La Epifanía, una fiesta que nos recuerda que Jesús vino para todos
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Imagen de Miguel Ángel Bretos
Homilía pronunciada por el Arzobispo don Florencio Roselló, el pasado 6 de enero, en la Catedral de Santa María la Real de Pamplona, con motivo de la fiesta de la Epifanía del Señor
Celebramos la Epifanía del Señor, la manifestación de Jesús a todos los pueblos, representados en los Reyes Magos. La primera manifestación fue a los pastores, a los de cerca, a los pobres y humildes. Y hoy, se manifiesta a los poderosos, a los gentiles, a los sabios, a los de lejos, que guiados por una estrella se acercan al portal. Con este día, Dios manifiesta que ha nacido para todos. La Epifanía no es solo una fiesta que recuerda a los Magos, sino que nos recuerda que Jesús vino para todos, sin distinción de razas, culturas o posiciones sociales. Los Magos representaban a los gentiles, aquellos que no formaban parte del pueblo de Israel, pero que, al igual que los pastores, recibieron la revelación de Dios. El Evangelio nos muestra que la salvación de Cristo no es solo para un pueblo elegido, sino para toda la humanidad. Luego está la libertad de acoger y aceptar la propuesta que nos hace Dios o de rechazarla. Este nacer para todos incluye, de manera especial, a los pobres, a los más vulnerables, que fue a los primeros que se apareció en la figura de los pastores.
Los Magos representan a la gente que está en búsqueda. Que la vida no les llena. Son la gente que tiene todo lo material a lo que puede aspirar una persona y una familia, pero no les colma. Es gente que tiene dinero, propiedades, prestigio y poder, pero aún así no se sienten satisfechos y necesitan otra motivación, algo que les llene, necesitan a Dios. Están en búsqueda de algo más que lo conocido, de algo que no está cerca de ellos. Y eso les hace ponerse en camino, les hace salir de sí mismos. Les hace arriesgar y salir en busca de lo desconocido.
Encontrar algo que llena no es sencillo. Los Magos tuvieron que salir de su realidad, adentrarse en lo desconocido, fiarse de la gente, con el riesgo de ser engañados. Tuvieron que sortear dificultades, enfrentarse con Herodes que les engañó, que les quería manipular, pero el encuentro con el Niño les abrió los ojos y volvieron por otro camino, su vida cambio. Ser creyente no es sencillo, hay problemas, incomprensiones…inclusive burlas. Todavía resuena la burla del día de Nochevieja en TVE. Se burlaron del corazón de Jesús, precisamente en este año que el Papa Francisco nos ha regalado la encíclica sobre el Corazón de Jesús “Dilexit nos”. Piden respeto quien no tienen respeto, piden tolerancia quien se ríe de las opiniones diferentes. Se reviste de libertad de expresión, de libertad de opinión, para caricaturizar e ironizar sobre creencias, pero y dónde queda el respeto, porque ya sabemos que mi libertad termina cuando empieza la libertad del otro, y mi libertad y la de la Iglesia ha sido atacada y no ha sido respetada.
Nosotros, al igual que los Reyes Magos, estamos llamados a buscar la verdad en Cristo. En un mundo lleno de confusión y tentaciones, es fácil dejarnos deslumbrar por falsos resplandores y caminos que nos alejan de lo esencial. En la vida hay muchos Herodes que nos confunden, que nos ofrecen paraísos idílicos, con tal de alejarnos de la verdad. Herodes que persiguen a niños, que persiguen a los pobres, que son excluyentes, pensando que el dinero y poder lo pueden todo, pero nunca podrán con la dignidad de los pobres. Herodes que fabrican leyes excluyentes. No hay Herodes que pueda anular los sueños y luchas de los pobres, de los inmigrantes.
En este año del Jubileo de la Esperanza los Magos son los nuevos peregrinos, que se ponen en camino para encontrarse con Jesús. Los Magos adoptan una postura dinámica, activa, podían haber esperado a que les llevasen al niño, eran reyes, magos, o a que el niño fuese a visitarlos. Pero no, adoptaron una actitud de búsqueda, hasta encontrarse con Jesús. Los Magos no paran hasta estar delante de Jesús. Son engañados, se van por otro camino, podían haber desistido, abandonado, pero todo lo que encontraban por el camino no les llenaba, no cumplía las expectativas que les había llevado a peregrinar. Se dejan llevar por la estrella buena hasta llegar a Jesús.
Existe el peligro de vivir el Jubileo adoptando una actitud pasiva, casi negligente, esperando que se me conceda todo. El Jubileo me lleva a peregrinar, a ponerme en camino, a salir de mí mismo, de mi comodidad, el Papa Francisco anima a peregrinar, a ponerse en camino “Ponerse en camino es un gesto típico de quienes buscan sentido a su vida. La peregrinación a pie favorece mucho el redescubrimiento del valor del silencio, del esfuerzo, de lo esencial” (Spes non confundit, 5). Peregrinar supone esfuerzo, sacrificio, cansancio, al final del camino el peregrinaje tiene su premio, su recompensa, los Magos llegan hasta el niño y le adoran, se postran ante él. Peregrinar es encontrarse con Jesús, es abrazar a Jesús, es caminar para cambiar. Volver por otro camino, cambiar de amistades, ya no vuelven con Herodes, significa una nueva vida, una nueva forma de ser, y los Magos lo experimentan, vuelven por otro camino y comienzan una nueva vida.
La peregrinación ha surtido efecto, les ha cambiado, se han encontrado con Jesús y su vida se transforma. Supone que se encontrarán con gente nueva, diferente a la que conocían anteriormente Han descubierto que Jesús les llena, les ha tocado. Dejan a los pies de Jesús el oro, el incienso y la mirra, ya no la van a necesitar, su vida ha cambiado, su centro ya no son las riquezas, ni el poder, su centro es el Niño que ha nacido, que viene para salvar a los hombres y que su reino se centra en el amor y la misericordia y que su trono es la cruz. . El Jubileo de la Esperanza nos debe de llevar a volver por otro camino, a comenzar una nueva vida. Peregrinar es buscar algo nuevo, que me cambie, que me transforme, como hizo con los Magos. Estamos al comienzo del jubileo, que seamos peregrinos, que comencemos una nueva vida después de encontrarnos con Jesús. Peregrinar es buscar un mundo nuevo, más justo y solidario, donde no haya excluidos, donde todos tengamos un sitio en nuestra sociedad y en nuestra iglesia.
El Jubileo también nos habla de humildad, pues supone peregrinar ponerse en camino, cansarse y desgastarse en búsqueda de algo grande, importante, Jesús. Peregrinar, caminar supone depender de otros, cansarse y necesitar de ayudas. Peregrinar es hacerse pequeño porque no lo puedo todo, me canso, me agoto. Los Magos cuando llegan, reconocen la grandeza del Niño. Se postran ante Él, se hacen pequeños, se inclinan ante el Niño y lo adoran. Este gesto de adoración es fundamental, porque nos muestra que el encuentro con Cristo requiere de humildad y entrega. No es suficiente con ver al Niño, sino que es necesario adorarlo y reconocerlo como Señor de nuestras vidas.
Hoy, al comienzo de un nuevo año, y también al comienzo del Año del Jubileo de la Esperanza, iniciamos nuestra peregrinación, para encontrarnos con Jesús. Toda la Iglesia es peregrina en busca de Jesús, también nuestra Iglesia de Navarra. Como los Magos de Oriente dejémonos guiar por la estrella que Dios ha puesto en nuestro camino, y busquemos a quien da sentido a nuestra vida. Que no nos engañen, que no nos desviemos del camino santo, aunque el peregrinaje sea duro, difícil y complicado, como los Magos no dejemos de caminar hasta encontrarnos con Jesús. El Jubileo nos llama a una nueva vida.
+ Florencio Roselló Avellanas O de M
Arzobispo de Pamplona y obispo de Tudela