Mesa Misionera

El pasado jueves, 18 de abril, se celebró en el salón de actos del Seminario de Pamplona una mesa misionera en la que el P. Ignacio María Doñoro de los Ríos, fundador del Hogar Nazaret, ofreció el testimonio evangelizador que se lleva a cabo en este hogar, situado en la Amazonía peruana, que acoge a cientos de niños y niñas de la calle en situación de vulnerabilidad.
Lo hizo acompañado por el Arzobispo don Florencio y por dos chicos y una chica del Hogar Nazaret, que ofrecieron su testimonio de vida y se mostraron tremendamente agradecidos por la oportunidad que el hogar les había brindado, salvándoles de un futuro negro e incierto.
Don Florencio comenzó afirmando que sentía un gran respeto y admiración por el trabajo del Hogar Nazaret, al que había que acompañar, apoyar y sostener, en la medida de nuestras posibilidades.
Por su parte, el P. Ignacio comenzó recordando que cuando se marchó don Francisco Pérez, con el que le une una gran amistad, y se enteraron de que venía a Navarra don Florencio, se alegraron muchísimo y “desde aquel día, todos los niños rezan por esta Diócesis y por su nuevo Obispo, con muchísimo cariño”. Afirmó que se sentían muy unidos a nuestra Diócesis, por ser tierra de misión y por estar hermanados con la parroquia de San Francisco Javier, gracias al matrimonio formado por Arancha y Felipe, que han estado varias veces como voluntarios en el Hogar.
El P. Ignacio afirmó estar en un momento de la vida muy bonito. “Nunca pensé poder ver los frutos del Hogar y ahora tengo chicos que ya están trabajando”. Además, explicó que recientemente había tenido la llegada a la casa de una persona muy especial. “Ha llegado Rut Balbás Muñoz, desde Santander ,y va a ser la persona que cogerá mi relevo, para que yo pueda llevar la parte espiritual. Ella es la jefa”, afirmó.
Seguidamente Riki, el primer chico del hogar que termina la carrera; Keiko, una joven que está preparándose para estudiar Medicina y entregar su vida a Dios; y Fernando, el chico que más años lleva en el hogar junto al P. Ignacio, ofrecieron su testimonio de vida. Contaron cómo había sido su vida antes de entrar al Hogar y cómo dentro del mismo se han sentido amados por Dios.
El Arzobispo don Florencio clausuró la mesa misionera manifestando que, “como escuchábamos en las lecturas de Pascua, el hogar Nazaret es una obra de Dios, porque ha pasado el tiempo y esta obra no solo se mantiene, sino que va creciendo”. ❏

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