50 Aniversario de la Vigilia de la Inmaculada en Pamplona

CARTEL VIGILIA 24

Como ya es habitual en Pamplona, el 7 de diciembre, víspera de la festividad de la Inmaculada Concepción de María, tendrá lugar en la parroquia de San Miguel de Pamplona la Vigilia de la Inmaculada.
A las 9 de la noche volverán a llenarse los bancos del templo en la víspera de esta solemnidad. En especial llama la atención la presencia de numerosos jóvenes y familias. Muchos son los que repiten año tras año, porque en su corazón es una fecha marcada y vuelven a dirigir su pensamiento a la Madre de Dios, nuestra Madre.
Pero lo que tal vez no saben es que la celebración de este año cumple precisamente su 50 aniversario en Pamplona.
Acababan de abrir casa en Pamplona los miembros del instituto secular Cruzados de Santa María, fundados por el jesuita P. Tomás Morales, y no tardaron mucho en organizar este acto, iniciado por el también fundador del Hogar del Empleado en Madrid el año 1947. En Pamplona se ha venido celebrando ininterrumpidamente desde 1974, siendo ya un acto profundamente arraigado en nuestra diócesis.
Las Vigilias de la Inmaculada se celebran en toda España y en otros muchos países, sobre todo en Hispanoamérica. ¿De qué se trata? ¿De consideraciones piadosas sobre el dogma de la Inmaculada? Va a ser que no. Es una invitación a un compromiso que empieza por la reforma personal y trata de la responsabilidad del laicado en la Iglesia, de su afán diario por transformar este mundo según el sueño de Dios, de dar la cara y ser creativos y activos en nuestros ambientes, de evangelizar y sembrar esperanza en todos los ámbitos de nuestra sociedad por parte principalmente de los bautizados de a pie.

La hora del laicado
Es “la hora de los laicos”, como afirmaba el padre Morales; un recordatorio de que todos los bautizados somos Iglesia -algo tan oportuno hoy en tiempos de “sinodalidad”-, un aldabonazo a las conciencias para vivir con responsabilidad, fidelidad y entusiasmo las exigencias del bautismo en medio de este mundo: en la familia, en la educación, en el mundo del trabajo, en la ciencia, en la solidaridad, en la cultura, en la vida pública…, conscientes de que personas transformadas contribuyen eficazmente a la transformación de la sociedad desde dentro de ella y de que “el cristiano que falta a sus obligaciones temporales falta a sus deberes con el prójimo; falta, sobre todo, a sus obligaciones para con Dios y pone en peligro su eterna salvación.” (G. spes, 43)
El padre Morales falleció en 1994 y su causa de canonización se encuentra abierta, habiendo sido ya declarado venerable por parte de la Iglesia, tras refrendar que vivió heroicamente las virtudes humanas y cristianas. Prosiguen las Vigilias de la Inmaculada, impulsadas por los miembros del Movimiento de Santa María, suscitado en torno al instituto secular por él fundado.

“Unidos con María, peregrinamos en esperanza”
Todos los años se propone un lema para la Vigilia. El de este año guarda relación directa con el Año Jubilar convocado por el papa Francisco: “Unidos con María, peregrinamos en la esperanza”.
“La esperanza encuentra en la Madre de Dios su testimonio más alto”, escribe el Santo Padre. En ella vemos que la esperanza no es un optimismo sin sustancia, sino un don de gracia en el realismo de la vida. Al pie de la cruz, mientras veía a Jesús inocente sufrir y morir, aun atravesada por el sufrimiento, repetía su “sí”, sin perder la esperanza y la confianza en el Señor. En ese dolor ofrecido amorosamente se convertía en nuestra Madre, Madre de nuestra esperanza. En en los borrascosos acontecimientos de la vida, la Madre de Dios -nuestra Madre- viene en nuestro auxilio, nos sostiene y nos invita a confiar y a seguir esperando.
La Vigilia de la Inmaculada es una ocasión privilegiada para experimentar la cercanía de la más afectuosa de las madres, que nunca nos abandona ya que es para el Pueblo de Dios “signo de esperanza cierta y de consuelo” (L. Gentium, 68). La Inmaculada es vencedora del pecado y de la muerte, faro de fe, de amor y de esperanza para el mundo. Pero el amor a Ella no es para recluirse en casa o en el templo, sino para suscitar en el cristiano una inquietud apostólica, un espíritu acometedor, valiente y creativo que le empuje a “cristianar” las estructuras del mundo, aquí y ahora.

Eucaristía presidida por el Arzobispo de Pamplona
La celebración constará de tres partes principales: en primer lugar, el rezo del Rosario -alguno de cuyos misterios será comentado brevemente por varios jóvenes y un matrimonio-. Un momento central en la celebración es la intervención de un seglar que aporta el testimonio vivo de quien se encuentra dentro del mundo y sus vicisitudes, participando como uno más en los gozos y las esperanzas de todos los hombres y mujeres.
Concluirá con la celebración de la Eucaristía presidida por nuestro arzobispo don Florencio Roselló. Como es habitual en las Vigilias, durante el todo el acto hay sacerdotes disponibles para administrar el sacramento de la confesión (¡y muchos lo aprovechan!)
El Padre Morales era un enamorado de Santa María. Escribía: “Enamorarse de la Inmaculada es encenderse en amor a Dios. Tratándose de la Inmaculada, hay que soñar, ilusionarse apasionadamente con Ella y con las almas. En el Corazón de la Madre, y solo en él, aprenderás dos cosas: a llenarte de Jesucristo y a rebosarlo a los demás”.
La Vigilia de la Inmaculada es una ocasión para impulsar en todos los bautizados, presentes en todas las realidades de este mundo, la conciencia de su vocación a la santidad y su responsabilidad de hacer presente el amor de Dios y de contagiarlo en todos los ámbitos de la vida social.
En este 50 aniversario, agradecidos y colmados de ilusión, a las puertas del año jubilar y unidos con María, peregrinamos en esperanza. ❏

Andrés Jiménez

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