Misa en rito hispano mozárabe en la Catedral

Aprovechamos la ocasión para hacer algunas preguntas al respecto a José Antonio Goñi, delegado de liturgia y conocedor de la liturgia hispano-mozárabe.

¿Qué es la liturgia o el rito hispano-mozárabe?
Se trata de la manera de celebrar la misa y los otros sacramentos que encontramos en la península Ibérica durante el primer milenio de la historia de la Iglesia. A partir del segundo milenio esta liturgia dejó de usarse ya que el papa Gregorio VII impuso en todo el Occidente el modo de celebrar propio de Roma.

Llama la atención el nombre «mozárabe» ¿significa que se celebra en árabe?
No. Esta liturgia era celebrada en latín, y actualmente en castellano. La liturgia se llama «hispana» porque estaba extendida en la provincia del imperio romano llamada Hispania. Y también «mozárabe» porque tras la invasión de la península Ibérica por los musulmanes se mantuvo en Toledo gracias a aquellos cristianos que vivían entre los árabes y se les llamaba «mozárabes», esto es, que parecían árabes o que estaban arabizados.

¿Por qué se ha elegido la fecha del 18 de diciembre para celebrar esta misa?
La fiesta más importante de la Virgen María en esta liturgia está fijada el 18 de diciembre, una semana antes de la Navidad, y celebra la encarnación del Hijo de Dios en las entrañas de María, por eso se conoce popularmente como Virgen de la Esperanza. Y, como la catedral está dedicada a Santa María, parecía conveniente celebrar esta fiesta.

¿Cuáles son las características de esa misa o sus diferencias con la misa que estamos habituados?
Destaca, en primer lugar, la ausencia de gestos corporales (signación, genuflexión…) pues parte de ellos enriquecieron la liturgia romana en la edad media, y hemos dicho que la liturgia hispano-mozárabe dejó de celebrarse habitualmente a mediados del siglo XI. También llama la atención que la paz no se da antes de la comunión, después del Padre nuestro, sino antes del ofertorio según dice el texto de Mateo: si cuando vas a poner tu ofrenda sobre el altar, te acuerdas allí mismo de que tu hermano tiene alguna queja contra ti, deja tu ofrenda junto al altar y ve primero a reconciliarte con tu hermano, y vuelve luego a presentar tu ofrenda. El Aleluya se canta como conclusión de la Liturgia de la Palabra, esto es, después de la homilía y no como preparación a la proclamación del evangelio. El Credo se profesa cada día, pues era un modo de evitar que participaran en la misa herejes. La recitación del Padre nuestro está reservada al cura y los fieles van intercalando un «amén» en cada una de las peticiones que lo componen. La bendición es impartida antes de comulgar como preparación para la comunión. La fracción del pan consagrado en nueve partes que se colocan en forma de cruz sobre la patena.

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