Comenzamos la Semana Santa el Domingo de Ramos. Lo hacemos cantando, saltando de alegría, “¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!” (Mc. 11, 9). Parece mentira que en una semana todo cambie tanto, todo se transforme. La misma gente que el Domingo de Ramos lo aclama, lo recibe, y le canta, el Viernes Santo lo condena, lo desprecia y pide que lo crucifiquen, “He aquí vuestro rey. Ellos gritaron: ¡fuera, fuera, crucifícalo!” (Jn. 19, 14-15). Ésta es una de las grandes contradicciones del ser humano, y también de nuestra iglesia. Que un día defendemos una verdad y al día siguiente la contraria. Tenemos miedo, vergüenza, y eso nos hace ser tímidos, y a veces acomplejados.
En este comienzo de la Semana Santa te hago esta pregunta, ¿Qué ramo de olivo llevas tú? ¿Qué ramo de olivo vas a elegir? ¿Con qué ramo quieres recibir a Jesús?, ¿Con qué ramo quieres comenzar la semana de Pasión? Hay dos ramos de olivo, ¡pero son tan distintos, tan diferentes! ¿Alguna vez te has preguntado qué significa tu ramo? ¿te has cuestionado a quién quieres recibir con tu ramo de olivo?, ¿Cuál eliges, el ramo del Domingo de Ramos o el ramo del Viernes Santo?
No elijas ni lleves el ramo del Viernes Santo. Este ramo me sabe a traición, a abandono, a soledad. El ramo del huerto de los Olivos es el ramo de Judas, el ramo de la incomprensión, de la venganza y del odio. Es el ramo del dinero. Es un ramo que no me gusta, que me duele, porque provoca dolor, provoca angustia. El ramo del Viernes Santo entregó a Jesús a una muerte injusta, a un juicio sin garantías procesales ni jurídicas. Un juicio de la falsedad y la mentira. El ramo del Viernes Santo no puede triunfar nunca. Es la ausencia de amor, ausencia de caridad, es la ausencia de misericordia. Muchos de los ramos que reciben a Jesús el Domingo de Ramos, el Viernes Santo lo acusarán, lo traicionarán.
Quiero que la Iglesia de Pamplona y Tudela elija el ramo del Domingo de Ramos, el que tiene una melodía suave y una música sencilla. El ramo del Domingo de Ramos es alegre, es solemne, pero, sobre todo, es fiel, defiende la verdad. Es compañía segura para Jesús que entra en Jerusalén. Este ramo del domingo sabe a paz, sabe a amor. Es un ramo que contagia vida, que transmite esperanza. El ramo del comienzo de la semana Santa grita libertad, grita justicia, grita paz.
La procesión, con ramos, del Domingo de Ramos, recorre calles y plazas mientras se dirige al templo. La procesión es un signo de fe confesada públicamente. A los cristianos del siglo XXI nos cuesta manifestar y confesar nuestra fe en público. Tenemos miedo y reparos a lo que dirán los no creen o se manifiestan indiferentes religiosamente. Hoy se nos ofrece a todos los cristianos la oportunidad de manifestar públicamente nuestra fe por encima de ideologías y miedos. El Domingo de Ramos nos invita a salir a la calle con palmas y ramos en las manos y testimoniar ante el mundo y ante la incredulidad la fe cristiana. «Salir a la calle con el ramo en la mano» es defender el derecho a la libertad religiosa. El ramo de la justicia y la libertad, que simboliza el ramo de este domingo, nos lleva a dar un paso al frente y manifestar, con orgullo, que mi ramo es el símbolo de la paz, de la libertad, pero sobre todo… de mi fe.
En esta semana Santa te ofrecerán muchos ramos de olivo. ¡No te confundas! Elige el ramo del Domingo de Ramos, el que recibe a Jesús con cantos, con alegría, con gozo. Es el ramo que también recibe a los pobres de la tierra, con justicia y con respeto a los derechos humanos. ❏

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