Acto vandálico en el Santuario de Aralar

En la madrugada del sábado 26 de octubre se asaltó la puerta de acceso al Santuario de San Miguel de Aralar. A la puesta, con dos siglos de historia, se le pintó una estrella de David y la palabra “Jude” y luego se le prendió fuego. Pese a quedar muy deterioradas, el fuego no afectó al interior del Santuarios.
El incendio fue descubierto por Curtis, la persona que vigila el Santuario, y que pernocta allí. A las 8:15 se levantó para ir a la iglesia a rezar, antes de abrir el Santuario, y fue cuando vio que había humo. Él fue quien se encargó de sofocar las llamas, llamar a los bomberos y avisar al capellán, Alfonso Garciandía, que a su vez fue el encargado de llamar a la Guardia Civil de Alsasua y de Policía Foral, quien investiga lo ocurrido. La Iglesia de Navarra “confía en la investigación policial para que se esclarezcan los hechos los antes posible y ratifica su apuesta por la tolerancia y el respeto”.
Además, lamenta y rechaza rotundamente el asalto que ha sufrido el Santuario de San Miguel de Aralar, que seguirá “con las puertas siempre abiertas para acoger a los fieles, a los peregrinos y a los visitantes que se acerquen hasta un paraje que combina historia, devoción, leyenda y arte”. Porque como explica Alfonso Garciandía, “el hecho vandálico no impidió que el domingo se celebrara la Eucaristía y que todo siga igual, porque es un santuario vivo”.
“Se va a arreglar la puesta y todo seguirá adelante, porque el Santuario de San Miguel es un faro de luz, especialmente de cara al Jubileo. Es un lugar de esperanza en una sociedad en tinieblas”, explica el capellán. «Pondremos una puesta nueva, pero será una puerta que estará abierta para que la gente pueda acceder a lo sagrado, a lo santo, porque “Quien como Dios, nadie como Dios”, señaló Garciandía.
Además, explicó que “hay un proyecto para unir todos los santuarios europeos, para que la gente que está en búsqueda encuentre respuesta, vea la luz de la Palabra y encuentre misericordia. Y como dijo mi hermano Mikel el día de su ordenación episcopal en Palencia: “Nuestros templos y santuarios no son un tanatorio sino que son un paritorio”, porque San Miguel de Aralar es un lugar donde se da luz».