Dios con nosotros

Dios con nosotros“¿Qué diremos a esto? Si Dios está con nosotros, ¿quién estará contra nosotros?” (Rom 8, 31).

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Sabemos que nos movemos con cierto temor ante las circunstancias que nos rodean y esto puede llegar a crear muchos miedos. Tenemos pánico ante las críticas o las murmuraciones que nos puedan indicar y señalar. Nos da miedo, ante cierto público, manifestarnos creyentes pues nos parece que vamos a hacer el ridículo. No es “políticamente correcto” profesar una fe y expresar un sentimiento religioso en la sociedad actual. Socialmente hasta podemos ser tachados de “herejes sociales”. Cuesta admitir el modo de vida y la moral de los creyentes, éstas contrastan fuertemente con la forma del comportamiento que corre por el ambiente social.

Si antes era un escándalo vivir disolutamente y sin criterios morales, hoy parece que lo válido es aquello que admite la mayoría. La verdad está al socaire de las ideologías que influyen en el pensamiento único y ¡cuidado que uno se salga de él! No importa la verdad en si misma sino el relativismo de las costumbres. Por más nocivas que sean, no importa, si el fin se logra con la aparente libertad: que cada uno haga lo que le parezca, apetezca, vea o sienta.

El centro no está en la verdad sino en el egoísmo. El pecado, a los ojos del relativismo, ha dejado de ser una realidad y por lo tanto no existe puesto que la libertad, mal entendida, no tiene fronteras y el pecado pone límites. Todo se mide con criterios amorales. “¿Qué diremos a esto? Si Dios está con nosotros, ¿quién estará contra nosotros?” Así nos lo presenta la Palabra de Dios. Por eso no hemos de temer. La realidad se hace más humana si Dios anda por medio. Nadie podrá arrebatarnos la auténtica libertad de los que aman según Dios.

TEMA DE MEDITACIÓN Y REFLEXIÓN:

Las reflexiones y meditaciones, de modo especial en la oración, nos ayudan para poner el centro de mira en lo que más vale: llegar a la vida eterna. Decía San Pablo a los gálatas que quien vive dando pábulo a su carne, cosechará corrupción, pero quién vive unido al Espíritu de Dios, cosechará vida eterna. No seamos ilusos creyendo que el progreso es vivir a expensas de los placeres y criterios mundanos. Una espiritualidad mundana es un veneno que mata poco a poco la vida cristiana. El verdadero progreso espiritual es vivir el presente con vistas a la VIDA que es plenitud de amor, de gozo y de libertad. Durante este mes meditemos bien la Palabra que da Vida: “¿Qué diremos a esto? Si Dios está con nosotros, ¿quién estará contra nosotros?”

COMPROMISO PARA EL MES:

No hay que temer cuando nos consideren “desfasados o personas de otros tiempos”. Tal vez nos insultarán y nos perseguirán para atemorizarnos. Es momento de mayor amor y entrega generosa por la causa del Evangelio y rezando mucho más por los que nos persiguen. Durante este mes ofrecer por amor a Dios todo lo que nos suceda en la vida para que el Reino de Dios crezca. Hablar de Dios con gestos y palabras.

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