo a los futuros sacerdotes de Navarra “no podemos hacer distinción de personas por más que sean extranjeros”. El Adviento nos habla de apertura, de cambio, de compromiso social. En una sociedad multicultural, donde la población extranjera en España ya es de 8,8 millones, el 18,01%, la quinta parte de la población española. ¿Quién soy yo para juzgar por el color de piel o la procedencia? ¿Quién soy para dar “carnets” de buenos y malos según mi origen racial o geográfico? Adviento es libertad, es evangelio, es acogida, es fraternidad, es no discriminación, es esperanza para el que viene de fuera.
El Adviento reclama un estilo de cristianismo especial cuando el Papa nos dijo “sean valientes, desprendidos e incansables”. Adviento nos empuja a no tener miedo, a ser valientes, a no escondernos. Hoy nos cuesta presentarnos fuera de nuestros templos como creyentes, como cristianos. El Papa nos anima a no escondernos. Quizás el Adviento puede ser una oportunidad para salir de nuestra zona de confort y manifestar al mundo que soy de Jesús. Es tiempo de decir a nuestra sociedad navarra, que Cristo viene para liberarnos y para hacernos felices.
El Papa nos anima a luchar por la libertad cuando nos dijo “debemos descender a las cárceles, a todas aquellas prisiones que encarcelan a los hombres y mujeres de nuestra sociedad”. La cárcel es el espacio de la no esperanza, del fracaso. Cuesta vivir el Adviento en prisión. El Papa nos anima a visitar las prisiones y ser palabra, sonrisa y abrazo de la esperanza que nos viene a traer Jesús con su nacimiento.
Francisco nos anima a ser “desprendidos”, solidarios, especialmente con los que menos tienen. Cercano a los pobres, a los más vulnerables de nuestra sociedad. No hay Adviento sin compromiso, no hay Adviento sin solidaridad, no hay Adviento sin compartir, especialmente con los más pobres.
Pero el gran mensaje de Adviento del Papa Francisco, es su paternidad, su acogida, su no hacer distinción, su sonrisa, su mensaje positivo. La audiencia que nos concedió el pasado 16 de noviembre adelantó una semana nuestro adviento, porque salimos convencidos de que otro mundo es posible, otra sociedad es posible, y otra Navarra más solidaria es posible. Yo no pierdo la esperanza.
+ Florencio Roselló Avellanas O de M
Arzobispo de Pamplona y obispo de Tudela