Entrevista sobre la Navidad

Don francisco

P.- ¿Qué celebramos los cristianos en la Navidad?
R.- Recuerdo en mis primeros años de sacerdote y viviendo en uno de los Barrios de Madrid, hubo una preparación para los padres que habían tenido hijos y deseaban que recibieran el bautismo. El día del Bautizo llegó un matrimonio con los padrinos pero faltaba el bautizando (el niño). Les pregunté: ¿Dónde está el niño? A lo que ellos me respondieron: ¡Ah, pero había que traerlo! Esto nos puede suceder también en la Navidad que el más importante no es festejado porque priman los dulces y la fiesta, pero sin el Niño Dios al que recordamos que nació en Belén hace 2015 años. Celebramos este gran acontecimiento que el Niño Dios es la Luz que ilumina la realidad humana.
P.- ¿Qué nos aporta la Navidad en nuestra vida de hoy? ¿Cuál es el mensaje de la Navidad para las personas de hoy?
R.- En la Navidad confluyen dos contradicciones: el consumismo y la preocupación por los necesitados. Lo primero es puro egoísmo. Lo segundo es aquello que más le agrada a Dios. Pensemos en los desplazados y los que viven inhumanamente en los campamentos de refugiados a causa del azote del yihadismo. No podemos permitir tal atrocidad y hemos de ayudarles para que vivan con un mínimo de dignidad. Cáritas internacional está aportando todo lo que puede. La Navidad es llevar a nuestras casas esta situación y ponerlas en el Portal de Belén. Ellos nos piden que recemos y que seamos solidarios ante sus necesidades.
P.- ¿A qué nos invita la Navidad en estos tiempos complicados en los que vivimos hoy?
R.- Yo creo que a todos los niveles se han de cuestionar ciertas formas de vida que contradicen a la dignidad humana. Pensemos en la cultura de la muerte con las leyes que lesionan lo más sagrado que existe y que es la vida. El Continente europeo es un continente de viejos; las leyes de muerte, desde que se implantaron, han eliminado a noventa millones de niños y ahora no hay juventud. Pensemos en la familia que no recibe todo el apoyo suficiente y que una sociedad sin la fuerza de la familia, el amor de un hombre y una mujer que forman su propio hogar, se convierte en un cuerpo social enfermo de gravedad. Un cuerpo sin la fuerza de las células, se descompone. Pensemos en la educación de los niños y jóvenes a los que hay que propiciar los valores esenciales en su estilo de comportarse y en su forma de vida. Sin los principios fundamentales para regir su vida, puede convertirse en una ‘bomba de relojería’ que explota en el momento menos pensado de su vida. La droga, el sexo desaforado, las costumbres anárquicas… no son buena sementera de futuro. Por eso la Navidad nos invita a restaurar la vida y darla un cambio que nos lleve a ser excelentes administradores de la vida corporal y espiritual.
P.- Para el Papa Francisco la Navidad nos habla de esperanza y ternura En este Año Jubilar de la Misericordia, la Navidad nos invita de modo más fehaciente a vivir la sencillez de un Dios que se hace Niño, que descendió para recorrer junto a nosotros los caminos de la historia humana…
R.- Este es el gran reto que nos toca vivir y este es el momento que se ha de poner a trabajar la sociedad. Los grandes temas están resumidos en el evangelio que forman un itinerario de recuperación del sentido humano. El problema de nuestra sociedad no es ni material ni económico, es antropológico. Es decir se está perdiendo la figura de la persona como la obra de arte más preciosa de la creación. La Navidad nos invita a ponernos de rodillas ante el Niño Dios y Él nos ayuda a mirarnos como hermanos. Sólo los sencillos y humildes lo comprenderán; los prepotentes y los poderosos no lo entenderán. La solidaridad no es suficiente si al prójimo no lo considero persona. El amor y la misericordia, la caridad y la compasión van juntas porque nacen de un corazón humano y al conectar con el prójimo lo valoro tanto como a mí mismo. Esta enseñanza viene de Cristo: ‘Amaos como yo os he amado’. Sólo desde Jesucristo entenderemos quién es la persona humana.

 

Ana Cristina Oria

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