“Necesitamos que brille en este mundo la persona y la enseñanza de Jesús”

Aprovechando la visita a Pamplona del Cardenal Fernando Sebastián, con motivo de la presentación de su nuevo libro, “Memorias con
esperanza”, el Semanario la Verdad charló con él.

¿Qué podemos encontrarnos en su nuevo libro?
En un libro de “Memorias” se relata la vida de una persona, los acontecimientos más importantes de su vida. Yo he intentado presentar también una reflexión cristiana y eclesial acerca de los hechos más significativos que me ha tocado vivir a lo largo de mi larga vida, la guerra civil y sus consecuencias, el Concilio Vaticano II, la transición política, los últimos decenios de la democracia. Mi libro es una mezcla constante de historia y reflexión.

¿Cuál ha sido el momento más importante de su vida?
No es fácil responder a esa pregunta. En una vida hay más de un momento importante. Y no sabe uno cual es el más decisivo. Considero muy importante el momento de mi bautismo, con todo lo que supone de educación cristiana. Importante también el momento de mi vocación para la vida religiosa, sacerdotal y misionera. También podría situar como muy importante el hecho de ser consagrado obispo cuando tenía 49 años. Desde entonces aquella consagración ha determinado todo lo que yo he sido y he hecho.

¿Qué subraya en el libro de sus años en Pamplona?
Los años de ministerio en Pamplona fueron muy intensos y muy variados. En mi libro subrayo mi esfuerzo por ofrecer una orientación doctrinal clara en la vida moral, en la convivencia, en la formación cristiana de la juventud. Con ello pondría también mi preocupación constante por la buena formación de los jóvenes para la vida matrimonial y familiar. Y por último, el trabajo en la pastoral vocacional. Todos tenemos que pedir a Dios que nos dé los sacerdotes que necesitamos para atender y servir al Pueblo de Dios.

¿Echa de menos Pamplona?
Si te digo la verdad, no. Yo estoy acostumbrado a vivir intensamente lo que tengo delante, allí donde estoy, lo que Dios quiere de mí en cada momento y en cada situación de mi vida. Recuerdo mucho los años vividos en Pamplona, las personas, las instituciones, hasta los paisajes y los lugares tan hermosos como hay en Navarra. Los años vividos en Pamplona será siempre muy importantes para mí. Pero vivo contento en donde estoy y haciendo lo que ahora puedo hacer. Dios está conmigo siempre y en todas partes.
¿Qué piensa del nuevo nombramiento de Juan Carlos Elizalde como Obispo de Vitoria?
Pienso que es un buen nombramiento. Creo que Juan Carlos puede ser un buen Obispo, un buen Pastor, padre y guía de los cristianos de esa diócesis hermana y cercana. Así lo deseo y así se lo pido al Señor. Como nos ha ocurrido a todos, necesitará tiempo para aprender este oficio exigente del episcopado, pero con la ayuda del Señor y de los hermanos en la fe alcanzará pronto la sabiduría y las virtudes que necesita un buen obispo.

Como Cardenal, ¿tiene algún encargo especial por parte del Papa Francisco?
No, soy un Cardenal jubilado a todos los efectos. No tengo cargos ni encargos especiales de nadie. El ser Cardenal me hace sentirme más cercano al Santo Padre, a su solicitud pastoral por la Iglesia universal, rezo por él y por sus intenciones, sigo lo mejor que puedo sus enseñanzas y recomendaciones, desde mi retiro trato de colaborar lo que puedo con su ministerio a favor de la fe y de la fraternidad, en el nombre del Señor.

¿Qué problemas destacaría de la Iglesia actual?
Los últimos Papas, y ahora el Papa Francisco nos lo han dicho con toda claridad, el fervor de los cristianos y la fe de los millones de no creyentes, el enfriamiento progresivo de tantos cristianos que se alejan de la Iglesia, que no participan en la Eucaristía, que no se arrepienten de sus pecados, que se dejan dominar por las apetencias de este mundo y viven como paganos. Todos necesitamos que brille en este mundo la persona y la enseñanza de Jesús como principio y meta de nuestra vida.

¿Cómo ve la situación de España? ¿Y de Navarra?
En el aspecto religioso la veo con preocupación y con pena. En España, y Navarra no es excepción, estamos viviendo un proceso rápido y profundo de debilitamiento de la fe, Dios es cada día menos importante en nuestra vida, le dedicamos menos tiempo, le hacemos menos caso, la vida de este mundo nos acapara, perdemos de vista la vida eterna que tendría que ser la luz y la meta y el deseo central de nuestra vida. Tenemos que redescubrir en Jesucristo las verdaderas dimensiones y los primeros valores de nuestra vida personal, familiar y social. Muchos problemas de la convivencia civil y aun política proceden de esta pérdida de una fe en Dios clara y operante. Los hombres y los pueblos sin fe en Dios quedan a la deriva, perdidos en un mar de dudas y de improvisaciones. En eso estamos.

Ahora que estamos en el Año de la Misericordia, ¿algún consejo para vivirlo?
Bueno, tendríamos que leer con atención los escritos del Papa y de los Obispos. Los cristianos modernos tenemos que ser personas bien informadas, conscientes de lo que hacemos y de las razones que tenemos para vivir como vivimos. El cristianismo ha dejado de ser una rutina cómoda. Tiene que ser el fruto de una voluntad decidida y eficiente. Gracias a Dios. Y todo con su ayuda. ¿Un consejo? Podría ser este, leer cada día una página del evangelio de Jesús. Él nos enseñará a ser misericordiosos como Dios es misericordioso.

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