«La iglesia tiene futuro si se pone al lado de los pobres»

El pasado mes de abril se cumplió un año del terrible terremoto que asoló Ecuador, concretamente la provincia de Manabí. Aprovechando la visita a Pamplona del corellano Mons. Eugenio Arellano, Obispo de Esmeraldas (Ecuador), el semanario La Verdad charló con él sobre cómo se encuentra actualmente el país y sus ciudadanos.
Mons. Eugenio Arellano es un misionero comboniano nacido en Corella, que lleva 42 años en la diócesis ecuatoriana de Esmeraldas, de los cuales 22 como Obispo.

¿Cómo ha llegado un navarro a ser Obispo de Esmeralda?
Yo era un joven que había acabado de estudiar oposiciones de Magisterio en el año 66 y conseguí que me dieran una plaza de maestro en propiedad en Tudela cuando tenía 22 años. Ya por aquel entonces tenía el gusanillo de la vocación misionera, me sentía muy atraído por el testimonio que daban los misioneros. Me propuse que si conseguía la plaza de Tudela en propiedad, que era una de las mejores, me iba al Seminario. La conseguí, ejercí durante un año y al año siguiente me fui al Seminario de los Combonianos. Me formaron espiritualmente, después me mandaron a estudiar Filosofía a Oporto y de ahí pasé a París a estudiar en la Universidad Católica durante los años años calientes, el 69-70. Me ordené sacerdote y estudié misionología, hice un diplomado y me mandaron a trabajar con vocaciones adultas a Barcelona. Ahí estuve cuatro años y finalmente me mandaron a la diócesis de Esmeraldas.

¿Cuántos años lleva allí?
En Esmeraldas llevo 42 años. Toda una vida. Es una experiencia muy bonita envejecer con un pueblo, crecer con un pueblo. Los navarros tenemos una identidad muy fuerte, pero eso mismo es lo que me permite entregarme más. Yo me siento muy esmeraldeño y los esmeraldeños somos tan libres que nacemos donde nos da la real gana, así que yo soy un esmeraldeño nacido en Navarra.

¿Cómo es Esmeraldas?
Esmeraldas es una población parecida en extensión a Navarra, pero geográficamente muy diferente. Está hecha de costas, está hecha de grandes ríos, está hecha de islas, está hecha de selva. Tenemos dos climas muy opuestos: uno de lluvias y otro de secano. Es una diócesis tropical, con todas las enfermedades endémicas típicas de esos climas. La población mayoritaria es negra, es afro descendiente. También hay muchos blancos, pero son colonos, que vinieron de otras provincias del Ecuador en busca de tierra fértil.
Es una provincia con tres minorías indígenas:
– Los Epera que son poquísimos. Estaban en desaparición. Con éstos se ha cumplido la Palabra del Éxodo “Antes no erais pueblo y ahora sois pueblo”. Los pocos que había estaban diseminados y andaban alcoholizados. Se observó que tenían un idioma, se les reunió y, con ayuda de Cáritas Alemania, se les compró una tierra. Pedí a una antropóloga que me hiciera los estudios y de acuerdo a la cultura ancestral de ellos les ubicamos en esa tierra, se les vacunó, se les asistió en los partos y hoy día son más de 300 o 400 personas, que tienen su escuela, su cultura, su capilla…
– Tenemos también los Chachis, que hablan chapalá. Estos son más, unos 30.000 y ya tenemos el primer sacerdote indígena de ellos, el Padre Carlos.
– Y finalmente tenemos otros que se llaman Achuar.
Al ser la mayoría negra es un pueblo muy alegre, que canta a la vida, que tiene una visión positiva de todo. El rostro de los negros está iluminado por la sonrisa. Sonríen no porque no tengan problemas, sino porque saben que Dios está con ellos. Tienen un tesoro que deberían compartir con Europa, que es el tesoro de la mirada positiva de la vida. Ellos sonríen a Dios, sonríen a la vida. Son una reserva de humanidad, son pobres pero ricos en alegría.

¿Cuáles son las mayores necesidades que hay en Esmeralda?
Principalmente los problemas de salud. Las enfermedades endémicas, todo tipo de dengue, paludismo, tifoidea, etc. Por otra parte, hemos sido siempre muy marginados por todos los poderes. Me da vergüenza decirlo, pero históricamente hasta por la Iglesia fueron marginados, porque pasaron siglos sin evangelizadores. La comunidad negra recibió el bautismo y fue transmitiéndolo de padres a hijos. Mantuvieron la fe. Yo tengo la convicción de que la Virgen María es la guardiana de la fe de ese pueblo. María les guardó la fe porque le tienen un gran cariño y devoción. En todas sus canciones cantan a María.

¿En qué está trabajando la Iglesia allí?
Estamos trabajando, por un lado a nivel de pastoral social, ayuda al pueblo, que es nuestra prioridad. Hubo un gran terremoto hace casi un año, el 16 de abril de 2016, que destruyó todo. Fue horroroso, la inseguridad, la pérdida de gente, la impotencia por no poder ayudar es algo que no se puede aguantar. Uno tiene que controlarse y mirar al cielo para no volverse histérico y desbaratarse. Yo los visité al día siguiente y me temblaban las piernas. Veía las casas destruidas, hundidas en fango, la pobre gente abrazada entre las ruinas. No es fácil hablar, solo te nace echarles la mano al hombro. El pobre es resignado, no se rebela contra Dios. Reacciona y dice “mi Dios me lo dio y mi Dios me lo volverá a dar”. Nuestra tarea principal ha sido cubrir las necesidades principales. Antes de la intervención del Gobierno la Iglesia ya había aportado alimentos, medicinas, ropas…

Tras el seísmo ¿cómo está la situación actualmente?
Tuvimos muchísima solidaridad, de parte de Cáritas de Navarra y hemos podido construir 20 escuelas muy bonitas. Escuelas no para pobres, sino escuelas bellas, con suelos de cerámica, con bonitos muebles, que den dignidad a la gente, como se merecen los pobres. Además de Cáritas Navarra, nos han ayudado desde otros países. Con esas ayudas hemos construido más de 300 casas para los dos sectores de la población que hay. Unos que son los campesinos, que necesitaban vivir cerca del agua dulce para poder trabajar sus campos. Y otros los pescadores, que necesitaban casas cerca del mar.

Además, hemos hecho varios proyectos de reactivación de la economía. Creamos un equipo de sostén y análisis, que se ocuparon de detectar aquellos puntos donde era posible hacer negocio. Se preparó principalmente a las mujeres, a las que no tienen esposo y tienen algún niño, a las que tienen hijos con alguna dificultad, o que tienen a los abuelitos. Se les dio un dinero a fondo perdido, con posibilidad de recuperarlo en las inversiones, para llevar a cabo proyectos sencillos como, por ejemplo, vender pescado frito. Otra vende palomitas de maíz en los patios de las escuelas, otra crían pollitos, otras siembran hierbas medicinales y las venden, otras con una canoa recogen marisco en las raíces del mangle, otras con una lavadora lava ropa ajena a precio barato, etc. Para que ellos mismos fueran sujetos de su mejora.
Tras el terremoto quedó un gran miedo en la población y llamamos a unos profesionales que vinieron a hacer terapias grupales. Publicamos cinco cartillas con preguntas para que fueran asumiendo la situación, para que fueran retomando la confianza.
Ahora nos queda conseguir la capacitación hacia una pedagogía liberadora de los profesores del Gobierno y de los colegios de la Iglesia católica. No pueden seguir el curso como si nada hubiera pasado. Tienen que tener una pedagogía y unas metodologías didácticas mucho más innovadoras. Estoy en diálogo con UNICEF para que me apoyen esos procesos.

¿Qué tal son las relaciones estado iglesia?
Las relaciones son de amigos, pero no exentas de dificultades y de tensiones. El Gobierno pertenece a la línea del socialismo del siglo XXI, pero el presidente ha sido, en su línea, respetuoso. Y la iglesia no se ha salido de sus funciones.

¿Cómo es la situación de la Iglesia en Ecuador?
Actualmente hay vocaciones. La iglesia de ecuador es una iglesia sencilla. Cierta clase cultural, ciertos políticos rechaza a la Iglesia. Pero rechazan una iglesia que no existe, una iglesia que ellos tienen en la cabeza, de la que han oído hablar pero que no es la real. No es el peor momento para la Iglesia, pero tarde o temprano nos llegará esa ola de secularización que ustedes ya están sufriendo. Solo espero que esa secularización no sea tan fuerte como la que hay en la cultura europea y, sobre todo, en la cultura navarra.

Hablando de Navarra, ¿la ve muy cambiada?
No reconozco mi Navarra. Créame, no la reconozco. Está perdiendo identidad. Creo que la identidad va a quedar reducida a las alpargatas, a la faja roja y al pañuelo, pero no a los valores que adornaron siempre a las personas en Navarra. La historia avanza, y lo que tenemos que encontrar en Navarra son cauces que expresen los nuevos valores de identidad. Quizás, en vez de las alpargatas, deberíamos tener un pluralismo multicultural que sepa acoger las nuevas realidades que nos vienen.

¿Y qué puede hacer la Iglesia para mejorar esta situación?
La Iglesia también estamos necesitados de baños de profetismo para hacernos más creíbles. Si vienen ciertos secularismos no podemos seguir con lo mismo. Eso es una llamada a un mayor profetismo. La iglesia tiene que seguir haciendo opinión pero desde el profetismo. Y a quien le caiga mal que le caiga. Debemos recuperar ese espacio de libertad que nos está entregando el Papa Francisco. La profecía no ha que buscarla, la profecía viene cuando estamos junto a los más pobres. Cuando estamos preocupados y luchamos para que un enfermo muera con dignidad, cuando luchamos para que tengan derecho a unas tierras para poder trabajar, cuando defendemos a esa niña que ha sido abusada o a esa madre que sufre maltrato… Créame que ahí está Dios y es ahí cuando la Iglesia se crea el respeto. Cuando nos quedamos con roquetes y ropas raras del siglo pasado y encerrados en nuestros ritos no hay futuro. Una iglesia de profesiones no tiene futuro. También son necesarias las profesiones, pero no reducirnos a eso. La iglesia tiene futuro si se pone al lado de los pobres.

Hay una expresión de Jesús que dice “Padre yo te alabo, porque escondiste estas cosas a los sabios y poderosos y se las has revelado a los más pequeños”. Si queremos entender esas cosas que Jesús dice, tenemos que estar cerca de los pobres. Si no nos privamos de esa profecía.

¿Qué opina del Papa Francisco?
Pienso que es la respuesta de Dios a las necesidades de la Iglesia de hoy. Es la respuesta de Dios para la pastoral y para los demás. Es un llamamiento a la conversión para toda la Iglesia comenzando por los obispos. Cuando nos habla de conversión pastoral, nos pide un cambio en nuestra vida, un cambio de vida total. Nos habla de darnos totalmente a los demás y buscar nuestro consuelo y nuestro descanso en la cercanía del pueblo. El Papa Francisco, con su sabiduría y su abundante doctrina, está dándonos bocanadas de oxígeno.

En Navarra la comunidad ecuatoriana es la más numerosa ¿qué les podría decir?
Les digo que sean fieles a sí mismos, a la fe que recibieron de sus papas, de su pueblo. Y les diría una expresión que ellos conocen que es: “que ninguno se me baje de la camioneta”. Que sigan fieles a vivir la fe en la Iglesia y que sigan amando a la Virgen. Que en sus momentos más difíciles miren al cielo, porque allí está la Virgencita protegiéndoles.

Antes de terminar, ¿quiere añadir algo?
Quiero agradecer a Cáritas que, a través del Señor Arzobispo y a través del padre Ángel Iriarte, nos hizo llegar más de 200.000 euros. Eso nos ha permitido construir las escuelas y casas de las que le he hablado y crear negocios para que la gente se gane la vida. Agradezco mucho a todos los paisanos de navarra que han contribuido para hacer posible esa ayuda. Es bonito sentirse arropado y cobijado por la solidaridad de la iglesia de origen de uno. Gracias.

Comparte este texto en las redes sociales
Esta web utiliza cookies propias y de terceros para su correcto funcionamiento y para fines analíticos. Contiene enlaces a sitios web de terceros con políticas de privacidad ajenas que podrás aceptar o no cuando accedas a ellos. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos. Ver
Privacidad