«Ser voluntaria de Manos unidas es un trabajo silencioso que te llena de satisfacción»

Hace unas semanas, Amparo Castiella era elegida nueva delegada de Manos Unidas Pamplona. Hablamos con ella sobre su nuevo cargo, sus retos y su trabajo en esta institución de la Iglesia Católica que ayuda a los más necesitados en el Tercer Mundo.

¿Cómo afronta esta nueva etapa en Manos Unidas como delegada?
Yo que soy optimista por naturaleza, la afronto con muchísima ilusión. Tengo que decir que tuve que pensarme lo de aceptar el cargo, porque implica dedicarme muchas horas y mi familia es grande y supone un sacrificio. Mi marido, muy generosamente, me ha apoyado incondicionalmente y gracias a eso he aceptado. Así que tengo mucha ilusión por esta nueva etapa que se me presenta.

¿Qué funciones son las que llevan a cabo en la delegación?
Yo te puede hablar de la delegación de Pamplona. Aquí tenemos la grandísima suerte de que la anterior delegada, Asunción Orbe, ha sido tremendamente eficaz y ha dejado todos los temas que hay que llevar en la delegación muy trillados. Cada una sabemos el cometido que tenemos que realizar. Esa tarea de cada una están perfectamente definidas y la cosa marcha prácticamente sola. Cada voluntaria se dedica a su área de trabajo, como son proyectos, operación enlace, la campaña anual, el área de economía, educación, sensibilización, los clipmetrajes, exposiciones, etc. Cada una se dedica a un área concreta, pero todas estamos para ayudar en lo que haga falta. Hay una disposición muy buena en todas las voluntarias.

¿Se ha marcado algún objetivo para llevar a cabo durante su mandato?
Sí. Siempre hay que venir a un trabajo como éste con nuevos objetivos. Tenemos uno que es muy ambicioso, que ya tenemos hablado y ya hemos tenido la primera reunión, que es acercarnos más a las parroquias. Queremos dejar de ser una molestia, ya que el día de la colecta de Manos Unidas incordiamos un poco a los párrocos antes, durante y después, y queremos aportar algo más a las parroquias. Queremos que sepan que estamos aquí y que estamos a su disposición para lo que necesiten. Ese es el gran objetivo, pero tenemos otro, que es de puertas a dentro, que es el de insistir, un poco más, en la formación de las voluntarias. Queremos plantear temas, ir desarrollándolos para que haya una discusión, un debate y así formarnos un poco más. No quiero ser muy ambiciosa, pero si somos capaces de entrar un poco más en las parroquias, yo me vería muy contenta.

¿Cuánto tiempo llevaba colaborando en Manos Unidas?
Llevaba 5 años como voluntaria hasta el nombramiento de delegada.

¿A qué se dedicaba antes de entrar en Manos Unidas?
Antes de ser voluntaria fui durante más de 40 años profesora de Arqueología, en la Facultad de Historia, de la Universidad de Navarra. Yo estudié ahí y al terminar los estudios hice la tesina y después la tesis doctoral y empecé a trabajar como profesora. Fue al jubilarme cuando decidí entrar a colaborar con Manos Unidas.

¿Cómo está la situación actual de Manos Unidas? ¿Se necesitan voluntarios?
Gente se necesita siempre, porque esto no es un coto cerrado. Actualmente estamos 25 voluntarias. La mayoría es gente que lleva muchos años, pero hay también un grupo de jóvenes muy eficaces. Hay una que es informática que se ocupan de todo ese tema, algo que al resto se nos escapa. Trabaja mucho en casa, porque tienen niños pequeños, pero es de una eficacia insustituible. Las otras dos llevan operación enlace, que es un apartado importantísimo y también trabajan con mucha eficacia. Intentamos buscar a cada una la labor que mejor desempeñe, la que realice más a gusto.

¿Cómo es trabajar en Manos Unidas?
El trabajo de las voluntarias de Manos Unidas es un trabajo de oficina. No estamos en contacto, directamente, con el tercer mundo, que quizás es lo que mucha gente busca. Es un trabajo mucho más de gestión y de oficina, pero si se hace con el objetivo de ayudar a los demás, llena mucho, porque lo que haces va a redundar en beneficio de los demás, anquen tú no los veas y no los conozcas.
Manos Unidas que intenta mandar el dinero íntegramente. No compramos nada, todo lo que utilizamos en las oficinas es regalado. Así nos aseguramos de que todo el dinero que nos llega se envía a los que de verdad lo necesitan. Ahora, por ejemplo, he conseguido de una fábrica que cerraba un montón de papel.
Muy de vez en cuando, se suele hacer algún viaje para controlar los proyectos. No sé si me tocará hacer alguno, pero si me lo proponen iré encantada. Me encantaría ir a África apra conocer esa realidad.

¿Por qué eligió esta institución para ayudar?
Siempre había oído hablar muy bien de Manos Unidas, especialmente a través de un hermano mío que es misionero en la India. Siempre me destacaba, entre las ONGs que le ayudaban con los proyectos de la misión, la de Manos Unidas. De hecho, cuando él venía a Pamplona solíamos ir a visitar al grupo de Manos Unidas de Vitoria, ya que le ayudaban mucho. Ahí fue el primer contacto que yo tuve con una delegación de Manos Unidas y me pareció que había un ambiente buenísimo, así que cuando Asunción Orbe me dijo si quería colaborar con Manos Unidas no me lo pensé dos veces. No dudé porque me acordaba de lo que me contaba mi hermano.

¿Qué es lo que más le gusta de ayudar a los demás?
Hay muchas mañanas que cuando vengo, quizá me apetecería más quedar con mis amigas a tomar un café o quedarme en casa cosiendo, que me encanta, pero ofrezco ese trabajo en beneficio de los demás. Eso me motiva, aunque no conozca personalmente al beneficiario. No ves la cara, pero sabes que gracias al trabajo de muchas mujeres como yo estamos ayudando a gente que lo necesita y eso te llena. Es un trabajo silencioso que te llena de satisfacción.

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