Eugui, una renovada imagen de su parroquia

El pasado 1 de septiembre, conmemoración de san Gil, patrono de Eugui y al que está dedicada la parroquia, D. Francisco inauguró la iglesia con una solemne Eucaristía, acompañado por el párroco D. Santiago Quemada y otros presbíteros. Muchos fueron los fieles que se sumaron a esta celebración litúrgica que se vio vigorizada por las voces bien armonizadas del coro.

Se trata de un edificio de 1898 que entre 1961-63 sufrió una importante reforma que afectó sobre todo al interior, de donde se retiraron los retablos dejando este espacio muy frio y desangelado.

Las huellas que ha ido dejando el paso del tiempo urgían a acometer unas obras que devolvieran al templo además de la dignidad ese ambiente de paz, belleza y recogimiento que ayudan al fiel y visitante.

Las obras, que se han, prolongado a lo largo de los últimos dos años, han renovado el sistema eléctrico, restaurado vidrieras, saneado y ordenado dependencias, y lo más espectacular la elegante y luminosa capa de pintura además de la colocación de los tres retablos, todo lo cual ha dignificado notablemente el templo.

El retablo mayor procede del colegio de la Escolapias de Andéraz, realizado en madera dorada en el siglo XX, con la peculiaridad de que se adapta perfectamente al presbiterio y enmarca visualmente, realzándolas, las interesantes pinturas elaboradas en 1962 por el matrimonio Lozano Sotes-Francis Bartolozzi y su hijo Rafael que narran escenas de la vida de san Gil.

Los dos retablos laterales, de madera en su color, proceden de la iglesia de la Salesas de Pamplona, piezas del siglo XIX de talla muy fina que repiten temas neogóticos. En la imaginería de uno se aprovecha un majestuoso Crucificado y en el otro se han colocado las imágenes de san Francisco Javier y san Antonio, ambas donadas por los dominicos de Villava. Retablos e imágenes contribuyen a ordenar el espacio a la vez que ayudan a la devoción de los fieles.

Las obras han contribuido también a revitalizar la vida de la comunidad parroquial ya que son muchas la personas que han colaborado con entusiasmo, ilusión y esfuerzo, aportando y dejando lo mejor de cada una. Desde los oficios como electricista, albañil, pintor, carpintero hasta las mujeres con su sensibilidad y detallismo que han trabajado para trasformar la iglesia en ese lugar propicio para el recogimiento y pacificación de espíritu. Todo ayuda a orar y glorificar al Señor. M.O.

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