DICIEMBRE 2013
“¡Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz a los hombres que gozan de su amor!” (Lc 2,14)
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Contemplar en este momento que se anuncia el nacimiento de Jesucristo, es de suma importancia para la experiencia espiritual profunda que está en la vida del ser humano. Los ángeles anuncian a aquellos que tienen espíritu y actitudes humildes e indican que la llegada del Salvador al mundo trae consigo los dones más excelentes: el reconocimiento de la gloria de Dios y la paz para el género humano.
Durante este mes nos preparamos para celebrar la Navidad. Dejemos muy en segundo lugar las luces y guirnaldas y ahondemos en el verdadero sentido de la Navidad. “No cabe duda de que la ciencia contribuye en gran medida al bien de la humanidad, pero no es capaz de redimirla. El hombre es redimido por el amor, que hace buena y hermosa la vida personal y social. Por eso la gran esperanza, la esperanza plena y definitiva, es garantizada por Dios que es amor, por Dios que en Jesús nos visitó y nos dio la vida, y en él volverá al final de los tiempos” (Benedicto XVI, 2 de diciembre de 2007).
En la carta a los Filipenses san Pablo afirma que Cristo “a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios; al contrario, se despojó de su rango, y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos” (Flp 2,6). Decía la Beata Madre Teresa de Calcuta que “esperamos con impaciencia el paraíso, donde está Dios, pero ya aquí en la tierra y desde este momento podemos estar en el paraíso. Ser felices con Dios significa: amar como él, ayudar como él, dar como él, servir como él” (La alegría de darse a los demás, p. 143).
TEMA DE MEDITACIÓN Y REFLEXIÓN:
Como se suele hacer en las familias, preparar el Nacimiento en el rincón más bonito de la casa. Esta tradición viene, como idea, de San Francisco de Asís, él lo llamaba “Presepio” que significa Pesebre, lugar donde fue recostado al nacer Jesús. San Francisco de Asís lo comenzó a escenificar con Jesús en el pesebre y al lado derecho el buey, al lado izquierdo la burra y de frente, en actitud de adoración, María y José. Durante el tiempo que nos prepara a la Navidad ir preparando dicho misterio de Amor y contemplarlo, rezando en la Navidad diciendo: “¡Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz a los hombres que gozan de su amor!”
COMPROMISO PARA EL MES:
Repetir muchas veces esta frase y procurar vivir de cara a los demás: haciendo compañía a algún enfermo, ayudar a alguna persona necesitada, atender a quien esté desilusionado o sin esperanza. Y para prepararnos interiormente a recibir a Cristo en la Navidad: Tener momentos de oración, acudir al sacramento del perdón y participar en la Eucaristía dominical.