Día de la Iglesia Joven en San Miguel de Aralar

Con un día primaveral, más de 200 jóvenes se dieron cita el pasado 18 de abril.  De Pamplona, de la Ribera, de la zona norte de Navarra o de la Barranca, todos acudieron al monasterio de Zamartze para comenzar desde allí un Día de la Iglesia Joven atípico, diferente a todas las ediciones que se han celebrado hasta ahora.

El Seminario de Pamplona dejó de ser la sede de este día festivo y la naturaleza tomó el relevo. San Miguel de Aralar era la cima de un camino que, algo tortuoso y en ocasiones demasiado empinado, encerraba el mensaje que la Delegación de Juventud quiso transmitir durante toda la jornada. Siguiendo el espíritu de los dos discípulos de Emaús y bajo el lema “Le conocieron en el camino”, había preparadas unas pequeñas dinámicas en cada una de las cruces situadas en el camino, relacionadas con los distintos pasajes del evangelio: “Nosotros esperábamos”, Él se puso a enseñarles”, Quédate junto a nosotros”.

“A todos nos pasa como a los de Emaús: muchas veces Jesús anda a nuestro lado pero no le reconocemos”, aseguró D. Sergio Álava, delegado de Juventud. “Lo que buscamos con este día es que, en la etapa que cada uno está viviendo, pueda encontrarse con un Jesús que se parte por él en la Eucaristía, que permanece a su lado y le acompaña en el camino de su vida”.Por eso, la última parada fue la de la Eucaristía donde meditábamos con la última frase “Le reconocieron al partir el pan”.

Una vez que alcanzaron la cima, los jóvenes se encontraron con una grata sorpresa: Don Francisco, el Arzobispo, les saludaba mientras repartía unos pequeños bocadillos de chistorra que habían preparado los jóvenes de Mendialde. Y después del merecido descanso, llegó el turno de la Misa.

Durante la homilía, D. Francisco explicó el pasaje que daba sentido a toda la jornada desde la perspectiva de la fe, la esperanza y la caridad. “Queridos jóvenes, no tengáis miedo de decirle a Dios que se quede con vosotros. Veréis que el mundo os ofrece otros caminos, pero, al final, solo Jesús os hará verdaderamente felices”. La parte musical corrió a cargo de un coro formado por miembros de diferentes parroquias de la zona, que cantaron tanto en euskera como en castellano.

Y tras la Eucaristía llegó el turno de la comida y del deporte rural. A cubierto, resguardados de la lluvia que empezaba a hacer acto de presencia, los jóvenes disfrutaron cargando sacos, recogiendo mazorcas o corriendo con las chingas en las manos. La música acompañó el final de esta jornada de fiesta que, un año más, ha demostrado que los jóvenes son una parte activa e importante dentro de la Iglesia navarra.

Desde la delegación de Juventud quieren agradecer todo el esfuerzo y el trabajo de Mikel Garciandía, Guadalupe y todas las personas que ayudaron a organizar esta jornada.
La próxima semana ofreceremos una galería de imágenes de la Jornada.

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