El Directorio General de Catequesis hablando del Sacramento de la Confirmación dice que es muy necesaria una buena preparación adaptada a la edad de los confirmandos. Pide que la formación sea esencial, orgánica, integral y gradual. Actualmente se administra en edades muy dispares. En algunos lugares la propuesta es realizarla en torno a los siete años postergando algún año la primera comunión. En otros, después de la primera comunión, tras una buena catequesis continuada. En la mayor parte de las ocasiones se administra entre los catorce y dieciocho años. Cada vez son más numerosos aquellos adultos que la piden, especialmente al prepararse para el matrimonio. Así es como la realidad pastoral se va encontrando con situaciones muy diversas. Por eso se requieren respuestas diferentes.

La Conferencia Episcopal Española mantiene la norma de hacerla en torno a los catorce años (25-Diciembre-1993). El Código de Derecho Canónico dispone que el candidato esté bautizado, tenga uso de razón, en torno a la edad de discreción de juicio común, esté bien preparado y dispuesto a renovar las promesas bautismales (CIC 889). Sin embargo por razones pastorales se suele retrasar la edad para “inculcar con más fuerza en los fieles la plena adhesión a Cristo” (RC 11). Para salvar el orden teológico y litúrgico de los sacramentos el ritual de la confirmación indica que los confirmandos participan, el día de su confirmación, de la Eucaristía que es la que completa la iniciación cristiana (cfr. RC 13).

La edad no es lo principal. De todos modos interesa siempre la buena preparación a todas las edades. En unos casos se impone el criterio teológico-litúrgico del orden de los sacramentos, en otros, la madurez humana y la oportunidad y experiencia pastoral. Cada opción acentúa algún aspecto específico del Sacramento de la Confirmación.

Las dificultades de la preparación catequística del Sacramento de  la Confirmación son evidentes. Obedecen a que en la mayoría de las parroquias los candidatos son adolescentes o jóvenes en un momento difícil de su desarrollo, lleno de inestabilidad. Aunque también es una edad apropiada para comprender mejor en qué consiste este sacramento y poder recibirlo convenientemente instruidos y bien dispuestos a profesar la fe de una forma más madura, poniendo como base la decisión personal que da una respuesta creyente razonable al don del Espíritu que es el que lleva la iniciativa y el protagonismo.

Cuando la preparación para el Sacramento de la Confirmación es para adolescentes y jóvenes resulta especialmente complicada. A veces los agentes de pastoral se preguntan si vale la pena sacrificarse. Ciertamente los chicos  son inestables y viven unos momentos difíciles, de grandes cambios en todos los ámbitos de su vida. Es la edad de la contestación y rebeldía a todo lo establecido. Sin embargo es la edad en la que más “adolecen” de afecto, comprensión y ayuda.

Nuestro Directorio Diocesano de los Sacramentos de la Iniciación Cristiana sitúa la edad de la confirmación desde los catorce años en adelante. Reconoce con realismo las dificultades y manifiesta el convencimiento de que “hay que situar la confirmación dentro de un proceso global de catequesis continuada y constata con preocupación el abandono de la vida de la Iglesia que se produce después de recibir este sacramento”(1997, pag. 107).

La preparación al Sacramento de la Confirmación se propone conseguir un tono espiritual y de fe junto con un mayor conocimiento del don del Espíritu, una mayor adhesión personal a Jesucristo y una inserción efectiva en la vida y la misión de la Iglesia. Esto sólo se puede conseguir cuando el conocimiento  de los contenidos doctrinales van acompañados de la vivencia y experiencia personal  de la oración, los sacramentos, la participación en la liturgia y la inserción en grupos juveniles, movimientos y asociaciones.

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