Queridos sacerdotes, diáconos, consagrados, agentes de pastoral,voluntarios:

1.- EXPERIENCIA DEL CARDENAL VAN THUAN EN LA CÁRCEL:

Ante todo os deseo que sigáis viviendo con gozo este tiempo de Pascua.En medio de las circunstancias presentes y que tanto dolor está produciendo en la sociedad y en sus distintos ámbitos, no puedo por menos que recordar y de modo especial a los sacerdotes la necesidad de celebrar todos los días la Santa Misa o con algún fiel o solos. Recuerdo en una ocasión la experiencia que me narraba el Cardenal Francois Xavier NguyenVan Thuan (Arzobispo de Saigón-Vietnam). Fue una tarde de verano, en una convivencia de obispos, me invitó a dar un paseo y me quedé impresionado de su testimonio. Había sido encarcelado durante diez años. “Cuando me encarcelaron en 1975 –recordaba el prelado vietnamita-, me vino una pregunta angustiosa: ¿Podré celebrar la Eucaristía?”. El prelado me explicó que, dado que al ser detenido no le permitieron llevarse ninguno de sus objetos personales, al día siguiente le permitieron escribir a su familia para pedir bienes de primera necesidad: ropa, pasta dental… “Por favor,enviadme algo de vino, como medicina para el dolor de estómago”. Los fieles entendieron muy bien lo que quería y le mandaron una botella pequeña de vino con una etiqueta en la que decía:”Medicina para el dolor de estómago”. Entre la ropa escondieron también algunas hostias. La policía le preguntó: “¿Le duele el estómago? Si, respondió monseñor Van Thuan, quien entonces era arzobispo de Saigón. “¡Aquí tiene su medicina!”. Él mismo me decía: “No podré expresar nunca mi alegría: celebré cada día la Misa con tres gotas de vino y una de agua en el cuenco de la mano. Cada día pude arrodillarme ante la Cruz con Jesús, beber con él su Cáliz más amargo. Cada día, al recitar la consagración, confirmé con todo mi corazón y con toda mi alma un nuevo pacto, un pacto eterno entre Jesús y yo, a través, a través de su sangre mezclada con la mía. Fueron las Misas más bellas de mi vida”.

Más tarde cuando le internaron en un campo de concentración, al arzobispo Van Thuan le metieron en un grupo de cincuenta detenidos.Dormían en una cama común. Cada uno tenía derecho a cincuenta centímetros. “Nos las arreglamos para que a mi lado estuvieran cinco católicos. A las 21’30 se apagaban las luces y todos tenían que dormir. En la cama, yo celebraba la Misa de memoria en latín y distribuía la comunión pasando la mano debajo del mosquitero. Hacíamos sobres con papel de cigarro para conservar el Santísimo Sacramento. Llevaba siempre a Cristo Eucaristía en el bolso de la camisa”. Dado que todas las semanas tenía lugar una sesión de adoctrinamiento en la que participaban todos los grupos de cincuenta personas que componían el campo de concentración, el arzobispo Van Thuan aprovechaba los momentos de pausa para pasar con la ayuda de los compañeros católicos la Eucaristía a los otros cuatro grupos de prisioneros. “Todos sabían que Jesús estaba entre ellos y es que él cura todos los sufrimientos físicos y mentales”, recordaba. De noche, los prisioneros se turnaban en momentos de adoración. Jesús Eucaristía ayuda de manera inimaginable con su presencia silenciosa. “Muchos cristianos volvieron a creer con entusiasmo. Su testimonio de servicio y de amor tuvo un impacto cada vez mayor en los demás prisioneros, incluso algunos budistas y no cristianos abrazaron la fe. La fuerza de Jesús es irresistible. La oscuridad de la cárcel se convirtió en luz pascual”. Y así podríamos seguir gozando con la experiencia de monseñor Van Thuan.

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2.- ¿SE PUEDE CELEBRAR LA EUCARISTÍA SIN FIELES?

Ante la pregunta de si se puede celebrar la Misa sin fieles, conviene recordar la Ordenación General del Misal Romano nº 19 nos dice: “Aunque en algunas ocasiones no se puede tener la presencia y la participación activa de los fieles, las cuales manifiestan más claramente la naturaleza eclesial de la acción sagrada (Cf Concilio Vaticano II, SC 41), la celebración eucarística siempre está dotada de su eficacia y dignidad, ya que es un acto de Cristo y de la Iglesia, en la cual el sacerdote lleva a cabo su principal ministerio y obra siempre por la salvación del pueblo”. Y el Código de Derecho Canónico nº 904: “Los sacerdotes, teniendo siempre presente que en el misterio del Sacrificio eucarístico se realiza continuamente la obra de la redención, deben celebrarlo frecuentemente;es más, se recomienda encarecidamente la celebración diaria, la cual,aunque no pueda tenerse con asistencia de fieles, es una acción de Cristo y de la Iglesia, en cuya realización los sacerdotes cumplen su principal ministerio”. En estos momentos de tantas dificultades a causa del CAVID19 y en el caso que no se pueda celebrar con fieles, invito a aquellos sacerdotes que se encuentren en estas circunstancias que celebren la Misa tal y como contemplan tanto OGMR como el CDC. Además se puede lograr que participen espiritualmente los fieles y de modo virtual con los medios que tenemos a nuestro alcance: ONLINE, TV, MÓVIL… En Cristo centro de nuestra vida y en su Divina Misericordia confiamos.

¡¡¡FELIZ PASCUA DE RESURRECCIÓN!!!

+ Francisco Pérez González

Arzobispo de Pamplona y Obispo de Tudela

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