Vigilia de la Inmaculada
La noche del 7 de diciembre, víspera de la fiesta de la Inmaculada Concepción, se celebró, como es tradición, la Vigilia de la Inmaculada en la parroquia de San Miguel de Pamplona, organizada por los Cruzados de Santa María, miembros de la espiritualidad del Padre Morales, y presidida por el Arzobispo, Mons. Francisco Pérez.
Este año, debido a las normas para paliar la pandemia del Covid19, la Vigilia se adelantó a las nueve de la noche y los asistentes cumplieron con las distancias de seguridad establecidas.
Durante la celebración se rezó el Santo Rosario, donde cada dos misterios se pudo escuchar el testimonio de personas que contaron experiencia del amor de María. Una de esas personas narró la experiencia de Silvia, que lleva muchos años enferma y que cuando su hermana le pregunta cuál es su momento de mayor consuelo, contesta que es cuando reza el Ave María. Otra de las experiencias que se pudo escuchar fue la de una mujer que narró que no era creyente, hasta que conoció a su novio, posteriormente su marido, el cual le ayudó en el camino de la alegría de la fe.
Posteriormente se celebró la Eucaristía presidida por el Arzobispo D. Francisco, quien en la homilía recordó que María es Madre por tres razones: primero porque hizo la voluntad de Dios, segundo porque engendró a Jesús por obra del Espíritu Santo y dio a Luz en Belén al Niño Dios y tercero porque estuvo al pie de la Cruz donde Jesús nos la regaló como Madre de la Iglesia.
En la celebración también se pidió por los seminaristas, puesto que el día de la Inmaculada se celebró la jornada del Día del Seminario, cuyo lema de este año fue “Pastores Misioneros”.
La Vigilia concluyó cantando a la Virgen el Salve Regina.
