Hasta siempre, Benedicto

El pasado 31 de diciembre fallecía el Papa emérito Benedicto XVI, en su residencia del monasterio Mater Ecclesia del Vaticano, a los 95 años de edad. De este modo se ponía fin a la larga vida de fe de un hombre que pasará a la historia como uno de los grandes teólogos del siglo XX y que se definió, tras su nombramiento como Pontífice, como “un simple y humilde trabajador de la viña del Señor”. El pontificado de Benedicto estuvo marcado por un profundo entendimiento de los desafíos de la Iglesia, ante la creciente agresión ideológica y la perspectiva cada vez más secular de Occidente.

Joseph Aloisius Ratzinger fue elegido Papa el 19 de abril de 2005, sucediendo a Juan Pablo II después de dos días de cónclave y dos fumatas negras. En ese momento decidió tomar el nombre de Benedicto XVI, en homenaje a Benedicto XV. “He querido llamarme Benedicto XVI para relacionarme idealmente al venerado pontífice Benedicto XV, que ha guiado a la Iglesia en un periodo atormentado por el primer conflicto mundial. Fue valiente y auténtico profeta de paz y actuó con extrema valentía desde el inicio para evitar el drama de la guerra y después al limitar las nefastas consecuencias”, explicó tras su nombramiento.

Durante sus más de 7 años de pontífice escribió tres encíclicas: Deus caritas est, Spe Salvi y Caritas in veritate. Realizó numerosos viajes tanto dentro como fuera de Italia, que le llevó a los cinco continentes. Participó en tres Jornadas Mundiales de la Juventud, en 2005 en Colonia, en 2008 en Sídney y en 2011 en Madrid. Firmó cuatro exhortaciones apostólicas y publicó los tres volúmenes de su obra Jesús de Nazaret. Además, durante su pontificado se dieron grandes pasos en el tema del ecumenismo y se oficiaron 45 canonizaciones, con dos hitos importantes: Por primera vez en la historia un Papa beatificaba a su antecesor (Juan Pablo II) y por otro lado, llevó a cabo la beatificación más numerosa de la historia de la Iglesia, beatificando a 495 mártires españoles.

El 11 de febrero de 2013 sorprendió al mundo con su renuncia, un acontecimiento que no tenía lugar en la Iglesia desde hacía 600 años. Dijo que su edad avanzada y su falta de fuerzas no le permitían seguir. “He llegado a la certeza de que mis fuerzas, debido a mi avanzada edad, no se adecuan por más tiempo al ejercicio del ministerio petrino. Con total libertad declaro que renuncio al ministerio de obispo de Roma y sucesor de Pedro”, afirmó.

Desde ese momento se retiró, dedicado a una vida de oración y estudio, hasta que su estado de salud empeoró en los últimos meses y fue llamado a la Casa del Padre el 31 de diciembre de 2022. El Papa Francisco, que le había estado visitando poco antes de su fallecimiento, afirmó tras su muerte. “Sentimos en nuestros corazones mucha gratitud. Gratitud a Dios por haberlo dado a la Iglesia y al mundo. Gratitud también a él”.

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