Fiesta de San Lorenzo
El pasado 10 de agosto, fiesta de San Lorenzo, la parroquia de Pamplona que lleva su nombre celebró la fiesta con unas Vísperas ante el Santísimo, bendición, celebración de una Misa Solemne, veneración de las reliquias y el reparto de panes bendecidos.
Numerosos fieles acudieron a esta celebración que fue presidida por el párroco de San Lorenzo, Javier Leoz, y concelebrada por Miguel Flamarique y Ángel Echauri.
Durante la celebración se contó con la participación del coro parroquial, que tras cinco meses sin poder actuar, debido al coronavirus, volvió a hacerlo para esta fiesta.
Leoz recordó en la homilía la vida de San Lorenzo, un santo cuya vida estuvo marcada por ayudar a los más pobres y que repartió los tesoros de la Iglesia entre ellos, algo que le costó su vida, que le fue arrebatada por el emperador al mandar que le quemaran en una parrilla.
También explicó que la parroquia de San Lorenzo nació como una parroquia rural, abierta al campo, sin la solera de las parroquias de San Saturnino, San Nicolás o la Catedral, pero que tenía dos tesoros espirituales que valían más que los tesoros de piedra: San Fermín y la Dolorosa.
Finalmente recalcó que “la parroquia es una institución que nos debe despertar la conciencia, que nos tiene que hacer recuperar los valores perdidos, que no nos puede dejar indiferentes”. Explicó que la parroquia está para difundir las verdades de Cristo y no las cosas que quiere escuchar la sociedad actual. “El mundo de Dios es muy diferente al de las ideas actuales, no hay que traicionar el Evangelio”, recordó Leoz. “El tesoro de San Lorenzo fue Cristo y eso le llevó al martirio. Y hoy la Iglesia se tiene que preguntar si estamos proclamando con toda la verdad el contenido del Evangelio. La Iglesia tiene que recuperar el discurso que el Evangelio nos exige, sin importarnos las críticas, las humillaciones, las persecuciones, etc.”, concluyó el párroco.
Tras la comunión, se pasó a bendecir los panes que a la salida se entregaron a los fieles, panes que simbolizaban la bondad y la caridad de San Lorenzo. Y tras esta bendición se ofreció a venerar las reliquias de San Lorenzo, que a diferencia de otros años no se pudo besar, pero se realizó con una profunda inclinación de cabeza, para cumplir las medidas sanitarias.