Décimo aniversario del Grupo Scout Santa Teresa de Jesús de Orvina

El pasado domingo, 12 de abril, los jóvenes que integran el grupo Scout de la parroquia de Santa Teresa de Jesús en el barrio de Orvina se reunieron para celebrar sus diez años de vida.

Se puede luchar por tener un buen trabajo, por formar una familia feliz, por ser el más guapo o el más listo… Hace diez años varios jóvenes orientados por un gran sacerdote decidieron luchar por el bien, concretamente por el bien de unos muchachitos que apenas teníamos diez años.

Fuimos hobbits, luego, nómadas y superamos juntos que nos robasen las pañoletas, las cucharas, las piedras debajo de la esterilla y las lluvias torrenciales. Durante los diez años muchos monitores y coordinadores han empleado generosamente su tiempo, su cariño, su entusiasmo y su formación para que nosotros aprendiéramos: jugando nos han acercado a Jesús y nos han ayudado a quererle tanto o más que a nuestros mejores amigos.

El grupo scout Santa Teresa de Jesús ha celebrado este domingo doce de abril su décimo aniversario. En cada uno de los scouts que han compartido esta aventura se quedan las reuniones de los sábados, los tres campamentos anuales, las excursiones y todo el empeño por ir adquiriendo virtudes como la lealtad, el compañerismo, la abnegación o la pureza a través de la dinámica scout y de muchas y divertidas actividades. “Somos un grupo de apostolado que ayuda a los niños (desde los ocho y hasta los dieciocho años) orientándolos a Dios”. Así lo expresaba nuestro párroco en la celebración y así lo hemos vivido algunos de los actuales monitores. Comenzábamos en 2005 y ahora necesitamos agradecer todas las experiencias vividas: hemos fortalecido nuestra fe, nos hemos acercado a Dios, a la Madre y a la Iglesia hasta el punto de  colocar a Jesús en un lugar principal en nuestra vida. Podemos asegurar -y  nos hace muy felices- que el grupo se ha convertido en una segunda familia.

Por supuesto, toda esta obra ha sido posible gracias a Dios, que la ha guiado y desde sus inicios hemos confiado en su Providencia y en su Amor. Dios nos ha regalado tres sacerdotes generosos, cariñosos y fieles (gracias D. Jesús María Arbuniés, D. Pedro Sanz y Padre Campi –llejo) y una parroquia que nos ha acogido y soportado a pesar de nuestro ruido y nuestro desorden en tantos momentos. Hemos contado, asimismo, con muchas familias generosas que nos han acompañado, que nos han llevado a los campamentos y, a veces, hasta nos han preparado las mochilas;  tenemos que agradecer a nuestros padres que confiando en Dios y en los monitores nos apuntaran a los scouts y también, que los que somos hoy monitores pasemos más tiempo en la parroquia que en casa: vuestro ejemplo nos impulsa a querer ser mejores cada día. Cómo no, el Señor nos ha bendecido con una diócesis y unos obispos que nos han apoyado y alentado para seguir adelante con este proyecto de acercar el Reino de Dios a los más jóvenes. Diez años después podemos afirmar sin temor a equivocarnos que la confianza y la oración son las mejores armas de las que disponemos los cristianos. Al igual que en la historia de los hobbits del poeta Tolkien, “las historias que llenan el corazón, […] las que realmente importan están llenas de oscuridad y peligros”, pero también de la certeza de que Dios nos lleva en brazos en esos momentos, de que en su Cruz cabemos todos y si perseveramos, “la recompensa será grande en el Cielo”.

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