Avemarías del Rosario de los Esclavos
La asociación de Amigos de la Catedral ha culminado la producción musical de «Avemarías del Rosario de los Esclavos».
La asociación de Amigos de la Catedral de Pamplona esta empeñada en acercar a todos el patrimonio ingente que constituye nuestra querida Catedral de Santa María la Real.
Este año 2010 ha culminado la edición de la producción «Avemarías del Rosario de los Esclavos», que rescata una parte pequeña pero sifnificativa del riquísimo y variado repertorio de avemarías, propias de la Congreegación de los Esclavos del Rosario, compuestas por diferentes maestros de capilla de la Catedral, por organistas y por un buen número de músicos locales. Entre ellos destacan Julián Prieto, Mariano García, Hipólito Ramírez, en el siglo XIX. También hay autores del siglo XX COMO Daniel Piudo, Berruezo, Milagro, De Felipe, Zudaire…
Todos los días se reza y se canta el Rosario de los Esclavos: en invierno, “sumido en la intimidad de una acogedora penumbra repleta de cuadros y retablos, que ya de noche se antojan misteriosos e incontables”; y en verano, a la misma hora, “cuando el sol cansado del Sarbil les saca los últimos brillos del día”. Son noventa y dos Avemarías que forman parte del repertorio del Rosario de los Esclavos, obras de muy variados estilos. Se presentarán once, varias de ellas las más conocidas.
La Congregación de los Esclavos de María bajo la advocación de Nuestra Señora del Sagrario se fundó en 1797. Fue el veinte de abril cuando un buen grupo de feligreses de la parroquia de San Juan Bautista, la parroquia de la Catedral , se reunió para dar cuenta de que desde tiempo inmemorial se venía rezando el Rosario de esta Santa Iglesia, saliendo diaramente , según costumbre, al toque del Ángelus. Las constituciones se redactaron con licencia del Cabildo Catedral, que presentó su consentimiento el 24 de noviembre de 1797 y al año siguiente, el 1 de marzo, el provisork, Blázquez Prieto, en nombre del obispo, aprobaba las mismas. Finalmente, el 19 de julio de 1799, el Real y Supremo Consejo del Reino aprobó dichas constituciones y dio permiso para su publicación, sugiriendo en el documento, como no es de extrañar, que al final del Rosario, junto a otras intenciones, se aplique un Ave María por el Rey y su Real Familia.
Se hicieron esclavos, desde el principio de esta andadura, feligreses de las otras tres parroquias de Pamplona y sus barrios de «fuerapuertas» y también de pueblos cercanos.
La congregación, una vez constituida, quedó incorporada a la antigua Cofradía del Santo Rosario existente «desde tiempos venerables» en el convento de Santo Domingo, compartiendo con ella indulgencias que ya poseía, otorgadas por Papas y Prelados. Quedaron inscritas en ellas los nombres de los nuevos congregantes de la Catedral. Aquella cofradía fue fundada por los cortadores, por los trinchadores de carne, que «hicieron entre sí una Hermandad en nombre de la Virgen del Rosario, en el monasterio de Santiago de Pamplona» Las ordenanzas de estos carniceros fueron redactadas en 1852, aunque la Hermandad ya existía años antes. En 1571, el mismo san Pío V, principal impulsor del Rosario, les había dado permiso para celebrar procesión por los barrios de la ciudad con el mismo recorerido que la procesión del Corpus.