San Francisco Javier, patrono de Navarra
Homilía pronunciada por el Arzobispo don Florencio Roselló, el pasado 3 de diciembre, en la basílica de Javier, con motivo de la fiesta de San Francisco Javier.
“San Francisco Javier no se entiende sin la misión, sin la entrega, sin la evangelización”. “Nos muestra la fuerza de la fe”, explicó el Arzobispo.
Nos reunimos hoy para celebrar la vida y misión de nuestro patrono San Francisco Javier. Uno de los más grandes de nuestra tierra. Navarra se entiende con San Francisco Javier, y al santo no se le puede desligar de Navarra, su lugar de nacimiento. Pero también es cierto que la vida de S. Francisco Javier no se entiende sin la misión, sin la entrega, sin la evangelización. S. Francisco fue santo, seguramente más ejemplar que cualquiera de nosotros, pero lo que se destaca de él, fue su entrega y consagración a la misión. Su semilla misionera todavía continua en los casi quinientos misioneros navarros (sacerdotes, religiosos/as, laicos/as) que, en la actualidad, están dispersos por muchos países del mundo.
San Francisco Javier nos muestra la fuerza de la fe, que pueda transformar corazones y mover montañas, incluso al otro lado del mundo, en lugares donde no había fe, ésta mueve, transforma corazones y pueblos enteros. Esa es la grandeza de la misión de San Francisco Javier, no solo predicar, sino el efecto de su predicación, que producía frutos abundantes. San Francisco Javier nos muestra la fuerza del evangelio, por eso está convencido que su vida tiene que estar dedicada a la misión.
En las pasadas Javieradas, eran mis primeras, apenas llevaba mes y medio en Navarra, dije que estábamos pisando tierra sagrada, tierra santa, pues en ella había nacido un santo, San Francisco Javier. Nació aquí, y fue bautizado en la pila que todavía se conserva ahí al lado, en la parroquia. Llegar hasta Javier es dejarse transformar por el espíritu misionero del santo que dejó todo por la misión. Él supo mirar más allá de su entorno más inmediato, dejó de mirarse a sí mismo, levanto sus ojos a lo lejos y vio las necesidades de los lejanos, de los alejados, de los que no contaban, porque en ellos se encontraba el propio Jesús “En verdad os digo que cada vez que lo hicisteis con uno de estos, mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis” (Mt. 25, 40). En una de sus cartas S. Francisco Javier refrendaba las palabras del evangelio cuando decía “bauticé una grande multitud de infantes que no sabían distinguir la mano derecha de la izquierda. Entonces comencé a conocer por qué de los tales es el reino de los cielos” (Cartas 4 [1542] y 5 [1544]).
San Francisco Javier asumió en su vida las palabras de Jesús a los once discípulos después de la resurrección “Id al mundo entero y proclamad el evangelio a toda la creación” (Mc. 16, 15). Entendió que la misión de evangelizar no tenía fronteras, por eso recorrió vastas regiones de Asia, desde la India hasta Japón, pasando por Malaca y las Islas Molucas. En todos estos lugares, Francisco Javier dedicó su esfuerzo a predicar, bautizar y fundar comunidades cristianas. En este anuncio del evangelio también escuchó las palabras de San Pablo en la segunda lectura que le removieron la conciencia y le empujaron a la acción “!Ay de mí, si no anuncio el evangelio!” (1Cor. 9, 16). Asumió en primera persona el mandato evangelizador, era para él una misión urgente e incansable. Esto le llevó a hacer sacrificios personales enormes, dejándolo todo, incluyendo su lugar en la corte de Navarra, su familia y amigos, todos influyentes y de buena posición, para dedicarse completamente a esta misión. Desde la pobreza evangelizar a los pobres.
Su vida estuvo marcada por un deseo ardiente de llevar el mensaje cristiano a lugares donde el evangelio aún no había llegado. Esto le hizo adoptar una actitud abierta y respetuosa con las nuevas culturas que se encontraba en su predicación. Evangelizar no es anular la cultura original de los pueblos, evangelizar es anunciar el evangelio respetando culturas, costumbres y tradiciones. Evangelizar es humanizar con el mensaje de Jesús, es respetar a las personas que se encuentra en su camino. Evangelizar es trabajar por la libertad de los pueblos evangelizados.
Navarra tiene en San Francisco Javier un ejemplo vivo de su interculturalidad, de respeto a la diversidad, a lo diferente. Pamplona recibió la fe de San Saturnino, patrón de nuestra ciudad, fiesta que celebramos el pasado 29 de noviembre. Navarra no se contentó solo con recibir la fe, sino que se comprometió a llevarla al mundo, allende los mares. La vida de San Francisco Javier nos recuerda y nos anima a que todos estamos llamados a ser misioneros, quizás no cruzando los océanos, pero sí llevando el evangelio, a los lugares habituales de nuestra vida: familia, amigos, trabajo, ocio…Misioneros respetando al diferente, al que no piensa como nosotros. Navarra es misionera por compromiso y por tradición. El ejemplo del patrono de Navarra nos habla de iglesia en salida, nos habla de acoger a todos, todos, todos, como nos dice el papa Francisco. Y también San Francisco Javier nos habla de sinodalidad, de caminar juntos, porque su apuesta misionera se realiza con la colaboración de laicos comprometidos, donde no llegan los misioneros. En la actualidad la misión, en muchos lugares, se sostiene gracias a los laicos o consagrados y consagradas.
Hoy celebramos el Día de Navarra, toda la comunidad foral se paraliza. ¿Qué tiene este santo que ha cambiado la vida social de una tierra como Navarra?. Quizás la noticia no sea esa, sino que, a pesar de la situación política tan convulsa que vive Navarra a nivel local y foral, hoy es el día de Navarra, y es gracias a San Francisco Javier. Nadie se ha cuestionado su protagonismo, hay diferencias políticas, muy fuertes, enfrentamientos partidistas, cada vez más duros, y en cambio, el protagonismo de San Francisco Javier nadie lo cuestiona. Nuestro santo está por encima de todas opciones políticas, es aceptado por todos. Y eso, lejos de quejarnos y lamentarnos, como Iglesia de Navarra, nos debería llevar al orgullo. Nuestro santo pone de acuerdo a todas sensibilidades políticas, ¿quién hace hoy esto en España? ¿quién hace esto en Navarra?, nadie. La misión de San Francisco Javier siempre fue la de tender puentes.
Hoy, además de reflexionar sobre la figura de San Francisco Javier, es un día propicio para renovar nuestro compromiso con Navarra, nuestra tierra. A lo largo de los siglos, Navarra ha sido un lugar de encuentro entre culturas y religiones, un espacio de convivencia y respeto. Como cristianos, tenemos una responsabilidad de seguir trabajando por una Navarra más fraterna, justa y solidaria. Siguiendo el ejemplo de San Francisco Javier, debemos ser mensajeros de paz, promotores de la reconciliación y sembradores de esperanza. Nuestro santo ha puesto a todas sensibilidades políticas de acuerdo, luchemos por el diálogo, el acercamiento, a pesar de las diferencias. Es posible una Navarra mejor, gracias a San Francisco Javier.
Con San Francisco Javier celebramos la entrega de los misioneros navarros y de todo el mundo que están siendo testigos de que el evangelio no tiene fronteras. San Francisco Javier se ha encarnado en tantos hombres y mujeres que lo han dejado todo por la misión, y han buscado a los pequeños y humildes para dar vida al evangelio. Hoy son protagonistas también de este día, y son centro de nuestra celebración. Decirles que los recordamos, que los queremos y admiramos.
Aprovecho esta celebración para agradecer a OMP (Obras Misionales Pontificias), que, con su trabajo y entrega, donde hay un gran componente vocacional, nos ayuda a la iglesia de España a trabajar por las misiones. España y Navarra son misioneras y deben de seguir siéndolo.
Con mi bendición.
+ Florencio Roselló Avellanas O de M
Arzobispo de Pamplona y obispo de Tudela