pregnant woman sitting on the bench and loocking ultrasound scan at the day time. Concept of happy expectation.

El pasado 11 de abril, el Parlamento Europeo aprobaba el derecho al aborto. Para mi sorpresa lo hacía con una amplia mayoría de los parlamentarios europeos. Ellos determinan lo que es moral e inmoral, son la vara de medir los Derechos Humanos. Los votos en un tiempo crean una ley y en otro tiempo, más votos, deciden la contraria.
Nuestra sociedad parece el mundo al revés. Siempre hemos entendido que cuando hablamos de derechos lo hacemos en sentido positivo, y hoy nos quieren vender un derecho que tiene un sentido muy negativo, como es el aborto, la muerte. Y lo que es más grave, un derecho es una obligación. El Parlamento Europeo ha aprobado un derecho que nos trae la muerte, pues presenta el aborto como un derecho humano. Nos presenta como algo bueno y positivo, matar al no nacido, la muerte como derecho. Muy fuerte, ¿no es un poco el mundo al revés? Se juega con la ambigüedad del mensaje, “interrupción del embarazo” y otros términos para hablar de muerte y de aborto. Con esto estamos dulcificando la muerte, y la muerte es dura.
El Papa Francisco en su Declaración “Dignitas infinitas” (2 abril 2024) sobre la dignidad humana, en su número 47 cita a S. Juan Pablo II que nos decía: “Entre todos los delitos que el hombre puede cometer contra la vida, el aborto procurado presenta características que lo hacen particularmente grave e ignominioso… la aceptación del aborto es señal evidente de una peligrosísima crisis de sentido moral, que es cada vez más incapaz de distinguir entre el bien y el mal, incluso cuando está en juego el derecho fundamental a la vida” (Evangelium Vitae 466-467). Este mundo al revés, que he llamado a esta situación, nos lleva a recurrir al profeta cuando advierte: “¡Ay, los que llaman al mal bien, y al bien mal!; que dan oscuridad por luz, y luz por oscuridad” (Is. 5, 20)
La aprobación de este derecho por parte del Parlamento Humano quiere defender a la mujer a costa de la vida que gesta, de la vida que lleva en su interior. El falso concepto de progresismo nos lleva a defender la muerte como derecho, pero, ¿Dónde queda el derecho del no nacido?, ¿Dónde quedan los derechos de los niños?, ¿Puede un derecho humano aprobar la muerte?, ¿Puede un derecho humano romper el progreso de la vida?, ¿Se puede obligar a matar?
Como ha expresado Mons. Luis Argüello, arzobispo de Valladolid y presidente de la Conferencia Episcopal Española, «este exceso legislativo expresa la debilidad ética de quienes lo defienden y se sitúa en contra de la objeción de conciencia y del derecho de asociación de quien tiene una posición distinta». Da la impresión de que no tienen otra salida que la muerte del no nacido, la eliminación del proyecto de vida humana.
Los votos, la democracia, no pueden legitimar la eliminación de la vida humana. En el año 2022 el Parlamento Europeo ya debatió este tema y no recibió suficientes votos para aprobarse. Entonces se reconoció el derecho del no nacido. En 2024 este derecho se ha eliminado. Han ganado los votos a favor del aborto, e insiste Mons. Luis Argüello: «Es la decadencia democrática. Luchemos en favor de la vida, su dignidad es infinita». ¿Es moral y éticamente correcto que unos pocos votos decidan la vida de un ser humano? Hace dos años el derecho del no nacido era sagrado, y ahora es lo contrario. ¿Eso es la democracia?
¿Cómo va a quedar el artículo 2.1 de la Carta de Derechos Fundamentales de la Unión Europea cuando dice que: “Toda persona tiene derecho a la vida”? ¿Puede entrar en conflicto con el artículo 3 de la Declaración Universal de los Derechos Humano cuando dice “Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona”? ¿Seguirán manteniendo los mismos términos o entraremos en una nueva ambigüedad del lenguaje para justificar la nueva posición?
El aborto nunca puede ser un derecho, pues se apoya en la muerte. Sin vida humana no hay derechos. El derecho a la vida es el primero y principal derecho de la humanidad. Y no olvidemos que, en el aborto, entre los no nacidos también hay niñas, que con el tiempo serán mujeres, a las que no se le reconoce el derecho a la vida, no se les reconoce el derecho a ser un día mujer.
Lo dicho, el mundo al revés. ¿Lo entiendes tú?, yo no. ❏

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