La Catedral de Pamplona publica una versión inédita del Réquiem de Mozart

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El pasado 16 de febrero, la capilla Rococó de la Catedral de Santa María la Real de Pamplona acogió la presentación del volumen “El Réquiem de Mozart en Pamplona (1844): estudio y edición musical”.

La Catedral de Pamplona y el Instituto Cultura y Sociedad de la Universidad de Navarra, en colaboración con la prestigiosa editorial alemana Reichenberger, han publicado esta singular versión del Réquiem de Mozart, conservada en el archivo musical catedralicio.

Esta especial y única partitura fue recuperada el pasado año por la Capilla de Música y la Orquesta Sinfónica de Navarra, bajo la batuta de Aurelio Sagaseta, Chantre y Maestro de Capilla de la Catedral pamplonesa, durante la solemne Misa de Réquiem en memoria de todos los fieles difuntos celebrada en la seo pamplonesa.

La edición crítica ha sido realizada por el propio Aurelio Sagaseta y viene precedida por un estudio de Miguel Ángel Marín, director del Programa de Música de la Fundación March y profesor de Musicología de la Universidad de la Rioja.

La partitura, como se muestra en este estudio, fue preparada para las solemnes exequias fúnebres de la infanta Luisa Carlota de Borbón-Dos Sicilias, madre de Francisco Asís de Borbón y Parma, y por tanto, suegra de la reina Isabel II, celebradas en la iglesia de San Nicolás de Pamplona, en 1844.

Como explicó el propio Aurelio Sagaseta, la versión inédita del Réquiem de Mozart, que ahora se publica, contiene algunas variantes sustantivas con respecto al original que la hace única. Por ejemplo, moderniza la orquestación que sustituye los corni di basseto y trombones originales por clarinetes, fagotes y trompas, al tiempo que añade un contrabajo de nueva factura.
Esta publicación es la tercera de la colección Chantria surgida como fruto del proyecto colaboración firmado entre el Instituto Cultura y Sociedad de la Universidad de Navarra y el Cabildo de la Catedral de Pamplona y que ha sido coordinado por Rafael Zafra, colaborador del ICS.

En la rueda de prensa estuvo presente el Deán Carlos Ayerra, responsable de la firma del convenio con el ISC, hace cuatro años. Ayerra explicó que “este volumen es un punto y seguido a aquello que comenzó hace 4 años en este proyecto de colaboración entre en Cabildo de la Catedral de Pamplona, en su rico archivo musical por medio del Maestro de Capilla, don Aurelio Sagaseta, el organista Julián Ayesa y los miembros de la Capilla de Música”.

Por su parte, Julia Pavón, decana de la Facultad de Filosofía y Letras de la UN y responsable del proyecto de recuperación de patrimonio y herencia cultural del ISC de la Universidad de Navarra, explicó que este convenio surgió con “la ilusión de mostrar y demostrar que la herencia cultural forman parte del ADN del futuro. Es decir, que esta recuperación del estudio crítico, con este tercer volumen, rescata este riquísimo repertorio que tiene la Chantría, que tiene la Catedral de Pamplona y que nos muestra que la cultura, en este caso la cultura musical, ha conformado el pensamiento, las bases y parte de lo que somos hoy. Sin los sedimentos que han dejado las herencias del pasado en todos los elementos, nuestra cultura actual no tendría la identidad que tiene”.

Antes de dar paso a la explicación de Aurelio Sagaseta, Rafael Zafra, coordinador del proyecto, afirmó que “este tercer volumen que hoy se presenta corresponde a una versión muy especial del Réquiem de Mozart que se conserva en el archivo de la Catedral”, y añadió que se seguirá trabajando en un futuro en proyectos de este tipo.

Finalmente, el Maestro de Capilla, Aurelio Sagaseta, ofreció unas palabras en las que presentó el Réquiem de Mozart y que ofrecemos a continuación.

Tras las palabras de Aurelio se presentó en directo el número “Lacrymosa”, últimos papeles de música escritos por Mozart, a cargo de un cuarteto vocal, acompañado al piano de la Capilla de Música por Julián Ayesa. Tras esta bella actuación, se pudo ver un breve video del concierto de presentación que tuvo lugar el 2 noviembre de 2029, por la Capilla de Música, en la Catedral de Pamplona.

Palabras de Aurelio Sagaseta:

Desde mi toma de posesión como Maestro de Capilla hace unas décadas y la consiguiente entrega para su custodia del Archivo de Música, me llamó la atención la existencia de una copia del Requiem de Mozart entre sus manuscritos. En sus tapas de cartón y descoloridas cintas de seda verde, presenta una enigmática inscripción “sepultus in Leizic”. Los originales estaban y están limpios y sin signos de mucho uso.
Este interesante material ha seguido inédito durante décadas en espera de una mano que apoyara su interpretación, toda vez que se trata de un concierto caro, ya que requiere coro, cuarteto vocal de solistas profesionales y orquesta de igual rango. Además, había que transcribir y actualizar todo el material a claves modernas, pues hoy día, ningún coro al uso es capaz de interpretarlo a partir de esos originales. Todo siguió “ad kalendas graecas”.
Varios factores han confluido por fin para su interpretación y edición impresa, esta vez de la mano del Convenio Capilla de Música Universidad de Navarra firmado en febrero de 2017 para tres años. Como saben, la obra fue presentada o interpretada en la misma Catedral en la liturgia del 2 de noviembre, Día de Difuntos, de 2019.
El Cabildo aportó la Catedral misma con toda su parafernalia al servicio de esa singular Misa de Requiem, la Universidad puso parte de la infraestructura ornamental y el Ayuntamiento de la Ciudad la plataforma e iluminación requeridas, Todo lo demás (orquesta, cuarteto solista, coro y dirección) lo aportó la misma Capilla de Música en exclusiva. Desde febrero del mismo año 2020 el video está subido al canal de YouTube.
El costo de la edición impresa de la partitura ha corrido por cuenta de la Universidad de Navarra. Toda obra de esta naturaleza requiere un largo proceso.
Quizá, al principio, estábamos demasiado centrados en “Leipzig” a causa del enigmático escrito que aparece en la copia de Pamplona (“sepultus in Leipcic”), cierto que la primera copia-publicación de la obra se hizo en Leipzig, año 1800), pero la copia del Archivo Catedral de Pamplona es posterior.
Aquí entró en juego el musicólogo Miguel A. Marín, quien investigó todos los Réquiem mozartianos españoles, labor apoyada por Rafael Zafra, y fue centrando mejor el motivo y entorno de su interpretación en Pamplona.
La musicóloga María Gembero ya había publicado en 2016 estos datos, que han sido clave: que se había interpretado la “Grande Misa de Mozart” (así lo titula el “Libro de Capilla” de la Seo) por la Capilla de Música y otros músicos contratados el 16 de febrero de 1844 en San Nicolás de Pamplona en las exequias de la infanta Luisa Carlota. Faltaba un detalle. Se supuso erróneamente que se trata de la titulada “Gran misa” de Mozart, y para colmo hay otra Misa de Mozart en la misma Catedral en cuyo título aparecen estas palabras Misa “del célebre Mozart”. No fue ninguna de las dos, ni la “grande” ni la del “célebre” Mozart, sino el Réquiem.
Más adelante, encontré la cantidad que se pagó a cada uno de los músicos de la Capilla de Música y de la banda del Regimiento militar de Pamplona en ese funeral de 1844. El Dr. M. Ángel Marín unió todos los cabos sueltos, ahondó en el verdadero motivo de ese regio funeral y concluyó que la partitura utilizada en dichas exequias fue el Réquiem de Mozart. Todo esto queda perfectamente reflejado y citado en el estudio de Marín, que naturalmente amplía la presencia del Requiem en otras catedrales españolas, que él conoce como nadie.
Sigue siendo verdad la acertada frase del musicólogo catalán Felipe Pedrell a comienzos del s. XX que siempre me gusta citar: “Lo poco que sabemos, lo sabemos entre todos”. A la vez, entre el Dr. Marín y yo fuimos viendo todas las variantes del manuscrito de Pamplona.
A esto hay que añadir la transcripción-edición misma de la partitura por mí, con la ayuda del copista profesional Ángel Briz, que desde su escondite de Irún trabaja para las Orquestas de Euzkadi, Madrid o el Orfeón Donostiarra, y desde hace varias décadas también para la Capilla de Música.
Y termino, con mi tema preferido, que lo voy desgranando tanto aquí como en entrevistas en las radios, revistas de música etc.
Una vez montada la obra y hecha su presentación musical en la Catedral, habría que institucionalizar su interpretación fija anual o bianual, lo mismo que se hace en la catedral de San Esteban de Viena. Aquí en Pamplona, bien a través de los distintos ciclos anuales del Ayuntamiento o del Gobierno de Navarra, o bien dentro de la programación de la OSN, o de alguna entidad financiera.
Es más, yo lo haría dentro de la liturgia, porque en la actualidad casi todos los demás Requiem mozartianos del mundo se hacen en el teatro, no en un templo, pero su autor lo hizo para una Misa. “Missa pro defunctis” es su título original.
Si para eso hay que cobrar entrada, porque es en una iglesia, ya habrá fórmulas de poder hacerlo. La música buena, que tiene sus requisitos, hay que pagarla, como sucede en París, Praga o Viena en cualquier iglesia destinada esporádicamente a un concierto sacro. Se trata al menos de equilibrar gastos, no de negocios o beneficios económicos, que de eso no hay peligro.
Es decir: se pretende sumar la liturgia y el aula, “el culto y lo culto”…

 

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