“FAMILIA CRISTIANA, ¡SÉ LO QUE ERES! “ 30-12-2007

sagrada familiaMe dirijo a todas las familias de la Diócesis de Pamplona-Tudela para alentar y animar vuestra vocación que nadie puede sustituir. Estamos en unos momentos muy importantes en la sociedad que requiere una reflexión especial. La familia es lo más grande y más sagrado que existe en la humanidad, en todas las épocas y en todos los tiempos. Por eso la hemos de defender desde todas las instancias sociales y religiosas. Un cuerpo no tendría mucho futuro si sus células estuvieran desintegradas; lo mismo sucede en la sociedad si la familia está desintegrada y dispersa. La solución a este gran problema conviene atajarlo cuanto antes pues el tiempo corre y hagamos que corra a favor nuestro.

La Navidad nos pone las claves fundamentales que ayudan a comprender la grandeza de la familia. Basta mirar a José, María y Jesús que vivieron en una actitud de respeto y amor. Cultivar en la familia la unidad y la ayuda mutua recrea la fuerza del gozo y de la felicidad, además hay un factor importante que es el de revitalizar el sentido del sacrificio. No hay un amor auténtico si no se hace oblativo por quien se ama, es decir, si no está dispuesto a sacrificarse por la persona amada. Tal vez se ha perdido este espíritu porque lo que cuesta y lo que supone esfuerzo no se tiene en consideración. Se buscan ‘nuevas sensaciones’ aunque estén llenas de veneno antimoral o vaya contra toda ética.

Conviene que la familia se despierte y tome las riendas de lo que es en sí misma. Me cuesta creer que no hay solución ante tantas dificultades. La familia ha de afianzarse en el gozo de ser coherentes con su fe y las familias cristianas tienen la responsabilidad de manifestar que esta forma de vida es posible y necesaria. Será un bien que ayudará, y no tardando mucho, a la misma sociedad. Los reclamos de una vida vacía y sin sentido lo único que puede producir y a corto plazo es una debacle existencial que provocará en la sociedad un desastre incalculable.

Ruego al Niño-Dios que haga crecer en nosotros los mismos sentimientos que se vivieron en Belén: la paz y el amor. Felicito a aquellos que luchan por una familia ennoblecida por las virtudes y valores que nunca pasan, por las familias que buscan juntos caminos de madurez y entrega mutua, por una familia que apuesta por un futuro mejor, por una sociedad más audaz en sus planteamientos y que solo pretende llevar la sana experiencia de una armonía que está implícita en la misma naturaleza. ¡Feliz Navidad a todas las familias y santo año 2008!

 

 

 

 

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