Una Javierada en la que se conmemoraban los 400 años de la canonización de San Francisco Javier

Este sábado, 12 de marzo, se ha celebrado la segunda Javierada con el lema «Caminando juntos con Javier». Una Javierada que se ha enmarcado en la conmemoración de los 400 años de la canonización de San Francisco Javier. Ha sido una jornada en la que han participado miles de fieles: Familias completas, jóvenes, grupos parroquiales, colegios, grupos scouts… Todos han llegado a Javier, en una jornada marcada por el buen tiempo, llenos de ilusión por participar, una vez más, en esta peregrinación de fe que congrega a fieles de todos los puntos de España.

El camino hasta Javier ha transcurrido sin incidencias, con unas 150 atenciones por parte de los voluntarios de Cruz Roja, todas ellas sin importancia. Además, la Policía Foral, en coordinación con otras policías, ha formado un amplio dispositivo de seguridad.

A las tres de la tarde partía desde Sangüesa el Vía Crucis. Los fieles han recorrido los 8 kilómetros que separan Sangüesa de Javier, rezando y meditando los misterios de la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor. Una vez en Javier, a las cinco de la tarde, se ha celebrado la Santa Misa, en una explana del Castillo abarrotada de fieles.

La celebración ha sido presidida por el Arzobispo don Francisco Pérez, quien ha estado acompañado, entre otros, por el Obispo de Bilbao, el Obispo de Jaca, el Obispos de Calahorra y La Calzada-Logroño, el Vicario General, Carlos Esteban Ayerra, y el delegado Episcopal de Misiones y director de las Javieradas, Óscar Azcona.

La celebración ha comenzado con el canto de entrada, dirigido por Javier Leoz, delegado de Religiosidad Popular. A continuación, Carlos Ayerra ha dado lectura al decreto del Año Santo Jubilar, con motivo de los 400 años de la canonización de San Francisco Javier, concedido por el Santo Padre.

Tras las lecturas, la primera en castellano y la segunda en euskera, don Francisco ha ofrecido una homilía en la que ha hecho un llamamiento al perdón, único camino para llegar a la paz. “Si hay un signo de auténtico humanismo, el amor misericordioso, es decir, el perdonar y el sentir el perdón es de un calado tal que provoca la paz y la fraternidad que tanto anhelamos”, ha explicado. También ha recordado a los presentes que pedir perdón no es fácil y que quien nos enseña a hacerlo es Jesucristo, que “Maltratado y crucificado llega a pronunciar: “Padre, perdónales, porque no saben lo que hacen”. No hay auténtico amor si no hay un corazón que sabe pedir perdón y sabe perdonar”. Ha afirmado que muchos no entienden que se pueda perdonar, ya que piensa que pedir perdón y perdonar es de cobardes, pero “nada hay más digno que vivir el amor con humildad de corazón. El perdón no sólo humaniza sino que es la mejor medicina para el corazón roto y destrozado puesto que pasa, si ha vivido el perdón, a ser un corazón renovado y salvado”, ha explicado nuestro Arzobispo.

También ha querido recordar que la confesión es la mejor medicina para sanar un corazón herido. “Si confesamos nuestro pecado ante Dios nos convertimos en un excelente signo de la mejor medicina que sana y fortalece al ser humano: sentirse perdonados por Dios”. Y ha concluido explicando que “si algo está necesitando nuestra sociedad es la reconciliación y ésta se convertiría en la mejor medicina para el corazón angustiado, miedoso y traumatizado para transformarse en un corazón liberado, resuelto y amoroso”.

La colecta, tanto de la Misa de esta segunda Javierada como de la primera, irá destinada a la construcción de una iglesia en la comunidad indígena de Cocama, de la mano del misionero javeriano, natural de Milagro, Ángel de la Victoria.

En las peticiones, al igual que se hizo en la primera Javierada, se ha pedido de forma especial por la paz en Ucrania y en el resto de países que sufren la guerra.

Antes de concluir, el Vicario General, Carlos Ayera, ha dado lectura al decreto por el cual se concede el don de indulgencias con ocasión del Año Jubilar de San Francisco Javier, con motivo de la celebración de los 400 años de su canonización.

Con el himno a San Francisco Javier y una gran pañuelada, por parte de los miles de asistentes, ha finalizado la Misa, que a su vez ponía el punto final a estas Javieradas 2022.

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