Entrevista a Mons. Francisco Pérez con motivo del Domund 2005

ENTREVISTA A MONS. FRANCISCO PÉREZ GONZÁLEZ
(Arzobispo Castrense y Director de OMP en España)

Con motivo del Domund – 23 de Octubre 2005-). Por Almudena Hernández

1.- – ¿Cuál es el perfil del misionero español? (Edad, procedencia, formación…)

R.- Es de una edad media sobre los 56 años y esto porque hay muchos mayores pero con una vitalidad impresionante y los jóvenes se están incorporando poco a poco. Pero podríamos decir que a los jóvenes les atrae mucho la labor misionera; de hecho en el verano o en tiempo de vacaciones hay más de 10.000 jóvenes españoles que se apuntan a darse un ‘baño misionero’ o bien en Campamentos o en Cursillos o ayudando a misioneros en América y África. Los misioneros proceden de toda España, la Comunidad Autónoma que más tiene es la de Castilla y León con cerca de 6000 misioneros. Su formación se desarrolla en las Comunidades Religiosas propias o en el Seminario Diocesano para los sacerdotes o en las Escuelas Misioneras que hay para laicos. Es muy interesante ver la inquietud que existe y la buena disposición por parte incluso de matrimonios con sus hijos que dejan su tierra y se van a otras partes del mundo a anunciar el Evangelio.

2.- ¿Qué semejanzas y diferencias hay en la labor de un misionero y un cooperador laico?

R.- Todos desde el día que recibimos el Sacramento del Bautismo somos misioneros y por lo tanto a todos los bautizados nos corresponde anunciar a Jesucristo con la palabra y con el ejemplo. Hay misioneros de Institutos religiosos, sacerdotes y laicos que se van a evangelizar a otras gentes que aún no conocen a Jesucristo. Cinco mil millones de personas en el mundo aún no conocen a Jesucristo. Las diferencias son las de la propia vocación: hay religiosos, sacerdotes y laicos; a cada uno le corresponde ejercer el sentido misionero desde su propia vocación.

3.- ¿Qué significa la palabra solidaridad? ¿Es una moda desviada del concepto de caridad?

R.- La solidaridad es propia de todos y humanamente es un valor muy importante. La caridad añade una esencialidad especial y es lo que Jesucristo dijo a los discípulos: cualquier cosa que hagáis a los demás es a mí a quien se lo hacéis. Cuando hacemos algo a los demás es al mismo Cristo a quien se lo hacemos; la caridad nos ayuda a reconocer que amando al hermano, amamos a Dios. La solidaridad y la caridad son lo mismo si hay ‘amor a Dios y a los demás’. Por eso Jesús dijo que su verdadero discípulo es aquel que ama «porque en esto reconocerán que sois discípulos míos, si os amáis los unos a los otros».

4.- ¿En qué frentes están actuando los misioneros españoles?

R.- Actúan en los ambientes de mayor pobreza humana y material. Ellos llevan la ‘fuerza amorosa de Dios’ a todos y de modo especial a los más desfavorecidos de la sociedad.

5.- ¿Cómo actúan los misioneros ante las catástrofes repentinas? ¿Saben qué hacer ante una emergencia?

R.- Poniendo sus personas al servicio de los demás. Ellos tienen una característica especial y es la de no evadirse o escapar ante las desgracias sino quedarse y apoyar con su presencia y entrega generosa a los que sufren, padeciendo con ellos. Ante las emergencias actúan con rapidez para concienciar a todos y son los primeros que se ponen ‘manos a la obra’. En África concretamente los misioneros llevan más de 15.000 centros: Escuelas, Hospitales, Comedores, Ambulatorios, Centros de asistencia integral… En las zonas de mayor pobreza y hambruna hay más de ciento cincuenta misioneros españolas como es en Níger, Malí y Burkina Fasso. Su presencia es el mejor servicio y testimonio que se puede dar.

6.- ¿Hacen falta misioneros? ¿Hay más frentes de actuación o con los años se van solucionando las injusticias de la humanidad?

R.- Hacen falta muchos misioneros para que se humanice la sociedad. Sin Jesucristo, el ser humano, no puede vivir su dignidad en totalidad. Los misioneros ante todo anuncian y testifican a Cristo para que sea conocido, amado y adorado. Cuando se ama a Cristo no se engaña al ser humano más bien se le pone ante la Verdad que nos hace libres. Las injusticias sólo se pueden solucionar cuando ‘cambia radicalmente’ el corazón del hombre y se convierte a la gracia de Dios y a la caridad con los hombres. A medida que crezca este espíritu las injusticias serán menores. Un corazón corrompido de ambición y de egoísmo es el mayor de los males.

7.- ¿Hay optimismo para que cese el hambre, la pobreza y las injusticias que vive la población de África, Asia y América latina?

R.- Todo se superará desde el momento que miremos a los demás como hermanos y pongamos nuestra ‘comunión de bienes’ a favor de los que más sufren el hambre y la miseria. Los misioneros son ya una ‘esperanza concreta’ para el mundo.

8.- ¿Por qué muchos misioneros suelen quedarse en las zonas más perjudicadas junto a la población con la que han trabajado aun cuando las autoridades recomiendan el abandono?

R.- Porque su único amor es Jesucristo que ha dicho que “nadie tiene mayor amor que el que entrega su vida por los demás”. Los misioneros no están –en estas zonas de miseria- por gusto y menos por intereses sino por amor sincero a los que sufren. Nunca abandonan sino que están al lado de los suyos. Los misioneros se quedan hasta el final de su vida y su mayor orgullo es morir con aquellos a los que han amado siempre.

9.- ¿Cree que la labor de los misioneros puede frenar situaciones como las que últimamente se han visto en la frontera con Marruecos?

R.- No tienen poder para hacerlo pero sí que están ayudando y acompañando a los que se encuentran marginados. Concretamente hay un sacerdote jesuita que está realizando una gran labor en este campo. Lo que está sucediendo ahora es un síntoma de que en el mundo falta solidaridad y debe ser un ‘toque de atención’ para todos los hombres y mujeres de buena voluntad y para los políticos para que ayudemos a los países pobres.

10.- ¿Qué informaciones les llegan de los misioneros que viven en los países de procedencia de estos inmigrantes? ¿Tan mala es la situación allí? ¿Qué razones tienen para abandonar su país?.-

R.- África está pasando por un momento muy difícil. No podemos ‘cruzarnos de brazos’ y olvidar la gran responsabilidad que tenemos ante Dios y ante la humanidad. Pensemos que en África hay más de 40.000.000 afectados por el Sida. Millones de personas mueren de hambre y la miseria va en aumento. No es justo que miremos hacia otra parte, ¡Dios juzgará terriblemente este olvido!.

11.- ¿Considera usted que la Iglesia es una de las principales «ONG» del ámbito internacional? ¿Por qué?.-

R.- La Iglesia no es como una ONG porque tiene unos principios que están regulados por el Evangelio. Las ONG son importantes para mentalizar a todos los hombres de que ser solidarios es necesario en el género humano. No se contradicen pero se distinguen. La Iglesia, desde hace más de veinte siglos, se ha preocupado de los pobres porque obedece al mandato de Jesucristo: ‘Tuve hambre y me diste de comer, estaba en la cárcel y me visitaste, desnudo y me vestiste, sólo y me acompañaste…’. La Iglesia no es una institución sino una familia de hijos de Dios y hermanos que se preocupan de la familia humana y de modo especial de los pobres. La Iglesia ayuda muchísimo, pensemos en Cáritas, en Manos Unidas, en OMP y en tantas asociaciones. Por ejemplo las Hijas de la Caridad, a las que se las ha concedido el Premio ‘Príncipe de Asturias’, son un exponente de un pequeño ejemplo.

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