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Homilía ofrecida pro el Arzobispo don Florencio Roselló, el pasado 15 de marzo, con motivo de la fiesta de San Raimundo, en la localidad de Fitero

 

Alcalde, autoridades, párroco, sacerdotes que nos acompañáis en esta celebración.

Mi primera palabra quiere ser felicidades, por la fiesta del santo patrón San Raimundo de Fitero, a esta iglesia y a esta pueblo de Fitero que me invita a sus fiestas. Celebrar el patrón es mirarnos al espejo. Celebrar su memoria es tomarlo de ejemplo. Es ser los nuevos san raimundos de Fitero, es prolongar su memoria en nuestro pueblo, no solo con las fiestas, sino también con su vida ¿eso hacemos con San Raimundo de Fitero?, ¿La vida de San Raimundo la llevamos a nuestra vida? ¿hacemos nuestra su vida y obras?. En las fiestas todos nos volcamos, todos somos generosos, todos saludamos, ¿pero actuamos así el resto del año?. Algunos diréis, pero yo vivo fuera y vengo en fiestas o vacaciones, pero la pregunta es la misma, ¿en mi ambiente natural actúo como San Raimundo de Fitero?

Reconozco que para mí San Raimundo de Fitero era desconocido, pero no se preocupen, que desde hace una semana, en la cual he tenido que prepararme esta celebración, va a formar parte de mi vida como Obispo. Además, me resulta interesante porque es religioso como yo. San Raimundo de Fitero fue el abad cisterciense fundador del monasterio de Fitero (Navarra) y fundador de la Orden Militar de Calatrava, la más antigua de las Órdenes Militares de España, fundada en enero de 1158 para movilizar gente que se comprometiera a defender Calatrava, posición avanzada junto al Guadiana, que estaba en peligro ante la invasión almohade, y después de Calatrava toda España y toda la Cristiandad. Esta es una Orden que la mitad eran monjes y la otra mitad soldados.

Aunque parece que nace en Francia, se le sitúa vinculado a la catedral de Tarazona como canónigo. San Raimundo de Fitero estuvo al frente de la Orden de Calatrava como abad durante los cinco primeros años. Murió en 1163 en Ciruelos (Toledo) y allí fue enterrado. Al principio rigió en la Orden la regla del Císter hasta que se estableció el primer Maestre, al ser confirmada la fundación de la Orden de Calatrava por dicha bula de Alejandro III de 1164.Si por algo se caracterizó Raimundo fue en estar abierto a la voluntad de Dios, por sentirse pobre y humilde para ser grande a los ojos de Dios. San Raimundo fue capaz a de levantar este monasterio, de fundar la Orden de Calatrava, y como pasa ahora cuando uno triunfa, que sufrió traiciones y rencillas.

La primera lectura de San Pablo a los Efesios nos habla de “fortaleceros en el Señor”, nos habla de “revestíos con toda armadura de Dios para estar firmes contra las armaduras del diablo”. San Raimundo de Fiterio fue un ejemplo de defender la fe cristiana ante los ataques de fuera, por eso fundo la Orden de Calatrava, mitad soldado mitad monje, porque también tenían ataques contra la fe cristiana, contra el evangelio. Hoy también las sufrimos, no de forma violenta, por lo menos aquí en España, pero sí de manera sibilina, sin darnos cuenta. La fe y la Iglesia está cuestionada. Y el ejemplo de San Raimundo de Fitero es que nos preparemos para la defensa, para poner por encima de todo el evangelio y la fe. Eso creo que haría hoy San Raimundo de Fitero.

El evangelio de san Juan también nos presenta otra forma de manifestar la fe, no solo a la defensiva, sino también con nuestra vida. Y ante la duda de mucha gente que acudía a Juan para preguntarle cómo debían de actuar les comenta que con la vida, con los gestos, con la solidaridad y fraternidad. Les comenta “quien tiene dos vestidos que de uno al que no tiene”, “el que tiene comida que la comparta”. En definitiva, la solidaridad, la fraternidad que nace del evangelio es lo que hace a la Iglesia creíble, es lo que hace a la Iglesia cercana y amable con la sociedad. Esos gestos nadie los discute, nadie los cuestiona. Al contrario, los alaban. Hoy vivimos un tiempo donde la Iglesia tiene que caminar por aquí, por la solidaridad, cercanía y generosidad, especialmente con el que menos tiene.

A San Raimundo, el Abad de Santa María de Fitero, se le describe, así: «… en las costumbres compuesto, en el hablar parco, en la palabra grave, en las acciones modesto. Con los mayores reverente, con los iguales benévolo, con los inferiores apacible».

No sé si puedo afirmar que la mayor gloria de Fitero es su abad San Raimundo.

En Ciruelos fue enterrado su cuerpo, hasta que en 1471 fue trasladado al monasterio de Monte Sión de Toledo, quedando definitivamente en sepulcro rico y curioso, mandado construir en 1570 por el abad de Fitero, venerable fray Marcos de Villalba. En él se lee esta inscripción: «Aquí yace el bienaventurado fray Raimundo, monje de esta orden, primer abad de Fitero, por quien Dios ha hecho muchos milagros.

Queridos vecinos de Fitero, FELICIDADES, por vuestro patrón San Raimundo. Felicidades por vuestra fiesta. Pero que como San Raimundo seamos testigos de Dios, con nuestra vida y con nuestras obras.  Que cuando hablemos de Fitero, hablemos de San Raimundo y de su vida al servicio de todos para cumplir la voluntad de Dios.

 

+ Florencio Roselló

Arzobispo de Pamplona y Obispo de Tudela

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