Jóvenes de las favelas: el sueño de la integración.

Manos UnidasFuente: Manos Unidas.

Cuando el mes de abril toca a su fin, y a escasas seis semanas del inicio del Mundial de Fútbol de Brasil, dirigimos el objetivo de nuestra campaña “Un mundo nuevo, proyecto común”, a una de las realidades más acuciantes del país sudamericano: las favelas. Barrios marginales en los que imperaran la violencia y el narcotráfico, y donde hemos comprobado que la educación es la mejor arma para acabar con estas lacras. .

Asi actuamos. Objetivo un mundo nuevo. Manos Unidas

En un país de 190 millones de habitantes (según el censo de 2010), 11,4 millones viven en favelas (*). Según el “Informe sobre Desarrollo Humano 2013”, que elabora el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), Brasil ocupa el puesto 85 de los 186 países analizados. El indudable progreso económico que está experimentando el país, todavía no se ha visto reflejado en un alto porcentaje de la población que sigue viviendo en situaciones de pobreza extrema. La brecha de la desigualdad se amplía en Brasil en la misma proporción en la que aumenta la riqueza. Y con ella crecen muchas de esas lacras sociales que acompañan a la insatisfacción y a las privaciones: drogas, violencia, machismo, abusos…

Una favela en Brasil

Muchas de las personas que parecen haberse quedado en la cuneta, mientras el resto del país avanza por el camino al desarrollo, habitan en las favelas que bordean las grandes ciudades como Río de Janeiro, Sao Paulo o Recife. Estos barrios marginales, que, en ocasiones, aparecen mezclados con las “Vilas” (término acuñado por los habitantes de las favelas para denominar a las grandes urbes), que es difícil estableces los límites entre unos y otras, son considerados focos de peligrosidad y cuna de traficantes de droga.

Desde que Brasil fuera designado como el país anfitrión del Mundial de Fútbol de 2014 y de los Juegos Olímpicosde 2016, el Gobierno se ha empeñado en “lavar” la cara de las grandes ciudades para ofrecer a los visitantes y al resto del mundo una imagen de seguridad que no se corresponde con la realidad. De hecho, el ejército se ha establecido de manera fija en algunas de las favelas más conflictivas de Río de Janeiro y combate por medio de las armas esa inseguridad contra la que lucha.

 

Guerra y paz en la favela Olímpica_En Portada

 

El Artículo 4º de la Ley N.º 8.069/90 del Estatuto del Niño y Adolescente de Brasil establece que “es deber de la familia, la sociedad y el Estado garantizar a los niños y adolescentes, con absoluta prioridad, el derecho a la vida, a la salud, a los alimentos, a la educación, al ocio, a la formación, a la cultura, a la dignidad, al respeto, a la libertad y a la convivencia familiar y comunitaria. Además de colocarlos salvo de toda forma de negligencia, discriminación, explotación, violencia, crueldad y opresión.» Las circunstancias en las que se desarrolla la vida de millones de adolescentes de las favelas en las que Manos Unidas ha puesto su objetivo, hacen que este artículo pierda toda su validez.

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Manos Unidas lleva muchos años trabajando para combatir la violencia, las pandillas y el tráfico de drogas en estos suburbios con otra arma muy diferente, que actúa desde la raíz del problema para erradicarlo: la educación.

En 2003 comenzó nuestra relación con la ONG local Ruas e Praças, que lleva 25 años trabajando por la integración de niños en situación de abandono en la ciudad de Recife. El proyecto en el que hemos puesto grandes esperanzas se desarrolla en la favela do Coque, a escasos dos kilómetros de Recife. Se trata de una comunidad con gran vulnerabilidad social donde la ausencia de políticas de Estado hace que imperen la violencia extrema y las violaciones de derechos humanos.

La iniciativa de Ruas e Praças, con la que colabora Manos Unidas, tiene como Objetivo contribuir a la reducción de la violencia, el uso de drogas y la vulnerabilidad social de los niños y adolescentes de la favela. Se trata de niños con vínculos familiares frágiles, que crecen en un ambiente donde el crimen y la droga están a la orden del día.

La escuela es el lugar donde el proyecto adquiere mayor fuerza. Allí se ha seleccionado a los alumnos con capacidad de liderazgo, a quienes se ha formado para que, junto a la dirección de la escuela y al equipo del proyecto, identifiquen los conflictos y problemas principales de la comunidad y de la escuela y trabajen como educadores con sus propios compañeros para subsanarlos. También, profesores, funcionarios públicos, consejeros, familias… recibirán formación e información acerca de cómo hacer frente a estos problemas.

 

Al término del proyecto se habrá logrado:

•250 alumnos sensibilizados contra la violencia y el consumo de drogas resultantes de las acciones desarrolladas por el Proyecto.

•500 miembros de la comunidad sensibilizados contra la violencia y el consumo de drogas resultantes de las acciones desarrolladas por el Proyecto.

•Construido/diseñado un modelo de intervención para la reducción de la violencia en la comunidad con la participación de la escuela y de la propia comunidad.

•Reducidos en un 10% los casos de violencia en la escuela y en la comunidad.

 

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