Arzobispo Roselló: «Tengo un sueño y cuento contigo para realizarlo»
El sábado 28 de septiembre de 2024 ha tenido lugar la Apertura oficial del curso pastoral diocesano, en la que el arzobispo don Florencio ha expuesto su sueño utópico de una diócesis en salida.
La apertura oficial del curso pastoral diocesano comenzó el 28 de septiembre en el salón de actos del Seminario, con el horizonte del Año Jubilar de la esperanza 2025. El Vicario General, Miguel Larrambebere, ha iniciado la mañana mostrando su gratitud por los 45 años de las Jornadas Pastorales del Pueblo de Dios, que han sido sustituidas por este nuevo formato más condensado. Don Florencio ha presentado al ponente Don Diego Blanco, padre de familia que hizo la interesante disertación con el título «Existe el final feliz». A las 13h Don Florencio prometió que hablaría «con libertad y claro» sobre la Diócesis. Tras la sesión de Blanco, los asistentes se reunieron en grupos y debatieron sobre el tema de la esperanza. Luego hubo una parada para tomar un refrigerio y posteriormente un interesante coloquio, en el que los portavoces de cada grupo pusieron en común las conclusiones a las que había llegado su grupo.
Finalmente, llegó el momento más esperado de la jornada: la disertación del arzobispo don Florencio Roselló, quien expuso su sueño de una diócesis en salida, llena de esperanza y donde quepan todos.
Estos son algunos puntos que comentó el arzobispo don Florencio:
– La comunión, presencia de todos los movimientos en torno al obispo, unidad de los grupos con el mismo nombre
– Sacerdotes, muchos son heroicos, están solos a veces, que sean queridos y comprendidos por los laicos. Hay demasiadas parroquias en Pamplona. Importancia de la pastoral vocacional. Si no hay seminaristas, no hay Cset
– Compromiso cristiano para anunciar el evangelio. Importancia de los laicos. Los curan debe asumir que el laico no es un ayudante, sino que tiene un papel crucial.
– Transmisión de la fe, es tiempo de una nueva evangelización. Nuevos lenguajes. Importancia de la catequesis, los colegios católicos, los profesores de religión…
– El sínodo, dar voz a todos. Yo soy obispo de todos, también de los que no les gusten mis decisiones o de los que discrepen, mejorar la comunicación de la iglesia diocesana, desde la comunión.
– Los pobres. Al pobre no se le cuestiona, se le atiende. No se le juzga, ya le juzgarán otros. He querido darle importancia a la trata que mueve más dinero que la droga. Como diócesis necesitamos un gesto jubilar para los pobres.
– Una iglesia diocesana en salida. Hemos perdido la calle, como dicen los políticos. Presencia pública y sentido de pertenencia fuera de nuestros ámbitos, donde nos sentimos seguros.
– Que seamos capaces de influir algo. Hay que estar en los lugares donde se toman decisiones. Y hay que ser testigos en la vida pública. Hay que decir que somos creyentes.
– Todos tenemos un sitio. Hay que dar espacio también al que no piense como yo. No somos los mejores, sino los llamados. Una iglesia de puertas abiertas.
– Jubileo de la esperanza. Qué acojamos todo lo que venga de la comisión del jubileo.
Para terminar, el arzobispo dijo: «Creo que estos sueños son posibles, si no no hubiese aceptado venir aquí. Creo en la utopía, aunque soy muy racional, y creo en la esperanza. Si tú me ayudas podemos ver realizados estos sueños. Cuento contigo».
Un fuerte aplauso puso fin a esta disertación.