Día tercero
Día tercero: | Dar testimonio con atención “Seguramente tú eres el único en toda Jerusalén que no se ha enterado de lo que ha pasado allí estos días” (Lc 24,18) |
1 Sm 3, 1-10 | Habla, Señor, que tu servidor escucha |
Sal 23 (22) | El Señor es mi pastor |
Hch 8, 26-40 | Felipe anunciando la buena noticia de Jesús |
Lc 24, 13-19a | Sus ojos ofuscados empiezan a reconocerlo |
Comentario
Crecer en la fe es un planteamiento complejo. Muchas personas tienen hoy una vida muy llena y deben hacer frente a numerosas obligaciones y responsabilidades. Es fácil no percibir el amor de Dios que se nos revela en nuestra vida diaria y en nuestras distintas experiencias. Si nos dejamos solicitar por todo y sumergirnos en nuestras actividades, corremos el riesgo de no ver lo que realmente está bajo nuestros ojos. Como los dos discípulos del Evangelio, tenemos una opinión parcial sobre la verdad, y pensamos a veces conocer la realidad e intentamos explicar nuestra visión de las cosas a los otros. En el mundo de hoy, estamos invitados a percibir la presencia de Dios en todos los acontecimientos sorprendentes o improbables de nuestra vida.
La lectura del Antiguo Testamento de este día nos hace entender cómo Dios llama e invita a Samuel a dar testimonio. Pero Samuel debe sobre todo oír su Palabra. Eso presupone disponibilidad y voluntad de ponerse a la escucha de Dios.
Con la lectura de los Hechos, encontramos este deseo de escucha de la Palabra de Dios en Felipe y en el eunuco etíope. Dan testimonio de su fe respondiendo a lo que se les pide en ese momento preciso. Escuchan atentamente y responden en consecuencia.
El salmo del Buen Pastor refleja la confianza tranquila del que tiene conciencia de la solicitud de Dios que reúne a su rebaño y conduce a sus ovejas a verdes praderas.
Durante esta Semana de oración por la unidad de los cristianos intentamos tomar conciencia que Dios está presente en todos los acontecimientos y experiencias diarias. Nos encontramos con personas que nos son familiares y otras que son extrañas. Durante estos intercambios, conocemos algo de la experiencia espiritual de los otros y nuestra visión de la realidad de Dios se encuentra renovada. Esta conciencia de la presencia de Dios nos anima a trabajar en favor de la unidad de los cristianos.
Oración
Señor, Buen Pastor, que vienes a nuestro encuentro y nos acompañas cada día de nuestra vida. Concédenos la gracia de ser conscientes de todo lo que haces por nosotros. Te pedimos que nos ayudes a abrirnos a todo lo que nos ofreces y de reunirnos en un solo rebaño.
Cuestiones para la reflexión
1. ¿Cuándo tomamos conciencia de la presencia de Dios en nuestra vida?
2. ¿Tenemos conciencia de los grandes momentos de alegría y de las tragedias que ocurren en el mundo y, a vuestro modo de ver, con qué acción común las Iglesias podrían responder?
3. ¿Para dar testimonio de la fe, parece suficiente estar atentos, o se podrían hacer otras cosas?
4. ¿Cómo se consigue percibir que Dios está en la realidad cuando su presencia no responde a nuestra espera?