Clausura del Año Jubilar de las Misioneras de Cristo Jesús
El pasado 2 de diciembre, el Instituto de las Misioneras de Cristo Jesús concluía el Año Jubilar en el que celebraron con gozo el 75 aniversario de su fundación. Durante este tiempo, que para ellas se inició el 2 de diciembre por ser la fecha aniversario del nacimiento del primer germen del Instituto, han tenido la ocasión de reavivar el carisma recibido y buscar la manera de vivirlo en esta sociedad tan diferente de la que lo vio nacer en 1944.
El Arzobispo Don Francisco Pérez González presidió una Eucaristía en la Casa Madre de Javier, que fue concelebrada por el P. Abad de Leyre, Juan Manuel Apesteguía, el Padre Prior de este Monasterio Benedictino, Óscar Jaumsaras, el P. Txema Vicente, Superior de los PP. Jesuitas de Javier, y el sacerdote Livio Ledezma.
Numerosas personas, provenientes de distintos lugares de la geografía navarra e incluso de fuera de España, acompañaron a las muchas hermanas allí congregadas.
En la celebración, el Arzobispo agradeció la labor de las Misioneras, “quienes, siempre con Cristo Jesús como centro de sus vidas, desean hacerse presentes allí donde los valores del Reino son desconocidos o aplastados, abriendo, con su trabajo, nuevos caminos al Evangelio y haciendo de sus vidas un signo de la fraternidad universal”.
Precisamente, reflejo de la internacionalidad de estas comunidades fueron los cantos que se escucharon en distintas lenguas en donde están presentes las Misioneras de Cristo Jesús: swahili, francés, vietnamita…
Una vez concluida la Eucaristía, los asistentes degustaron un aperitivo en un ambiente de fraternidad y cordialidad.
El Instituto de las Misioneras de Cristo Jesús fue fundado el 14 de marzo de 1944, cuando tres mujeres navarras pertenecientes a la Acción Católica -María Camino Sanz Orrio, Mª Concepción Arraiza y María Teresa Unzu- se reunían en Javier para “siguiendo el ejemplo de San Francisco Javier, llevar el mensaje de Cristo a los pueblos más alejados y necesitados y lanzarse con gran fortaleza de ánimo a abrir nuevos caminos al Evangelio”.
Desde el comienzo se buscó un nuevo estilo de ser misionera: más ágil y eficaz. Quienes se reunieron alrededor de la idea inicial sabían que tenían que ser mujeres de fe y oración, ancladas en lo esencial: el amor a Jesucristo y la consagración a la Misión (por eso, añadieron un cuarto voto: “marchar y servir a las misiones”). Algo aún necesario porque, como recordaba Alphonsine Kitumua, Directora General del Instituto, “la tarea misionera sigue teniendo sentido porque todavía hay mucha gente en el mundo que no conoce el Evangelio”.
Actualmente, el Instituto de las Misioneras de Cristo Jesús está presente en diez países -India, Japón, Venezuela, Bolivia, China, Vietnam, España, Camerún, Congo y Chad- y cuenta con 312 hermanas de 14 nacionalidades distintas.