Una Luz que es símbolo de paz, esperanza y fraternidad

Luz de la Paz de Belén

Homilía pronunciada por el Arzobispo don Florencio, el pasado 20 de diciembre, en la Catedral de Pamplona, con motivo del acto organizado por el Movimiento Scout Católico (Scouts de Navarra-MSC) para acoger la Luz de la Paz de Belén

 

Queridos Scouts.

La Luz de la Paz de Belén ya está aquí. ¡Ha llegado! Me llena de gozo ver nuestra catedral llena de scouts, es un signo de comunión y de fraternidad.

Gracias por estar aquí, gracias por ser scouts, gracias por vuestro compromiso, gracias por acudir a mi llamada todos los grupos scouts de Navarra. Todos hacemos iglesia, y manifestamos la comunión con el arzobispo.

La Luz de Belén, que los scouts distribuyen cada año como un símbolo de paz, esperanza y fraternidad, es un recordatorio de la luz que Cristo vino a traer al mundo. Es esperanza, es ilusión, es oportunidad.

En el evangelio que hemos leído, escuchamos cómo las multitudes se acercaban a Juan Bautista, deseosos de escuchar el mensaje de conversión que él predicaba. Juan les decía que no bastaba con las apariencias o con el cumplimiento formal de la ley, sino que debía haber un cambio de actitud, un compromiso, y mirando hacia donde yo he comentado. Por eso en el evangelio Juan es muy directo y les contesta «El que tenga dos túnicas, que comparta con el que no tiene; y el que tenga comida, haga lo mismo». (Lc. 3, 11). Juan es muy claro, hay que compartir, hay que acercarse al otro. No bastan palabras, hace falta vida. Cristo nos llama a ser portadores de esa luz. Nos invita a no quedarnos en la comodidad de la rutina, sino a ser transformados por su amor y a compartir ese amor con los demás, especialmente con aquellos que más lo necesitan.

En nuestra sociedad hay mucha oscuridad, y no sólo física, también social, económica y humana. Está la oscuridad de la guerra. Esta luz viene de una zona de guerra, de Belén, donde cada día escuchamos noticias de ataques, guerra y muerte. me gustaría que un día la pudiésemos devolver con una solución para la paz. Nuestro mundo necesita paz y sobran todas las guerras.

Está la oscuridad de la pobreza. Muchos pobres no ven, no saben a dónde ir porque todo lo ven negro, un futuro oscuro, un futuro difícil. Estamos acostumbrados a llevar esta luz a lugares limpios, cuidados, acogedores, con muchas luces reales. Pero a nuestro alrededor, en la puerta de casa hay muchos lugares de pobreza que necesitan la Luz de la Paz de Belén. Lugares que no huelen bien, que no invitan a entrar, pero que necesitan luz, y no cualquier luz, necesitan la luz de los Scouts, la Luz de la Paz de Belén.

No sé a qué lugares se lleva esta Luz de la Paz de Belén en Navarra. No busquéis lugares cómodos, bonitos e iluminados. Me gustaría que llegase a los inmigrantes, a alguno por lo menos, que ven un futuro muy negro, oscuro, por papeles, por cuestiones administrativas y por cerrazón humana. Me gustaría que llegase a los hospitales, a enfermos solos, o que han perdido la esperanza, algunos han “arrojado la toalla” de luchar por la vida. Me gustaría que llegase a centros de mujeres de víctimas de trata, que han visto truncados sus sueños y que han sido objeto de explotación y manipulación.

Sé que el lunes 23 llegará a la cárcel de Pamplona, os lo agradezco. Es un mundo que conozco, al que le debo mucho y que durante bastantes años he llevado la Luz de la Paz de Belén a la cárcel de Castellón, donde estaba de capellán. Cuando les decía a los presos que esa luz venía de Belén, donde había nacido Jesús, los ojos se les iluminaban, su cara cambiaba. Sentían que para la iglesia eran importantes, pues participaban como la gente de fuera de la Luz de Belén. Soy testigo que la Luz de Belén ha ayudado a mucha gente pobre, y ha devuelto la ilusión a mucha gente hundida y derrotada, también en la cárcel.

Me gustaría que la Luz de la Paz de Belén también llegase a esos lugares que conocemos personalmente, un vecino que lo pasa mal, una situación de injusticia, una persona que vive en constante oscuridad. Alguien cercano o conocido que en estos momentos no tiene ilusión ni esperanza, que reciba esta Luz que hemos recibido aquí, como nos dice Jesús para que alumbre su vida, “no se enciende una lámpara para meterla debajo del celemín, sino para ponerla en el candelero y que alumbre a todos los de casa” (Mt. 5, 15). No nos guardemos esta luz para nosotros, no nos pertenece, podemos transmitir esta luz de manera sencilla, personal, no hace falta hacer una celebración cada vez que la compartamos. Pero no la dejemos en grandes y bonitos salones llenos de luz y suntuosidad que apagan nuestra Luz de Belén.

El lema de este año es comprometedor, nos dice “Somos luz, somos cambio”. Es verdad que estamos llamados a ser luz para los demás, para aquellos que no ven, para aquellas personas perdidas, pero cuando nos pide cambio, primero nos lo pide a nosotros, mira a nuestra vida. No podemos ser luz para los demás si antes no hemos cambiado nosotros, si antes nuestra vida no ha experimentado un cambio, pero un cambio que me lleve al compromiso. Sería muy hipócrita por mi parte pretender que mi luz haga cambiar a los demás, y yo no experimente un mínimo cambio. Muchas veces mi luz es mi vida, mi luz son mis actitudes, mis gestos, mi comportamiento. Y un cambio que me acerque a los demás, especialmente a la gente pobre.

La Luz de Belén nos habla de compartir. Hoy hemos ido recibiendo la luz de otras personas, es un gesto solidario y de cercanía. Queda bonito, pero nuestra vida no es “para quedar bien”. Como Scouts, estamos llamados a vivir los valores de servicio, fraternidad y solidaridad. La Luz de la Paz de Belén que compartimos no solo es un símbolo, sino una llamada a actuar con generosidad, a construir puentes de paz y a llevar la luz del Evangelio a los rincones más oscuros de nuestra sociedad. La conversión de la que habla Juan Bautista es una invitación a ser constructores de una sociedad más justa, más humana, más fraterna. Esta conversión empieza por nuestro propio movimiento, por nuestros grupos scouts. Que seamos portadores de comunión, de cercanía, de apertura y solidaridad.

Estamos en puertas de comenzar el año del Jubileo de la Esperanza, que será el próximo domingo 29 de diciembre, a las 12,00h. en la catedral de Tudela y a las 17,00 en la catedral de Pamplona La Luz de Belén es un símbolo de esa esperanza que no defrauda, que nos dice el Papa Francisco. Es un recordatorio de que, a pesar de las dificultades, de las sombras y las adversidades, hay una luz que nunca se apaga, una luz que viene del amor de Dios y que nos invita a caminar en su dirección. Como Scouts, tenemos la responsabilidad de ser testigos de esa luz, de llevar esperanza a los demás y de hacer presente el Reino de Dios en el mundo, desde la comunión, cercanía y fraternidad.

 

+ Florencio Roselló Avellanas O de M

Arzobispo de Pamplona y obispo de Tudela

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