“Si no hay esa experiencia personal y permanente con el Señor, lo demás no se sostiene”

La pasada semana visitó nuestra diócesis de Pamplona-Tudela Mons. Álvaro Chordi Miranda, pamplonés que desde hace un año es el Obispo Auxiliar de Santiago de Chile. Una visita que llevó a cabo junto a sus padres y en la que se reunió con el Arzobispo Francisco Pérez y visitó la parroquia de Cristo Rey, donde fue bautizado hace 56 años.

El pasado año el Papa Francisco le nombró Obispo Auxiliar de Santiago de Chile, ¿Cómo recibió este nombramiento?
No me lo esperaba para nada porque yo estaba metido en una parroquia de barrio. Estábamos trabajando mucho con las personas del barrio, con la realidad migrante y me llamó el Nuncio, don Alberto Ortega, y me comentó que el Papa me había nombrado Obispo Auxiliar de Santiago y me quedé de piedra. No supe cómo reaccionar y le dije que me diera un tiempo para digerirlo. Me pilló totalmente por sorpresa porque no había oído nada, no tenía cargos de relevancia… Fue sorpresa total.

¿Qué misión tiene en Santiago de Chile como Obispo Auxiliar?
El Arzobispo de Santiago de Chile, don Celestino Aós, que también es navarro, de Artaiz, me nombró Vicario de la zona centro, que es la capital de Santiago y luego un trozo de la comuna de Providencia y de Ñuñoa. Son como 500.000 habitantes y 2 millones de población flotante, sobre todo migrante, que van por el centro diariamente. Sigo también de párroco “in solidum”, con otro compañero, en la parroquia de San Saturnino. Estamos construyendo la Unidad Pastoral y seguiré un año o año y medio más. También estoy de director de la Casa del Clero, que está ubicada en el territorio parroquial y ahí vamos a vivir y a hacer una fraternidad sacerdotal. Desde ahí vamos a servir a ese barrio y luego acoger a los sacerdotes que lo requieran.

¿Qué le ha traído a Navarra?
Yo nací en Pamplona y aquí fui bautizado, en la parroquia de Cristo Rey. Cuando fui ordenado sacerdote en Vitoria, el mismo día de la ordenación me acerqué a Pamplona, a la parroquia de Cristo Rey, para rezar ante la pila bautismal. Ahora que soy Obispo he querido repetir este gesto, como símbolo de la unión entre bautismo y ministerio.
Además, he querido venir con mis padres para hacer un recorrido por el País Visco y Navarra y visitar a un tío mío que vive en Pamplona, Ángel Miranda, que es salesiano y es el Director de la Obra Salesiana de Navarra.
Y también he querido saludar a don Francisco ya que cuando salió mi nombramiento me escribió muy cariñoso y le respondí diciéndole que cuando pasara por Pamplona vendría a saludarle.

¿Qué recuerdos tiene de su estancia en Vitoria, diócesis en la que fue ordenado?
En Vitoria estuve 18 años. He sido muy feliz allí, donde cristalizó mi vocación presbiteral y fui ordenado sacerdote. Estuve en varias parroquias de la ciudad de las que guardo muy buenos recuerdos. Después, el Obispo de Vitoria, don Miguel Asurmendi, me pidió que me hiciera cargo de la Pastoral Juvenil y de unos colegios diocesanos que fusionamos en el centro Egibide, un centro educativo y de formación profesional, donde estuve 7 años. Estoy muy agradecido a la ciudad de Vitoria, a la Iglesia de Álava y tengo grande amigos allí, donde se forjó las bases del Ministerio Ordenado.

¿Qué características tiene y qué problemas enfrenta la Diócesis de Santiago?
La Arquidiócesis de Santiago de Chile es una arquidiócesis con más de 6 millones de habitantes. Lo que supone más de un tercio de la población de Chile.
Como iglesia tenemos marcadas ciertas prioridades. La primera, la que nos dijo el Papa Francisco en su visita apostólica: Colocar a Jesús en el centro. La centralidad de Cristo en la vida de cada uno de nosotros y también en la Iglesia.
A partir de ahí hay otros cometidos que tienen que ver con fortalecer la vocación de los laicos, de las familias cristianas y también de la mujer.
Y una tercera opción es el mundo de los jóvenes, que por diversos motivos se han apartado, prescinden de la Iglesia y hay que ir a su encuentro e invitarles a la fe. En el contexto que estamos de la sinodalidad, caminar juntos al servicio del Evangelio.

Siempre ha estado muy involucrado con temas de juventud ¿cómo ve a los jóvenes de hoy?
Los jóvenes son voz de Dios y, a través de ellos, Dios nos habla. Los jóvenes nos adelantan lo que viene y como dice el Papa Francisco hay que hacer una pastoral intergeneracional, porque ellos ponen la ilusión y los mayores la sabiduría. Lo que más se requiere es el protagonismo de los jóvenes en la misma Iglesia.
En el Sínodo que hubo de jóvenes, y que cristalizó en la Exhortación apostólica “Christus vivit”, los jóvenes lanzaron una llamado al modo de ser iglesia, de ser comunidad. Han tropezado y tropiezan con la misma forma de ser Iglesia hoy y encuentran una dificultad y un obstáculo para poder crecer y avanzar en la fe.
En Chile tenesmos una Vicaría de la Esperanza Joven, que tiene una centralidad con las experiencias que van orientadas hacia el misterio, hacia ese encuentro con Cristo. Entendemos que si no hay esa experiencia personal y permanente con el Señor, lo demás no se sostiene.
Chile ha cambiado mucho. La juventud y la sociedad ha cambiado mucho y hoy los valores que se mueven son distintos. Por tanto, nosotros, como Iglesia, tenemos el reto de dialogar con esta nueva cultura, porque tenemos, quizá, una mirada o una cosmovisión de la realidad que no coincide y está lejana de la que viven las nuevas generaciones. Ese acercamiento, esa proximidad, ese reto de la Iglesia de salir al encuentro de ellos pero con proposición, no con imposición, es nuestro reto, para poder anunciar lo que hemos visto y oído. ❏

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